La política económica se puede definir como el conjunto de herramientas y lineamientos con los que un estado regula, controla y dirige el proceso económico de la nación; estos elementos deben estar en armonía para alcanzar el máximo beneficio para la población.
Diseñar una política económica efectiva para un país puede ser una tarea compleja para el gobierno, quien es el responsable de definirla e implementarla; la motivación es el interés nacional, ya que mediante dichas estrategias se busca impulsar el crecimiento, estabilizar los precios, disminuir el desempleo y, en términos generales, generar estabilidad financiera para equilibrar las variables macroeconómicas.
Esta política consta de dos instrumentos clave para ejercer control económico: la política fiscal y la política monetaria; en conjunto, buscan fortalecer al estado por encima de cualquier interés particular, al impactar de forma directa o indirecta en la vida de los entes económicos.
Acciones de política fiscal
La política fiscal es un instrumento de uso directo para intervenir en la economía nacional; en términos simples, son medidas para controlar el ingreso y el gasto público. La entidad gubernamental encargada de llevar a cabo esta actividad es la Hacienda Pública, aunque en el contexto mexicano recibe el nombre de Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El ingreso público se refiere a las fuentes de recursos financieros para cubrir el gasto público; para el Estado, la más importante se encuentra en la recaudación de impuestos. Según Parkin (2018), este es uno de los tres conceptos empleados por los gobiernos para redistribuir el ingreso; esta contribución obligatoria se carga a la renta o a los salarios de un contribuyente, así como al consumidor. Adicionalmente, se obtienen recursos por medio de organismos e instituciones de gobierno que venden un producto o un servicio, por ejemplo, Pemex y Lotería Nacional.
A su vez, el gasto público alude a los egresos del gobierno, ya sea federal, estatal o local. Desde el punto de vista económico, el gasto público se divide en dos tipos: gasto corriente, destinado a cubrir los costos de operación del instrumento administrativo, es decir, al recurso humano; y el gasto de capital, el que incrementa la capacidad productiva del gobierno, como adquisición de bienes, inversión en infraestructura, pago de deuda, entre otros más.
Instrumentos de la política monetaria
La segunda política o instrumento de control del gobierno federal es la política monetaria, vinculada con la regulación del dinero y elementos afines, como tasas de interés, tipo de cambio y todo el sistema bancario y financiero. La entidad encargada del control de la política monetaria es el Banco Central; en México, este organismo se denomina Banco de México (Banxico).
A través de la política monetaria, los bancos centrales consiguen alcanzar sus objetivos, los cuales dependen de las condiciones que cada país fije para ellos; por ejemplo, Banxico tiene un objetivo prioritario: preservar el valor de la moneda nacional, es decir, el peso. Para conseguirlo, se vale de herramientas que están a su alcance, como la regulación de la circulación monetaria, el control de las tasas de interés y del sistema bancario.
Respecto a la regulación del dinero, Banxico se encarga de la oferta monetaria, la cual se compone del efectivo en circulación (billetes y monedas) y los depósitos bancarios. Asimismo, establece la tasa de interés, o sea, el costo del dinero cuando se obtiene mediante un préstamo; además, regula y controla el sistema bancario y financiero, que incluye todo lo anterior, así como la inversiones y préstamos al gobierno federal, como la atracción de inversión extranjera y emisión de cetes y bonos para la contratación de deuda.
Las políticas fiscal y monetaria son dos instrumentos que permiten mantener el control gubernamental sobre los entes económicos de un país y sus recursos; mediante dichas políticas, se regulan, contraen y liberan varios aspectos indispensables para las finanzas de una nación, como el gasto, el ingreso, la inversión y la tasa de interés. Con estas medidas, se busca una mejor repartición de la riqueza entre la población, así como generar un beneficio social.
El análisis de las variables económicas permite observar el resultado de las políticas fiscal y monetaria; con base en ellas, se estructuran los ajustes a cada uno de los factores micro y macroeconómicos, con la finalidad de equilibrar la política económica y alcanzar las metas planificadas a corto y largo plazo para el país.
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