¿Casarse o no casarse? La decisión de compartir el resto de la vida con otra persona no es sencilla. Hay mucho que analizar y visualizar antes de pedir matrimonio o dar el sí. En una organización, el dilema es aún más fuerte. No se trata únicamente de casarse o no, por ejemplo, puede aplicar en una fusión o adquisición. También se debe considerar la toma de decisiones, como lanzar un producto distinto, modificar el actual, ingresar a un nuevo mercado, cambiar el posicionamiento, atraer a un nuevo segmento de mercado, vender a través de un nuevo canal, desarrollar redes sociales, entre otras acciones.
Para algunas decisiones se contará con más información que para otras. En algunas se buscará obtenerla, mientras que en otras se pensará que tal vez no sea necesario. También, los estilos directivos son distintos; hay quienes decidirán casarse sin pensarlo mucho. Hay quienes lo pensarán diez o más veces, considerando todos los aspectos posibles antes de definirse. Incluso, habrá quienes consideren la opinión de la familia, amistades, vecindario y personas conocidas (en términos empresariales: clientes, consumidores, proveedores y competidores).
Sin embargo, la decisión deberá tomarse, y lo mejor será prepararse para ese momento.
¿Existe alguna diferencia en valorar una oportunidad o una amenaza al tomar las decisiones? ¿Qué tan importantes son los públicos para la toma de decisiones?
Tipos de decisiones
Hasta el momento se han visto modelos analíticos que ayudan en la toma de decisiones para disminuir el nivel de incertidumbre. Pero es necesario que alguien tome la decisión y elegir una estrategia. A pesar de lo racional que puedan ser todos los modelos, la incertidumbre en el entorno tiene un papel importante. Otro punto que considerar es que muchas decisiones no son precisamente racionales, como las creencias subjetivas (intuición), intereses, motivaciones, relaciones de poder y moda. Dentro de todas ellas hay que considerar la experiencia.
Tomar una decisión implica identificar y elegir soluciones, de entre varias posibles, seleccionando aquella que puede llevar al resultado deseado. En este sentido, hay decisiones planeadas y no planeadas. Generalmente, las decisiones estratégicas no son programadas y requieren sentido común, intuición, juicio y creatividad.
Los tres modelos más conocidos son el racional, el normativo y el cubo de basura.
El modelo racional
Por lo general estos modelos constan de 4 etapas: identificar el problema, elaborar soluciones alternas, elegir una solución y ponerla en práctica y evaluar la solución elegida.
Simon (2021) propone que quienes toman decisiones conocen todas las alternativas de solución posibles. Además, entienden las consecuencias derivadas de cada decisión y cuentan con un conjunto de preferencias estable y organizado. También disponen de sistemas de información que comparan las consecuencias de cada opción con la intención de determinar la más exitosa.
Por supuesto, es evidente que estos supuestos son casi imposibles de cumplir, sin embargo, Johnson y Scholes definieron un proceso formal para valorar y seleccionar estrategias (Helmold, 2022):
Figura 1. Proceso para valorar y seleccionar estrategias.
Fuente: Helmold, M. (2022). Strategic performance management: achieving long-term competitive advantage through performance excellence. Suiza: Springer.
a) Valoración de la oportunidad
Se debe llegar a la conclusión sobre si la estrategia encaja o no con la empresa, es decir, si es suficientemente racional. En otras palabras, si explota las oportunidades y fortalezas, evitando las amenazas y debilidades y ajustándose la cultura y política organizacional. También, debe compartir las bondades relativas de las distintas estrategias.
De acuerdo con Gerry Johnson y Kevan Scholes (Helmold, 2022), la racionalidad se define a través de cinco técnicas analíticas:
El cribado de opciones tiene tres métodos:
b) Aceptabilidad
La aceptabilidad está relacionada con los rendimientos esperados, en términos de riesgo y de resultados, para una estrategia determinada como lo plantearon Gerry Johnson y Kevan Scholes (Helmold, 2022). Se analiza en función de lo siguiente:
Figura 2. Planteamientos de los resultados esperados.
Fuente: Helmold, M. (2022). Strategic performance management: achieving long-term competitive advantage through performance excellence. Springer
Análisis de la factibilidad
El análisis de la factibilidad permite establecer si la organización es capaz de contar con los recursos y capacidades para ejecutar la estrategia. Financieramente, se cuentan con las siguientes herramientas:
Para los recursos se cuenta con las siguientes opciones:
En este tipo de análisis es importante considerar como óptimas aquellas estrategias que tengan la mejor adaptación a la configuración actual de recursos y capacidades con que la empresa cuenta. La utilidad real está en estudiar la factibilidad de realizar cambios y no de permanecer cuasi estables. En ocasiones, la mejor opción estratégica debe ser radical y ambiciosa, exigiendo grandes cambios en recursos y capacidades.
Selección de estrategias
Aunque las herramientas vistas al momento son racionales e intelectuales, en la realidad su uso está limitado. Es más, puede decirse que no corresponden a la realidad. Navas y Guerras (2022) dan tres críticas a estos modelos:
Es complicado cuantificar opción estratégica. De hecho, la intuición tiene un papel primordial en la toma de decisiones estratégicas.
El modelo normativo
Simon (2021) identifica el proceso real de la dirección para tomar decisiones y resalta que la mayor restricción que tienen es la racionalidad limitada asociada a características personales o ambientales. Esto minimiza la racionalidad en la toma de decisiones. Estos factores pueden deberse a la capacidad de la mente humana, el nivel de complejidad e incertidumbre de la decisión a tomar y la cantidad y calidad de información disponible. Así como la importancia de la decisión y la presión sobre el tiempo.
Por lo anterior, Simon (2021) determinó que la toma de decisiones se caracteriza por los siguientes tres factores:
Figura 3. Toma de decisiones del modelo normativo.
Fuente: Simon, H. (2021). El comportamiento administrativo: Un estudio de los procesos de decisión en las organizaciones administrativas. Argentina: Errepar.
El sistema de administración estratégica (SAE)
La base de la toma de decisiones en una empresa es importante, sin embargo, de acuerdo con Chiavenato y Sapiro (2018), una organización no dirige su proceso estratégico al tanteo ni al azar. Necesita de un sistema de administración estratégica (SAE), que se confunde con el “gobierno corporativo”, en donde se gestiona:
Este sistema ayuda en la gestión, con las siguientes funciones:
Aunque existen muchas herramientas para analizar la información y la dirección debe conocer algunas de ellas y saber interpretarlas, no necesariamente tomará decisiones racionales o apegadas a lo que los números indiquen. Al final, las decisiones pueden tomarse por muchos otros motivos distintos.
Figura 4. Tipos de decisión.
Asegúrate de:
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