Asegúrate de:
Muy probablemente has oído acerca del principio de Pareto o la regla del 80/20 que indica que el 80% de los resultados vienen del 20% de los esfuerzos o acciones en cualquier ámbito.
Pero, ¿cómo se aplica esto en los negocios y en la construcción de relaciones?
En toda empresa existen esos pocos clientes que son tan importantes, no solo porque de seguro ingresan la mayor parte de las ventas, sino porque además son confiables, predecibles y tienen potencial de crecer aún más.
A estos clientes se les llama cuentas clave y requieren una gestión separada del resto de los clientes, con un equipo de personas dedicado y, sobre todo, con una estrategia que permita construir relaciones de largo plazo que incentiven la lealtad y el crecimiento.
En este tema aprenderás a distinguirlos de acuerdo con su historial de compras y a sus datos demográficos. Además, comprenderás que conocer su perfil psicográfico que comprende actividades, intereses, necesidades y opiniones, te permitirá generar planes de comunicación y de negociación personalizados que tendrán mucho mejor resultado.
Sin duda, esta información te permitirá maximizar tus resultados enfocando tus esfuerzos de manera más asertiva.
Comencemos.
Las empresas muy probablemente tienen un objetivo de crecimiento en ingresos y utilidades, pero no todas eligen el camino más fácil y barato de alcanzarlo. Independientemente de su giro, los negocios tienen recursos limitados en personal, dinero, flujo de efectivo y tiempo. Qué tanto logren crecer y ganar ante estas circunstancias dependerá su uso más eficiente y adecuado. Una forma de potencializar su rendimiento es a través de la gestión correcta de sus clientes.
El primer paso es conocerlos. Por una parte, hay que entender su perfil, gustos y preferencias. Además, hay que saber clasificarlos en función de la naturaleza de la relación comercial que se tiene con ellos.
Te preguntarás: ¿por qué es importante conocer esta información?
"Las operaciones con grandes cuentas tienen entre un 60% y un 70% más de probabilidades de cerrarse, frente al 5% o 20% de probabilidades de cerrar un acuerdo con un cliente nuevo” (Vidal, 2023).
El mismo esfuerzo y uso de recursos destinados a esta categoría de clientes generará mucho más rendimiento que si se invirtiera en cualquiera de las otras categorías.
A estos clientes se les puede llamar “cuentas clave”.
Mairena (2022) describe cuentas clave como “una persona o un grupo de personas con las que tu empresa ha construido más que una relación comercial estándar, según el nivel de confianza entre usted y los compradores”. Dice también que las cuentas clave son clientes rentables, clientes con los que se tiene una dependencia bilateral, es decir, reciprocidad ya que ambas partes, cliente y empresa, se benefician y ganan mutuamente.
Por su naturaleza y valor, a las cuentas clave de estos clientes tan importantes, también se les llama cuentas estratégicas.
Dado que los clientes clave generan la mayor parte del ingreso y rentabilidad de las compañías, deben ser tratados y administrados de manera diferente a como se manejan el resto de los clientes. A este proceso se le llama gestión de cuentas clave. Mairena (2022) lo define como “la práctica de centrar los esfuerzos de creación de relaciones en unos pocos clientes con la mayor importancia estratégica y valor financiero para la empresa”. Comenta que, para llevar a cabo esta función, se remite al puesto dentro de la organización encargado, se le llama ‘gerente de cuentas clave’ y lo identifica como un agricultor de la organización, ya que “su trabajo es nutrir una cartera de cuentas de clientes existentes” mientras al resto de los representantes de ventas los identifica como cazadores que buscan y entregan clientes a la empresa.
El gerente de cuentas clave es responsable de la prospectación y adquisición de nuevos clientes, pero a la vez debe también mantener la comunicación directa con ellos y construir relaciones de largo plazo siendo su principal y directo contacto. En esta relación debe mediar y solucionar cualquier problema, trabajar para crecer el negocio al máximo potencial y retenerlo a través de acciones que incentiven su lealtad. Es decir, como buen “agricultor” deberá nutrir estas relaciones a lo largo del tiempo para convertirse en un socio estratégico y asesor del cliente.
Sus dos objetivos principales son (Mairena, 2022):
Para ello, Mairena (2022) propone un proceso de atención de cuentas clave que conlleva 5 pasos:
Algo imprescindible que hay que entender es que un cliente valioso que se considera cuenta clave no siempre es el que compra más actualmente, sino aquel que tiene potencial de crecer y convertirse en un cliente grande con compras importantes si se construyen relaciones de valor a través de la gestión de cuentas clave (Mairena, 2022).
Vidal (2023) coincide en este sentido y clasifica las cuentas clave en dos:
Vidal (2023) propone seis componentes de la gestión de cuentas clave que optimizarán los resultados:
Vidal (2023) reconoce que “no todos los clientes son cuentas clave, ni deberían serlo. Con el tiempo y unos recursos limitados, a menudo hay que tomar decisiones difíciles sobre a qué cuentas hay que prestar más atención”. Pero lo que es claro es que el primer paso es perfilarlos e identificarlos.
Identificación de cuentas clave
En acuerdo con Vidal (2023) no todos los clientes que generan grandes ingresos se consideran cuentas clave necesariamente, entonces hay que tomar en cuenta varios factores que pudieran dar un indicativo de que un cliente tiene el potencial de ser una cuenta clave, y estos son, como mínimo, los siguientes:
Outsorceando (2012) clasifica los criterios de selección en función de varios aspectos que se resumen en la siguiente imagen:
Historial de las compras (productos usados por el cliente, montos, antigüedad)
Uno de los criterios más importantes para identificar y clasificar un cliente como cuenta clave es el de su historial cuantitativo de negocio que ha mostrado. Esto implica que se trata de un cliente actual de la empresa con el cual ya se tiene tiempo en la relación de negocios y que, por lo tanto, podemos evaluar sus resultados cuantitativos, no solo de compra, sino otros aspectos objetivos y medibles.
Criterios que considerar basados en resultados cuantitativos y/o financieros:
Información demográfica
La segmentación demográfica de clientes de acuerdo con Terreros (2023) es “el modelo de identificación de audiencia basado en datos clave como edad, sexo, estado civil, ingresos, raza, ocupación, nacionalidad o religión. Es uno de los métodos más utilizados de segmentación de mercado para marcas y empresas”. Segmentar con estos criterios, tiene las siguientes ventajas:
Cuando se trata de clientes finales, estos criterios son fáciles de comprender y normalmente se pueden obtener de fuentes estandarizadas como el INEGI.
Las principales variables demográficas para determinar son:
Cuando se trata de cuentas clave, los clientes pueden ser personas o consumidores finales o bien pueden ser relaciones B2B, es decir, los clientes del negocio son otras empresas. En estos casos, al hablar de criterios de segmentación demográfica habría que incluir aspectos como:
Información psicográfica (intereses, actividades, necesidades y opiniones)
Hasta ahora, para reconocer a los clientes con potencial de ser cuentas claves has usado criterios duros o racionales que pueden ser cuantificables o al menos medibles de manera tangible. Sin embargo, para realmente poder ofrecer un servicio personalizado y construir relaciones duraderas con los clientes, también hay que conocer aquellos aspectos cualitativos que los distinguen, ya que de ahí pueden surgir estrategias de diferenciación que retribuirán de forma positiva en los resultados cuantitativos.
Para ello es importante conocer su información psicográfica que incluye estilos de vida, intereses, necesidades, actividades y sus opiniones.
Estilos de vida: intereses, necesidades y actividades
Tienen que ver con la forma en que las personas se comportan en lo individual y en lo colectivo. Lo que mueve a los individuos a tomar decisiones en general, su personalidad, qué los motiva, lo que realizan en su día y en su tiempo libre, la forma en que interactúan en la familia y amigos, los lugares que suelen frecuentar. Esto no tiene relación con el consumo particular de la categoría de productos o servicios que se les ofrece, sino en general con el comportamiento de la persona en su día a día. Lo que sí incluye es la forma en que distribuye su ingreso, es decir, en qué conceptos y categorías reparte el dinero disponible que tiene.
Para los fines de estrategia de mercadotecnia sirve para saber dónde comunicar, cómo comunicar y qué hacer para impulsar el deseo de comprar en general. También puede servir para tomar decisiones sobre a qué categorías de productos o servicios dedicar los esfuerzos de mercadotecnia.
Opiniones
Inclinaciones políticas, ambientalistas, relación con la estética, prioridades, valores, etc., son conceptos que entran dentro de este criterio y tiene que ver con la inclinación emocional de las personas. Sirven para definir aspectos de mercadotecnia que generen empatía con el consumidor, de ahí la importancia de conocerlos e incluirlos en la definición de los segmentos.
Desde la perspectiva de la identificación y relación con cuentas clave los criterios psicográficos permiten a las empresas construir sus estrategias de comunicación y son una vía excelente para empatizar con los clientes y personalizar las estrategias.
Específicamente hablando del sector financiero, la identificación, clasificación y gestión de cuentas clave resulta relevante completamente. Tus clientes clave pueden ser aquellos con grandes inversiones o con líneas de crédito importantes. Deberás medir su historia y relación de negocio con la institución, identificar su perfil demográfico, sus intereses y opiniones y determinar su potencial. Cuando los hayas elegido para gestionarlos de forma especial, será importante crear una estrategia para convertirlos en clientes leales, protegerlos de la competencia y crecer el negocio con ellos.
Conocer a tus clientes es de vital importancia para construir estrategias de crecimiento, pero, más allá del mero conocimiento, el objetivo será estudiar su historial de compras, su rentabilidad, sus datos demográficos y sus intereses particulares. Esto te permitirá identificar a aquellos que son o tienen el potencial de ser una cuenta clave, es decir, un cliente tan relevante para la empresa que amerita un trato diferenciado con una gestión focalizada debido a su nivel de relevancia en los resultados.
Estos clientes no siempre son tan evidentes porque pudieran ser clientes actuales con gran nivel de compra o con niveles de compra bajos que tienen la capacidad de crecer su negocio con tu institución a niveles muy por encima de los actuales. Más aún, pudieran ser clientes nuevos o prospectos que si los trabajas con una estrategia de construcción de relaciones adecuadas se podrán convertir en esos cuantos clientes que generan la mayor parte del ingreso y rentabilidad.
Detéctalos, estúdialos y construye estrategias que te permitan ganar su lealtad, su preferencia y su compra por mucho tiempo.
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