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Desde la antigüedad, los seres humanos han tenido la necesidad de darse a entender, por lo que desarrollaron la comunicación. Esta es una tradición oral milenaria que está presente desde el inicio de los tiempos, cuando los seres humanos eran nómadas y tenían que trasladarse de un sitio a otro en búsqueda de sustento. Un contexto donde era crucial poder informar al resto sobre aspectos de vida o muerte, por ejemplo, cuáles eran los mejores territorios para acampar, lejos de los depredadores naturales.
Posteriormente, con la llegada de la agricultura, entre otros factores, se dio paso al sedentarismo y al uso de códigos para establecer un mismo sistema de comunicación. Desde entonces, la humanidad ha recorrido un largo camino, desde las cavernas repletas de figuras rupestres hasta nuestros días, que estamos a un par de clics de distancia de poder entablar una comunicación digital alrededor del planeta, empleando, las nuevas tecnologías.
Aunque las formas en las que se lleva a cabo la comunicación en público han venido cambiando, sigue siendo indispensable para la sociedad contemporánea y, como tal, constituye un derecho básico poder ejercer la libertad de expresión sobre temas de interés público.
En todo caso, la cuestión sería poder ubicar, en términos precisos, qué tipo de narrativas o discursos puedes emplear para comunicarte apropiadamente al momento de presentar información relevante, ya sea que tengas que presentar algún proyecto frente a clientes potenciales, o bien, al interior de la organización donde te desempeñas.
En este tema se abordarán los pormenores de la fase informativa de la comunicación, en específico, aprenderás qué características tienen los mejores oradores, qué tipos de presentaciones se realizan en público, así como los principales tipos de discurso que puedes desarrollar para mantener bien informados a los colaboradores de tu organización o a tus socios comerciales.
Comunicación en público: estrategia para informar
El arte de expresarse ante una audiencia es un proceso milenario que data de tiempos de los griegos (por ejemplo, Aristóteles y Platón) y los romanos (por ejemplo, Cicerón e Isócrates), quienes acuñaron los términos retórica y oratoria para describir el proceso de preparar y presentar discursos públicos eficaces.
De acuerdo con Stinga (2021), la comunicación consiste en tres fases: informar, convencer y enganchar o enamorar a la audiencia. Para fines de este tema nos enfocaremos en la primera de estas fases, ya que es la más básica y, como se ha mencionado, es un principio de la comunicación. Esta misma autora indica que el proceso de comunicación que se encarga de informar tiene la funcionalidad de situar al receptor para indicarle quién eres, cuál es tu proyecto y qué quieres hacer o qué pretendes informar dependiendo del contexto.
Recordemos que el contexto tiene que ver con un momento y situación específica de espacio y tiempo. Tal vez habrás escuchado hablar de grandes comunicadores que han destacado como voceros a lo largo de la historia, como es el caso de Martin Luther King o de Steve Jobs.
Seguramente los ubicas bien, ya que fueron grandes oradores que, desde sus contextos particulares, a través de sus discursos, marcaron un antes y un después en temas centrales para la sociedad como el activismo político en materia de derechos civiles, o bien, el lanzamiento de productos tecnológicos que brindaban soluciones innovadoras ante problemas de carácter práctico.
Si te fijas, a través de su discurso, estos grandes oradores han marcado un cambio en la sociedad de su época, de ahí la importancia de su mensaje y cómo, a partir de su comunicación oral, consiguieron ser vistos y generar una transformación social.
Características y habilidades de los mejores oradores
De la Calle (2018) menciona que los mejores oradores comparten las siguientes seis características:
Como podrás apreciar, cualquier persona puede mejorar sus habilidades de comunicación en público si le dedica el tiempo suficiente, buscando que su mensaje sea recibido de la mejor manera y no se preste a ambigüedades o diversidad de interpretaciones. Para Münch y Hernández (2020), las habilidades de un buen orador dependen de los siguientes factores:
Figura 1. Habilidades de un buen orador.
Fuente: Münch, L., y Hernández, A. (2020). Comunicación oral y escrita. México: Cengage.
Para ilustrar mejor estas características, imagina que formas parte de un equipo que desarrolla una aplicación que busca mejorar el medio ambiente, proporcionando alternativas de reciclaje en distintos escenarios cotidianos. Como portavoz del proyecto, tu misión es dar a conocer al público en general todas las ventajas que tiene la aplicación que están desarrollando, esto con el fin de despertar el interés de posibles inversionistas, de modo que tendrás que dar entrevistas, conferencias de prensa, realizar videos promocionales y todas las actividades derivadas de esta campaña a nivel nacional.
Partiendo de este escenario, lo primero que debes tomar en cuenta es buscar ser una persona auténtica, que realmente esté convencida de la importancia de cuidar el medio ambiente, así que permanece con la mayor tranquilidad y naturalidad posible. El lenguaje corporal te ayudará a que tu mensaje sea más contundente, pero debes tener cuidado de no exagerar el movimiento de tus manos, porque puede ser un distractor para la audiencia.
Además, debes modular tu tono de voz cuando informes acerca de la importancia que tiene para el medio ambiente que las personas contribuyan con pequeñas acciones cotidianas. Asimismo, puedes hacer pausas breves cuando des cifras sobre contaminación, en esos casos puedes manejar un tono más firme, pero sin ser alarmista.
De igual forma, es conveniente que seas breve pero no simple, es decir, debes ir directo al punto que quieres exponer sin rodeos ni preámbulos que dispersen la atención de la audiencia, así podrás tener el foco al hablar, pues tu mensaje tendrá un objetivo claro: despertar el interés del público en general y sobre todo de los inversionistas potenciales en torno a la aplicación que estás desarrollando.
Además de estas recomendaciones, otra que podría ayudarte en tu discurso es compartir anécdotas, puesto que generan un vínculo inmediato con la audiencia. Por ejemplo, en ese escenario, podrías contar algún caso cercano o incluso tuyo, si es que te ocurrió algo similar, en el que hagas énfasis en cómo pudiste reutilizar algún objeto o artículo que originalmente habías desechado y la forma en la que te permitió ahorrar recursos y hacer una contribución al medio ambiente.
Por último, practica las veces que consideres necesarias, ya que es la clave para que puedas afinar detalles de tu vocabulario, lenguaje corporal y tono de voz. Si es posible, graba tus discursos para que puedas hacer una autoevaluación de los puntos que puedes mejorar.
Tipos de comunicaciones informativas en público
Algunas formas de comunicar en público pueden ser mediante un discurso, un diálogo, una conferencia, un video, un storytelling o un elevator pitch. De acuerdo con Fonseca et al. (2016), las presentaciones pueden ser de cuatro formas:
Por otra parte, existe una amplia variedad de discursos que puedes implementar para mantener informada a tu audiencia (Indeed, 2021). No obstante, en la siguiente tabla podrás encontrar los discursos informativos que se utilizan con mayor frecuencia.
Si observas atentamente, cada uno te podrá ser de utilidad en función de los objetivos que persigas en cada situación específica. No obstante, también es importante que refuerces tu discurso cuidando la imagen que proyectas ante la audiencia, que comprende tanto tu presencia como profesional, con cierto nivel de experiencia, conocimientos y habilidades, así como tu presencia física, que conlleva tener un nivel de presentación personal adecuada (Münch y Hernández, 2020).
Como pudiste notar en este tema, para tener éxito en la fase informativa de la comunicación es preciso afinar tus habilidades de oratoria, dedicando el tiempo necesario para que practiques tus discursos o presentaciones y te vayas entrenando en el manejo y control del estrés ante una audiencia. Además, es esencial que adoptes una actitud receptiva que te permita adaptarte de la mejor forma a las circunstancias del entorno, esto con el fin de que tu intervención sea eficaz y consigas informar a los demás de forma correcta.
No olvides que la clave del éxito para comunicarse en público depende en gran medida de la práctica, porque te brindará la confianza necesaria para proyectar una imagen de seguridad y profesionalismo. ¿Qué esperas para informar a la audiencia sobre tus últimos proyectos?
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