Imagina que tu cuerpo porta siempre una armadura que no sólo te protege de los peligros de la vida cotidiana, sino que también te ofrece una perfecta movilidad. En realidad, el sistema tegumentario y musculoesquelético equivale a esa armadura, ya que juegan un papel importante en el funcionamiento del organismo. Ambos trabajan juntos para permitir los movimientos del cuerpo humano; por ejemplo, los músculos ayudan a mantener la postura y proporcionan protección a los órganos internos. La integración de estos sistemas es necesaria para realizar cualquier actividad.
Características morfofuncionales del sistema tegumentario y musculoesquelético
El sistema tegumentario está compuesto por la piel y membranas mucosas, las cuales protegen el organismo de los agentes externos. Además, se encuentran los siguientes derivados de este sistema:
La piel es la principal defensa del cuerpo humano contra daños externos, como la radiación ultravioleta y los microorganismos. Está compuesta por cuatro capas: epidermis, dermis, hipodermis y un tejido conectivo.
El sistema tegumentario desempeña un rol fundamental en la salud y bienestar del cuerpo humano, al proporcionar protección frente a los agentes del entorno. La capa externa de la piel protege el cuerpo de la radiación ultravioleta, los microorganismos y la deshidratación; por su parte, las membranas mucosas previenen enfermedades, ya que mantienen el equilibrio entre los patógenos y las defensas del organismo.
Figura 1. Estructura de las capas de la piel.
El sistema musculoesquelético (o locomotor) es uno de los más importantes del cuerpo humano. Está compuesto por músculos, huesos y articulaciones que, en conjunto, permiten el movimiento (Pérez, Lugo-Lugo, Hernández y Zenteso, 2021).
Los músculos proporcionan fuerza para mover los huesos, mientras que estos proporcionan el soporte de toda la estructura corporal; mientras tanto, las articulaciones conectan los huesos para permitir el movimiento.
Los huesos comparten la estructura con los músculos y ligamentos, los cuales sirven como conectores y permiten el movimiento.
Imagen 1. Estructura musculoesquelética del hombro.
Términos anatómicos de relación y comparación en función de las zonas anatómicas
Como se mencionó anteriormente, el sistema tegumentario se divide en tres zonas anatómicas: la epidermis, dermis e hipodermis.
La epidermis es la capa más superficial del sistema tegumentario, está formada por queratina y se encarga de la protección de la piel, así como de la regulación de la temperatura corporal; por otro lado, produce células cebadas, responsables del tono de la piel. La dermis se encuentra debajo de la epidermis, constituye el tejido conectivo grueso de la piel y está compuesta de colágeno, elastina, fibras vasculares y glándulas sudoríparas y sebáceas; esta capa es responsable de la elasticidad de la piel, sensibilidad y nutrición. La hipodermis subyace a la dermis, posee tejido conectivo grueso y contiene tanto grasa como tejido adiposo, los cuales sirven de aislante térmico; además, este sustrato es el responsable de almacenar energía y soportar el peso del cuerpo. Por último, el folículo piloso se encuentra debajo de la hipodermis y es responsable de la producción de cabello y vello, así como de su crecimiento.
A grandes rasgos, se pueden identificar varias zonas anatómicas en el sistema musculoesquelético:
Cabeza: principalmente, se conforma por los huesos del cráneo (dos parietales, dos temporales, un frontal, un occipital, un esfenoides y un etmoides) y la mandíbula (maxilar superior e inferior y hueso temporal), los cuales alojan ojos, orejas y nariz. Los músculos de la cabeza permiten los movimientos oculares, la masticación y la movilidad facial.
Cuello: está conformado por siete huesos (vértebras cervicales 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7), sostenidos por músculos (rectos posterior mayor y menor de la cabeza, así como oblicuos inferior y superior de la cabeza) y ligamentos; esta unión permite mover la cabeza y el cuello de un lado a otro, adelante y atrás.
Espalda: se compone principalmente por los huesos de la columna vertebral (cervical, torácica, lumbar, sacro y coxis), músculos (trapecio, redondo mayor y menor, dorsal, lumbares y oblicuos) y los ligamentos que soportan el peso del cuerpo; en conjunto, permiten los movimientos del tronco y la extensión de brazos.
Hombros: están constituidos por los huesos de la clavícula, omóplato y húmero, así como por algunos músculos (pectoral mayor, menor y subclavio); estos se mueven al levantar los brazos, alcanzar o cargar cosas y practicar deportes.
Brazos: están conformados por huesos (húmero, cúbito y radio), músculos (bíceps, braquial, coracobraquial, tríceps y ancóneo), tendones (del bíceps y anular del radio) y ligamentos (colateral cubital). Estas partes del cuerpo generan los movimientos necesarios para abrazar, escribir, tocar música y realizar muchas otras actividades.
Manos: están formadas por huesos (carpianos, metacarpo y falanges), músculos (abductor, flexor, oponente, lumbricales e interóseos), tendones y ligamentos; en conjunto, permiten los movimientos finos de los dedos para realizar tareas como escribir, cocinar y tocar instrumentos musicales.
Abdomen: está formado por los músculos del abdomen (transverso del abdomen, oblicuo, recto del abdomen, oblicuo externo, cuadro lumbar, psoas mayor y menor) y los órganos internos (estómago, hígado, páncreas, intestino delgado, intestino grueso y bazo); en general, se encarga de los movimientos de respiración profunda y de sostener los órganos internos.
Piernas: los huesos y músculos de las piernas son un conjunto de estructuras esenciales para la movilidad y el soporte. Los huesos de la parte inferior del cuerpo, en su mayoría, pertenecen a estos miembros: fémur, tibia, peroné, tarso y metatarsos; estos se unen para formar la articulación de la rodilla, que permite los movimientos flexibles y el soporte estructural. Los músculos de la pierna se extienden desde la parte superior del muslo hasta la planta del pie, ya que se encargan de proporcionar fuerza para la movilidad, así como de estabilizar los huesos; entre ellos, se encuentran el cuádriceps, el músculo isquiotibial, el músculo sartorio y el músculo gemelo. Estos trabajan a la par para brindar flexión, extensión, rotación y balance tanto a las rodillas como a los músculos de la parte inferior de la pierna.
A lo largo de este tema, aprendiste que los sistemas tegumentario y musculoesquelético juegan un papel crucial en la salud y el bienestar de los seres humanos; ambos actúan en conjunto para mantener la integridad estructural y funcional del cuerpo, brindan protección frente a agentes externos y, además, proporcionan movimiento y apoyo al cuerpo humano. Todas las actividades que realizas en tu día a día son posibles gracias a estos dos sistemas, así que debes cuidarlos para estar saludable. Realizar actividad física constante y llevar una adecuada alimentación son fundamentales para asegurar el bienestar corporal.
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