La actividad
económica no es estable, pues está sujeta a fluctuaciones generadas por ciertas condiciones, las
cuales se presentan en los mercados o en el ambiente económico general.
Estos cambios se tratan de fenómenos ocurridos con alguna frecuencia, aunque son de carácter impredecible; el denominado ciclo económico es un hecho que incide en todos los países, en momentos históricos indeterminados y por periodos cortos, medianos o largos.
A pesar de su nombre, este evento no es precisamente cíclico, es decir, no sucede de manera regular ni periódica; como se mencionó antes, no resulta predecible, ni siquiera constante, sino que recibe ese nombre porque es la forma de interpretar el comportamiento económico a lo largo del tiempo, derivado de las múltiples variables macroeconómicas que lo condicionan. El PIB, el desempleo, la inflación y otros factores también fluctúan y, aunque se mueven en grados distintos, de cierta manera reflejan el comportamiento y la fase en que se encuentra el ciclo económico.
Características de las fases del ciclo económico
Las fuerzas del mercado mantienen un equilibrio entre oferta y demanda, pero esta estabilidad resulta momentánea, no es constante; esto se debe a que las condiciones que imponen productores y consumidores en el mercado son dinámicas, temporales y estacionales, pues cambian con frecuencia. En ocasiones, además, están sujetas a factores meteorológicos, políticos o tecnológicos.
Si las empresas no pueden vender toda su producción, necesitan ralentizar su actividad debido a la contracción de la demanda. En estos escenarios, no hay más contrataciones o, peor aún, aumentarán los despidos; asimismo, compran menos materias primas a sus proveedores y los impuestos que se generan por esa actividad económica también disminuyen. Toda esta cadena de eventos desemboca en la caída de las ventas y en una menor actividad productiva.
Por otro lado, si existe una mejora en las condiciones económicas del consumidor, ya sea derivada de su empleo o del incremento en su nivel de ingreso, o hay buenas expectativas en el mercado, resultante de alguna política pública o de un evento meteorológico, las empresas optimizan su oferta y, con ello, aumenta el precio de sus productos.
Los ciclos económicos se dividen generalmente en cuatro fases:
Visualmente se observa de la siguiente manera:
Gráfica 1. Fases del ciclo económico.
En las fases de expansión y auge, los individuos poseen los recursos suficientes para satisfacer la mayoría de sus necesidades, así que las empresas cuentan con los factores de producción necesarios para expandir sus operaciones e incrementar su oferta. Este es un período de prosperidad y producción, con bajo desempleo, precios estables y crecimiento sostenido.
Las fases de recesión y depresión muestran la otra cara de la moneda: una contracción de las actividades económicas que generan desempleo, inflación y pobreza. Los individuos carecen o cuentan apenas con los suficientes recursos para cubrir sus necesidades básicas; por su parte, las empresas enfrentan una crisis de inversiones, el crédito se encarece y se cancelan proyectos de expansión.
En algún momento, una fase puede ser más prolongada que las otras, es decir, se expande o contrae, se achata o alarga, resulta abrupta o suave. En este sentido, de acuerdo con Mankiw (2020), no debería existir ninguna razón para que la sociedad sufra los altibajos del ciclo, ya que la teoría macroeconómica ha enseñado a reducir la gravedad de tales fluctuaciones.
Las estrategias para prolongar una fase de auge o generar una de expansión son implementadas por los gobiernos, al adoptar políticas que impulsen el consumo y que aumenten la liquidez de las empresas. Esto se hace mediante los instrumentos de política económica más apropiado a su forma, ideología y forma de ejercer el poder.
De igual forma, existen políticas fiscales y monetarias, parte de la política económica del Estado que ayuda a contener las fases de recesión y depresión.
Los ciclos económicos forman parte del proceso de la economía; debido a sus características, no pueden evitarse, ya que obedecen a circunstancias humanas o naturales (meteorológicas, bélicas, tecnológicas, ideológicas, entre otros).
Al estudiar y analizar estos fenómenos, se busca disminuir su impacto negativo en las condiciones individuales y de la sociedad, ya que en estas inciden tanto los momentos de crisis económicas como los de auge.
Los periodos pueden ser tan cortos que, en un solo año, se observan las cuatro fases, o bien, tan largos que afectan a generaciones, pues tienen movimientos suaves y apenas perceptibles. El complejo recorrido de expansión y contracción, donde abundancia y escasez se hacen presentes, son un motivo de estudio de la economía y parte fundamental del análisis de los mercados y de la política económica.
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