Seligman (2011), define el bienestar como el foco de estudio de la psicología positiva, cuya meta es incrementar el florecimiento humano. De acuerdo con Seligman y Csikszentmihalyi (2000), la idea de este nuevo movimiento de la psicología positiva es realizar en la psicología un cambio de enfoque que se centra en las cosas que funcionan y funcionan bien en la vida en lugar de centrarse en las que no funcionan. Este nuevo enfoque de estudio de lo positivo aplica no solo a la psicología sino a otras disciplinas, para tener una comprensión más integral de la naturaleza humana.

Tradicionalmente, la psicología se había enfocado en estudiar y comprender las múltiples afecciones del ser humano, como padecimientos que dificultan su adaptación y funcionalidad en la vida diaria. No fue sino hasta 1998 que la psicología cambió su paradigma al proponer un nuevo enfoque basado en los procesos positivos del ser humano, aquellos que facilitan las acciones que le permiten adaptarse mejor e incrementar el bienestar propio, de sus familias y de sus comunidades.

La Psicología positiva no es una nueva ciencia, sino un nuevo enfoque que integra en sus estudios las experiencias negativas e, incluso, las considera necesarias para el completo desarrollo humano a partir de acciones y estrategias positivas.