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Al establcer la estructura organizativa es necesario definir los puestos de trabajo, las funciones que se van a llevar a cabo y las personas que ocuparán dichos puestos así como las resposabilidades y limitantes del puesto.

Planear el talento humano significa que no debe contratarse a cualquier persona y que, aquellas que se contraten deben contar con los conocimientos, habilidades y actitudes que el puesto requiere para ser efectivo.

Planear el talento significa diseñar un perfil profesional particular para cada una de las vacantes que son necesarias en la organización y al cubrirlas, se pretende satisfacer las demandas de la organización en función de sus objetivos estratégicos.

Administrar el talento por tanto, significa hacerse cargo de organizar a las personas en los diferentes puestos; supervisarlas para que las funciones que lleven a cabo se realicen de manera eficiente aprovechando los recursos que se les brindan y, finalmente controlar sus actividades, sus comportamientos y potencialidades en beneficios de la organización.

Planear y administrar el talento humano también significa hacerse cargo del crecimiento y  el desarrollo del personal, de la identificación de los colaboradores que agregan valor a la institución para retenerlos y que apoyen la diferenciación con respecto a la competencia mediante el aprendizaje y la generación del conocimiento.

Como puedes observar, detrás de estos conceptos existen un sinfín de variables que deben considerarse para conseguir los objetivos de las organizaciones.