Branding personal

“Tener una marca personal sólida te establece como líder de tu industria y campo. Por consecuencia, esto incrementa la exposición de tu negocio y refuerza su reputación” (Tiber, s.f.).

Uno de los principales conceptos que deben tener en cuenta los vendedores al consumo es la creación de su marca personal. Esta es la idea o percepción que los demás tienen de ti, independientemente si se está presente o no. Por tanto, es como la tarjeta de presentación en donde se transmite el tipo de persona que eres, tu trayectoria profesional y lo que puedes ofrecer a un mercado o a la sociedad en general. 

De acuerdo con las investigaciones sobre el poder de la comunicación no verbal se puede afirmar que la importancia del concepto de branding radica principalmente en el grado de confianza que las personas a tu alrededor puedan tener en ti, pero sin tomar en cuenta los esfuerzos que se hagan por ganártela. Esto significa que la reputación como profesionales en el área tendrá un grado de reconocimiento, en función del trabajo que se realice sobre tu marca personal. 

Los nombres de las grandes corporaciones como Apple®, Coca-Cola® o Tesla® están sustentados en décadas de servicio y calidad, los cuales les han otorgado una reputación en el mercado, además de miles de millones de dólares.

Las empresas cuidan de su reputación y su renombre como si se tratara de su activo más valioso. Por tanto, aunque es un bien intangible, el mero hecho de que un producto salga al mercado con el nombre de alguna marca implica un sinónimo de calidad y garantía de satisfacción. 

De manera similar, un profesional en las ventas con trayectoria en el mercado cuenta con una imagen y una reputación que le precede como alguien que puede ofrecer soluciones confiables para sus clientes. Por ende, al igual que las grandes corporaciones, debe cuidar su imagen y buscar cómo desarrollarla de manera favorable y en el mayor grado posible.

La idea de la marca personal no es del todo nueva. Hay ciertos tipos de personas que, por ejemplo, por ser figuras públicas siempre han tenido que ser muy cuidadosas en lo relativo a su imagen.

Dentro de este grupo encontramos a los actores, políticos, grandes empresarios, periodistas y, más recientemente, a los llamados influencers. Para estos personajes, su imagen pública representa algo más allá que solo la manera en la que la sociedad los percibe. Por el contrario, para ellos, en realidad se trata de un medio de subsistir, ya que en buena medida sus ingresos dependerán de su reputación y de la captación de seguidores que de una u otra manera logren para ellos mismos o para las empresas que representan. 

Por consiguiente, desarrollar una marca personal es algo similar a poner en práctica los elementos diferenciadores de cada persona. Se trata de dar a conocer aquellas características y cualidades por las cuales se diferencian del resto de las personas, es decir, lo que te hace relevante o sobresalir de entre los demás.

Por otro lado, al proceso de desarrollar nuestra marca se le conoce como branding personal. Aunque es común confundir ambos conceptos, es importante diferenciar a la marca como tal, es decir, del proceso de desarrollarla y gestionarla adecuadamente. 

Primero se debe enfocar en construirla para que posteriormente se puedan emprender las acciones necesarias para desarrollarla y adaptarla a los cambios requeridos por el entorno. De tal forma que en una etapa final se aprenda a administrarla para que trabaje para ti, tal y como lo hacen las grandes figuras públicas.

La manera en la que se gestiona y desarrolla la marca personal es muy similar a las técnicas que las empresas utilizan para desarrollar las propias. Por lo tanto, así como en la teoría de mercadotecnia se dice que para un producto o servicio existen las 4 P (precio, plaza, promoción y publicidad), en el branding personal también se puede encontrar la combinación de esas variables.

Esto va más allá de la mera promoción en redes sociales, la creación de un elevator pitch o el diseño de un logo. Se trata de una serie de acciones y estrategias que tienen el objetivo de desarrollar la percepción de la gente a tu alrededor, potenciar tu imagen y resaltar tus elementos diferenciadores y relevantes tanto de personalidad como de conocimientos, así como aportes y experiencia en un campo determinado. 

Por otro lado, lo que también se busca es separar la imagen de la de los productos y servicios que se ofrecen, así como de la empresa con la que trabajas o a la que representas. Finalmente, se busca desarrollar una estrategia de manejo de esa imagen. 

De esta forma, si separas el concepto de desarrollo de la marca con el de la gestión o branding, encontrarás que para el primero se tienen las siguientes acciones: 

  1. Autoconocimiento y posicionamiento de la marca: en este punto se define cómo quieres mostrar tu imagen. Por lo tanto, primero debes ser consciente de cuáles son las cualidades y qué elementos diferenciadores eres capaz de aportar que te separen de la competencia, así como definir qué características y cualidades son distintos del resto de los competidores o de otras personas. 
  2. Plantear los objetivos: uno de los puntos de partida más importantes es el planteamiento de los objetivos que se buscan alcanzar con la estrategia. Por tanto, hay que buscar que los objetivos cumplan con características SMART, ya que de esta manera habrá una claridad absoluta sobre lo que buscas y el tiempo en el que debes alcanzarlo.  Asimismo, las principales ventajas de plantear objetivos de manera correcta es que posteriormente se pueden determinar los recursos necesarios para lograrlos. Estos recursos pueden ser monetarios, materiales, humanos y de tiempo.
  3. Definir a qué nicho de mercado se va a enfocar: identificar al público objetivo es fundamental porque a partir de ahí se determina una buena parte de la estrategia y contenidos a desarrollar, así como los canales o medios que se utilizarán para promoverse. 

En este punto es donde comienza la transición entre la creación de la marca para luego empezar a gestionarla, así como la definición del tipo de información que se va a compartir, ya sea propia, de los bienes y servicios que se ofrecen, de la empresa, o de una combinación de estos elementos. 

Como es de suponer, las redes sociales constituyen un canal ideal para el branding, pero es importante resaltar que este es solamente un elemento más de la estrategia.


Cierre

Un punto muy importante para considerar es que cuando se trata de la interrelación entre el vendedor y la empresa, el primero debe ser muy cuidadoso en lo relativo al cumplimiento de las normativas de branding propias de la empresa.

Generalmente las empresas cuentan con lineamientos muy claros en cuanto a lo que está permitido respecto al uso de imagen, logotipos, nombres, productos, etc., en redes sociales personales.

Por lo tanto, la mejor práctica en este sentido es primero consultar con áreas como legal, recursos humanos o mercadotecnia, antes de publicar información que pueda ser sensible o que no esté diseñada para compartirse con el público.