El cambio se presenta en las organizaciones como parte de su evolución normal, y estar conscientes de ello permite a las organizaciones adaptarse con más rapidez a las turbulencias del entorno. Por ello, si una organización no cambia, puede obtener resultados desastrosos o incluso desaparecer.
Muchas instituciones intentan enfrentarse al cambio y capitalizan las oportunidades que se les presentan mediante la aplicación de programas de desarrollo organizacional.
El desarrollo organizacional, al que con frecuencia se le denomina como DO, no es un concepto que se pueda definir con facilidad, ya que es un término que involucra un grupo de intervenciones para el cambio planeado, que pretenden mejorar la eficacia de las organizaciones y el bienestar de los empleados.
En otras palabras, el desarrollo organizacional se refiere a cambios planificados en la organización que se concentran en la calidad de las relaciones humanas a través del estudio de la psicología organizacional.
Los agentes de cambio en el desarrollo organizacional conceden poco valor a conceptos como poder, autoridad, control, conflicto y coacción y, por el contrario, enfatizan valores básicos como los siguientes:
Respeto por las personas. Se piensa que las personas son responsables, conscientes y dedicadas, y que deben recibir un trato digno y respetuoso.
Confianza y apoyo. La organización sana y eficaz se caracteriza por la confianza, la autenticidad, la apertura y un clima solidario.
Igualdad de poder. Las organizaciones eficaces restan importancia al control y la autoridad jerárquica.
Confrontación. Los problemas no se deben ocultar, se deben enfrentar abiertamente.
Participación. Cuanta más participación tengan en las decisiones de un cambio las personas que se verán afectadas por él, mayor será su compromiso para poner en práctica esas decisiones.