La queja
Las quejas son el reflejo de la insatisfacción y se pueden encontrar incluso antes de que el cliente se haya decidido por la compra. Sin embargo, es más frecuente encontrarlas después de que se haya adquirido el producto.
Por tanto, nuevamente nos encontramos con grandes cambios en las formas de comportamiento de los consumidores debido a la gran influencia de las redes sociales y al desarrollo de la tecnología. Por tanto, lo que antes podría ser la queja sobre el producto adquirido, hoy se ha convertido en la expresión negativa de la experiencia de un consumidor.
Por ende, el tema ya no gira entorno a las características del producto, sino a la experiencia del consumidor. De acuerdo con Ramírez (s.f.), la experiencia de compra se relaciona mucho con percepciones y sentimientos.
En el esquema anterior, la inconformidad se basaba en un desbalance de la relación precio/calidad. Sin embargo, en la actualidad, los factores que participan en la relación son la expectativa y la realidad. Aunque en ambos casos seguimos hablando de la insatisfacción del cliente, al reconocer esta nueva ecuación podremos identificar el momento en que se pudieran estar gestando las molestias para reducirlas o evitarlas de forma más oportuna.
Por otro lado, durante la negociación, un cliente puede grabar, videograbar o postear sus experiencias a través de diferentes medios, por lo que no sabremos el alcance de sus comentarios en ese momento, por tanto, pueden recibir el mensaje unos cuantos conocidos directos, o cientos de miles de seguidores. Entonces, ante esta magnitud desconocida, nosotros seremos los autores de grandes éxitos o fracasos.
Por ende, una vez recibida una queja, debemos identificar tres aspectos principales:
La expectativa versus la realidad
Desde el primer contacto debemos identificar lo que está esperando el cliente de nuestro producto. Esto se logra preguntándole de forma directa y precisa al respecto, por lo que este aspecto se incluye en nuestros guiones de negociación.
La expectativa es una imagen mental que tiene el consumidor al momento de encontrar un posible satisfactor para alguna necesidad que tenga. En muchas de las ocasiones nosotros no participamos directamente en la creación de esa figura mental, pero sí en el diseño de la realidad que podamos ofrecer.
Para lograr lo anterior, proponemos una secuencia de pasos para balancear esta situación:
Recordemos que en todo momento el cliente se puede expresar presencial o digitalmente, por lo que debemos emplear constantemente frases afirmativas que reconozcan su juicio, conocimiento y criterio, pero sin caer en excesos de adulación. Por tanto, es importante destacar que no hay absolutamente ninguna justificación para que un prospecto se sienta solo.
Por otra parte, existen plataformas que te ofrecen información estadística sobre las menciones de tu producto o marca, por ejemplo, Google Alerts, la cual es de acceso libre https://www.google.com/alerts?hl=es o Social Mentions http://www.socialmention.com/.
Usando las críticas a nuestro favor
Con el Internet al alcance de la gran mayoría de los consumidores, es muy fácil y rápida la propagación de críticas e insatisfacciones que posiblemente perjudiquen la imagen de la empresa o de nosotros mismos.
La frase de “El cliente siempre tiene la razón”, se necesita cambiar por la de “El cliente siempre merece nuestra atención”, ya que no se trata de discutir y demostrar si el argumento que expresa el cliente es inválido o incorrecto, sino de atender inmediatamente su inquietud.
Considerando que las quejas no solo serán vistas o escuchadas por quien expresa la inquietud, sino por todo un grupo de personas involucradas, las respuestas que brindemos deben tener las siguientes características:
De esta forma, lo que inicia como una queja se puede transformar en una muestra de profesionalismo, servicio, atención, consideración y reputación. Aunque nadie está exento de cometer errores, si es mal recibido por grupos sociales la falta de acción o la acción agresiva. Por tanto, no hagamos un escándalo viral de una situación extraordinaria.
En consecuencia, cuando se presente el caso de la procedencia de una queja, por un error imputable a nuestro producto o proceso, es indispensable obtener una evidencia escrita o grabada de la plena satisfacción posterior recibida por el cliente.
Por ende, una vez que se atiende la queja debemos trabajar sobre la mente de nuestro cliente para reducir la magnitud mental de su insatisfacción. Debemos brindar al cliente las pruebas y seguridad de que se han tomado medidas, basadas en sus comentarios, para que nunca más vuelva a suceder una situación similar.
Hemos visto la utilidad que nos puede representar la existencia de una queja, sin embargo, esto dependerá si se gestiona correctamente. Asimismo, es necesario reconocerla, dimensionarla y atenderla, ya que refleja sentimientos, emociones y experiencias de un consumidor.
Por otro lado, también entendimos sobre los cambios que han sufrido los mercados y empresas, los cuales pueden ser puntas de lanza para éxitos o fracasos, por lo que, en nuestro papel como negociadores, jugamos con la previsión y atención de las mismas.
De igual manera, revisamos metodologías que nos servirán para obtener el mayor beneficio de estos inconvenientes en caso de que se presenten, así como la forma de atenderlos, considerando los entornos digitales de redes sociales y las tecnologías disponibles.
Por tanto, el punto medular es atender inmediatamente una insatisfacción y revertir el sentimiento inicialmente percibido por el cliente.
Referencias Bibliográficas