Las diversas tradiciones culinarias practicadas en los países árabes se conocen como cocina o gastronomía árabe. Es decir, hay muchas variaciones regionales influenciadas por diferentes culturas, climas, historia, etc., en lugar de una única cocina árabe. Tanto los ingredientes como las técnicas de cocina están influenciados por las tradiciones culinarias mediterráneas, judías, bereberes, coptas egipcias, del imperio otomano, turcas y del Medio Oriente de Maglev, como Irán e India, así como de los Pied Noir, especialmente de Argelia.

La cocina árabe se adhiere a las normas alimentarias islámicas que especifican qué alimentos son halal, es decir, legales y qué alimentos son haram, es decir, carne, cerdo, reptiles, bebidas alcohólicas, etc. Esa es su principal característica.

Los alimentos son principalmente cereales como el arroz, la cebada y el trigo. Legumbres como garbanzos, frijoles y lentejas y todas las verduras como berenjenas, tomates, cebollas y pepinos. Nueces, frutas (muy común el limón, la naranja y la mandarina), verduras y una variedad de hierbas. La dieta árabe no es vegetariana, pero pone mucho énfasis en las frutas y verduras, ya que, históricamente, en climas áridos, la cría de ganado como pollos y ovejas, así como terneros, era más cara. Así, los antiguos árabes desarrollaron técnicas de cultivo e irrigación muy avanzadas para la agricultura y un gran conocimiento de las hortalizas.

Asimismo, en los platillos árabes encuentras una gran variedad de especias como el comino, pimentón, perejil, azafrán, cúrcuma, pimienta, sésamo, canela, cilantro y menta. También se utilizan algunas mezclas de especias árabes como Ras el hanut, Harissa en el oeste y Za'atar en el este.