Cuando se opera cualquier tipo de organización, siempre se involucra una cierta cantidad de riesgo, y que este riesgo es inherente a la contratación, la fabricación y la comercialización de productos, la prestación de servicios e incluso la decisión de dónde ubicar la organización.

El riesgo se abre paso en las operaciones diarias de todas las organizaciones y, si no se gestiona correctamente, puede provocar fallos operativos e incluso provocar un colapso total.

Para que una organización gestione su riesgo de la seguridad de la información correctamente, los administradores de la red o jefes de seguridad deben comprender cómo se recopila, procesa, almacena y transmite la información.

Para conocerse hacia adentro de la organización en este contexto, se requiere identificar qué activos de información son valiosos para la organización, categorizar y clasificar esos activos y comprender cómo están siendo protegidos actualmente.

Ya con este conocimiento, la organización puede iniciar un análisis en profundidad programada de gestión de riesgos y tener en cuenta que la mera existencia de un programa de gestión de riesgos no es suficiente, es decir. que, con frecuencia, los mecanismos de gestión de riesgos se implementan, pero no se mantienen ni se actualizan.

La gestión de riesgos es un proceso, lo que significa que las estrategias de control que se diseñan e implementan no son ocurrencias de "instalar y olvidar", más bien, requieren tiempo y atención para seguir siendo eficaces.