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Cada vez se difunde más la importancia de las emociones en la vida, su influencia en las acciones que realizamos y las decisiones que tomamos. Conocer cómo se generan las emociones y distinguir las funciones de las emociones positivas y negativas te ayudará de manera propositiva a lograr un mejor balance afectivo que influya positivamente en tu bienestar.
¿Qué son las emociones y cómo influyen en las personas?
Los seres humanos somos seres emocionales, casi todo el tiempo estamos sintiendo algo, aunque no nos detengamos a pensar acerca de ello. En realidad, los momentos más importantes de la vida están acompañados de emociones intensas. En la vida diaria, las emociones tienen una gran influencia en nuestras decisiones, actuando a veces a nuestro favor y otras interfieren con el logro de nuestros objetivos.
Las emociones se definen como respuestas a un proceso de valoración que de manera automática se hace con relación a un evento, que puede ser externo o interno, en el que sentimos que está ocurriendo algo importante para nuestro bienestar. A partir de dicho proceso, se detonan un conjunto de cambios fisiológicos y comportamientos que nos indican lo que hay que hacer, decir y pensar (Ekman, 2017).
Es importante notar que un mismo evento puede tener valoraciones distintas de acuerdo con la persona, pues el proceso de valoración está influido por las creencias, aprendizajes, experiencias previas y el contexto (Bisquerra y Chao, 2021).
Figura 1. Modelo de emoción.
Fuente: Bisquerra, R., y Chao, C. (2021). La educación emocional: de la teoría a la práctica. Revista Internacional De Educación Emocional Y Bienestar, 1(1). Recuperado de https://rieeb.ibero.mx/index.php/rieeb/article/view/3
Otro tipo de proceso afectivo lo constituyen los estados de ánimo,que son menos precisos que las emociones y no tienen una motivación clara, son de menor intensidad y de mayor duración que las emociones (Bisquerra, 2021).
Los investigadores en el campo de las emociones se han enfocado recientemente en la afectividad definida como el grado en que una persona experimenta estados de ánimo positivos/negativos, entendiéndose por afecto positivo el que la persona experimente, por ejemplo, alegría o felicidad, mientras que un afecto negativo es la experiencia de emociones como la tristeza o el miedo (Hefferon y Boniwell, 2018).
Pensar en términos de positivo y negativo son términos que describen dos tipos diferentes de experiencias en lugar de establecer un juicio de valor, así las emociones positivas son aquellas que son agradables de experimentar como respuesta a nuestro entorno o a nuestro diálogo interno, mientras que las emociones negativas son aquellas que normalmente no encontramos agradables de experimentar.
Todas las emociones son necesarias y cumplen propósitos diferentes con efectos en la cognición, el comportamiento y las personas que nos rodean (Ford y Mauss, 2023). Por un lado, las emociones negativas tienen propósitos evolutivos, hacen que nuestro pensamiento se estreche y se enfoque en la situación, de forma que aumenten nuestras posibilidades de supervivencia (Ackerman, 2019). Por su parte, de acuerdo con la teoría de ampliación y construcción desarrollada por Bárbara Fredrickson, las emociones positivas hacen que el pensamiento se amplíe y construya recursos.
Es erróneo pensar que las emociones negativas y positivas están en el mismo continuo, puesto que un evento negativo que promueva el incremento de emociones negativas, como el miedo, no necesariamente disminuye las emociones positivas, por ejemplo, la gratitud. De igual manera, un evento positivo vinculado con el aumento de emociones positivas no necesariamente disminuye las emociones negativas (Gable et al., 2000). En consecuencia, la presencia de emociones positivas no implica en automático la ausencia de emociones negativas, y viceversa.
Emociones positivas y la teoría de ampliación y construcción de Bárbara Fredickson
La teoría de las emociones positivas, formulada por la psicóloga Bárbara Fredrickson, sugiere que el afecto positivo (emociones positivas) va mucho más allá que la mera recompensa por alguna buena acción, conducta o circunstancia favorable. Asimismo, menciona que las emociones positivas son adaptativas, las cuales nos preparan para desarrollar recursos físicos y psicológicos para afrontar eventos futuros, puesto que amplían nuestras posibilidades de acción mental y aumentan nuestro comportamiento orientado al enfoque, incrementando la probabilidad de que nos dediquemos a nuestro entorno (por ejemplo, en acciones sociales), así como aprender más y desarrollar nuestras habilidades con el fin de alcanzar nuestras metas (Fredrickson, 2001).
En su investigación, Fredrickson propuso una lista, aunque no exhaustiva, de 10 emociones positivas que las personas experimentamos con relativa frecuencia en lo cotidiano:
Como todas las emociones, las emociones positivas son respuestas multisistémicas a la forma en que se interpretan o valoran las circunstancias cotidianas. Cuando la persona registra que los eventos son, de alguna manera, una amenaza contra la seguridad o el bienestar surge una emoción negativa; por su parte, las emociones positivas conllevan una interpretación o valoración positiva de las circunstancias.
Las emociones positivas amplían los repertorios de pensamiento y acción, promueven la construcción de recursos personales y fomentan el comportamiento de acercamiento, lo que motiva a las personas a participar en su entorno y explorar nuevas ideas, situaciones y personas. Cuando las personas están abiertas a nuevas ideas y acciones, amplían sus horizontes, aprenden y crecen como individuos (Ackerman, 2016). Consideremos como ejemplo la serenidad que se logra con la práctica de la atención plena, que aumenta la flexibilidad y alcance cognitivos, dando como resultado una mayor capacidad de encontrar significado y comprometerse con la vida (Garland et al., 2015).
Figura 2. Teoría de la ampliación y construcción.
Fuente: Fredrickson, B. (2013). Positive Emotions Broaden and Build. Advances in Experimental Social Psychology, 47.
Beneficios de las emociones positivas
La experiencia de las emociones positivas apunta al florecimiento humano, que significa vivir dentro de un rango de funcionamiento óptimo que conlleva la bondad y la generatividad. Fredrickson y Losada (2005) proponen que un predictor clave del florecimiento es la relación de afecto positivo vs. afecto negativo, entendido como el radio de positividad, donde los ratios a partir de 3:1 están ligados a las dinámicas de generatividad y resiliencia, características del florecimiento humano.
Los beneficios de las emociones positivas tienen una aplicación directa en la vida diaria. Ford y Mauss (2023) explican que diversas investigaciones se han inspirado en la noción de que nuestras emociones están involucradas en nuestro bienestar y tal vez incluso contribuyen causalmente a él. Esta investigación ha demostrado que las personas que experimentan emociones positivas más frecuentes y emociones negativas menos frecuentes tienen mayor bienestar y satisfacción con la vida, mayor resiliencia al estrés, mejor conexión social con los demás e incluso vidas más largas. Lyubomirksy, King y Diener (2005) indican que son las experiencias emocionales las que causan estos diversos resultados en lugar de ser solo una consecuencia de ellos.
Las emociones tienen un papel relevante en nuestra vida, por lo que es importante comprender cómo se generan y cuál es el efecto que tienen en nuestro día a día. Si bien las emociones negativas, como el miedo o el enojo, tienen una función importante para atender una situación que pueda ser una amenaza a nuestro bienestar, las emociones positivas también tienen un rol importante en el bienestar y la satisfacción con la vida. Comprender qué detona las emociones positivas nos ayudará a traerlas más a nuestra vida para disfrutar de su aportación al bienestar.
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