De acuerdo con Chen et al. (2020), la mentalidad estratégica es un factor psicológico clave para el éxito, pues impulsa definir metas y a trabajar por ellas, mientras se mantiene una motivación constante.
Ser estratégico implica el ejercicio de la metacognición, permitiendo tomar conciencia sobre la manera en que se aprende y se piensa. Además de la metacognición, también se debe desarrollar la inteligencia emocional, teniendo control de las emociones y de las relaciones con otros.
Las personas con mentalidad estratégica buscan la manera óptima de alcanzar sus metas, no importa el ámbito que sea, por ejemplo, una persona que desea bajar de peso suele comenzar a realizar ejercicio esperando resultados inmediatos, desesperándose al no ver resultados, pero cuando se utiliza la mentalidad estratégica, se complementa el ejercicio con una dieta balanceada y paciencia, logrando los resultados deseados.
Durante esta experiencia de aprendizaje se hablará sobre la mentalidad estratégica, además del establecimiento de metas.
Chen et al. (2020) sugieren que resulta común preguntarse lo siguiente: ¿cómo optimizar esfuerzos?, ¿cómo puedo apoyar a otros? Conforme se avanza a la meta planteada, pero también, si las tareas realizadas no han dado los resultados esperados, se alienta a reflexionar sobre la manera en que se está trabajando y la forma en que se pueden mejorar los procesos para mejorar los resultados obtenidos.
Un líder de servicio cuenta con una gran lista de recursos para dirigir a su equipo. Los líderes que ven los retos como oportunidades para crecer y aprender utilizan una mentalidad de crecimiento.
¿En qué consiste la mentalidad de crecimiento?
Carlos Niezen (2020) hace referencia sobre los dos tipos de mentalidad:
Tabla 1. Mentalidad de experto vs. Mentalidad de crecimiento.
Durante una investigación para observar cómo desarrollar habilidades analíticas, se entrenó a personas al azar para aplicar la mentalidad estratégica durante la realización de una tarea novedosa en la menor cantidad de tiempo posible. Los resultados arrojaron que los individuos expuestos al entrenamiento mostraron más efectividad en comparación con los individuos que realizaron la tarea sin desarrollar estas habilidades (Alonso, 2020).
Chen et. al. (2020) sugieren que la automotivación puede lograrse a través de los siguientes puntos:
La experiencia y el hábito forman parte fundamental del progreso. Si a esto se suma la capacidad de regular las emociones, el buen uso de la lógica y la exposición a ideas beneficiosas, el éxito estará asegurado. La mentalidad que el líder presente ante los fracasos, tomar riesgos o tener cierta actitud ante el aprendizaje, se refleja en su equipo y en su contexto en general.
Las personas con mentalidad de crecimiento tienden a prosperar al someterse a retos importantes, mientras que las personas con mentalidad de experto “prosperan” cuando se sienten seguros hasta que son obligados a salir de su zona de confort.
Las personas con mentalidades de crecimiento y estratégica suelen desafiar la realidad y alcanzan objetivos sobresalientes, ya que los retos más grandes captan su interés e involucramiento.
Cuando un líder busca desarrollar estas mentalidades en los equipos de trabajo, es indispensable establecer metas que las habiliten en vez de bloquearlas, lo cual implica tener una visión retadora y que las metas sean suficientemente ambiciosas para aumentar la probabilidad de mejorar el desempeño laboral del equipo.
A continuación, se presentan algunas claves para el manejo de la mentalidad de crecimiento y la mentalidad estratégica:
Cuando se obtiene un logro, se puede motivar con frases como:
Actualmente, la competencia comercial ha obligado a las organizaciones a incentivar el desarrollo de una mentalidad estratégica, buscando que el capital humano sea capaz de responder a los retos de forma eficiente. Para ejecutar con éxito este cambio de mentalidad, primero se debe diagnosticar a la empresa de manera integral, para que después se evalúen las posibilidades de la empresa. Finalmente, se usará la mentalidad para formar rutas de acción y sus ventajas competitivas.
De acuerdo Niezen (2021), la mentalidad estratégica nos ayuda a responder de manera eficiente a retos complejos con implicaciones de largo alcance, basándonos en el análisis de la información, en lugar de recurrir a la intuición.
La mentalidad estratégica y el desarrollo de metas son predictores importantes del desempeño extraordinario, ya que generan, en el líder y sus colaboradores, una visión de logro que apunta hacia la desviación positiva, yendo más allá de lo que se espera.
El líder con visión de logro nunca deja de crecer, porque su mentalidad no es fija, y esto lo hace aprender constantemente de la adversidad y la retroalimentación.
Gracias a esto, pueden ponerse objetivos claros y eficaces, dirigidos siempre a mejorar.
Hoy, más que nunca, debemos buscar la forma de transformarnos.
Hay que reflexionar: ¿qué retos he aceptado?, ¿qué aprendí de ellos?, ¿cómo he retado a mi equipo?
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