Por último, en esa búsqueda de la estrategia y de establecer los próximos pasos a seguir, es importante analizar cada una de las áreas que Munnukka et al. (2017) identificaban como propicias para crear valor: los eventos, el contenido, las propiedades, la gestión de derechos y los artículos deportivos; teniendo en cuenta además que los productos obtenidos pueden ser productos deportivos puros, pero también productos no deportivos, como aquellos productos o servicios no relacionados directamente con la práctica del deporte, pero que se comercializan a través de una plataforma deportiva como base de los esfuerzos de marketing de la empresa (Fullerton y Merz, 2008).
2.1 La entidad corporativa más allá de los resultados
Una gran mayoría de gestores dedicados al marketing deportivo no dudan en afirmar que, si los resultados deportivos no acompañan a la propiedad deportiva, da igual los esfuerzos que se inviertan desde su departamento, pues éstos se verán minimizados. ¿Consideras que esto es cierto? ¿Acaso todo depende de que una pelota traspase la línea de gol?, ¿todo depende de que una canasta se enceste en el último segundo del partido? ¿o de si el deportista tiene un buen o mal día en el campeonato decisivo? Si todo se redujera al resultado deportivo, entonces nuestra labor sería innecesaria, pues lo único que influiría en la mente del aficionado o clientes serían los logros. Como creemos y confiamos en que la labor de marketing sí es necesaria y fundamental para generar recursos económicos en el corto, medio y largo plazo, vamos a centrar nuestros esfuerzos en hacer que los resultados deportivos sean un factor cada vez menos influyente en la percepción que el aficionado tiene de nuestra propiedad. ¿Cómo lo conseguimos? Teniendo clara la estrategia de marketing y ahondando en el concepto de las lovemarks, que desarrollaremos más adelante.
Cuando se les cuestionó sobre esta influencia de los resultados deportivos, los responsables de marketing de los grandes clubes del futbol argentino se manifiestan en la misma línea. Para Christian Devia, secretario general de Racing Club de Avellaneda, hay un claro ordenamiento:
Primero está la estrategia de marketing y luego vienen los resultados. Es muy importante que la planificación permita trabajar con plazos establecidos, sobre todo cuando los resultados no acompañan; en el momento que el club logre resultados positivos en el campo de juego, nosotros tendremos consolidada una plataforma que disminuya la improvisación y potencie lo planificado a través de esas acciones de marketing (Devia, 2012).
Pablo Fuentes (2012), gerente de Marketing de Boca Juniors, a su vez señala que siguen: “un plan de marketing de acuerdo al avance que [quieren] darle al club. Este plan tiene objetivos cuali-cuantitativos, ya que no todo es dinero [porque] las acciones que agregan valor de marca son tan importantes como las económicas”. La idea que mantiene el club es que los resultados no son determinantes, Boca es más que el momento que vive, por lo que esta filosofía es lo que impregna todas las propuestas que se generan desde la óptica comercial.
Por último, Norberto Cao, director de Marketing de River Plate, afirma que:
Hacer marketing en el club es complejo: primero nos olvidamos de todo lo que dijo Jack Trout, Peter Druker o Philip Kotler; nada de eso sirve para una entidad deportiva y en especial de futbol. Por último, pensamos no en grande sino en gigante, porque sabemos que vamos a conseguir menos de lo deseado y mucho menos de lo que el club necesita […] no hacemos marketing de lo tangible, buscamos satisfacer pasiones. Se puede hacer marketing deportivo eficientemente si se cuenta con un departamento creativo como el de Steve Jobs, que promueva un movimiento económico extraordinario con la figura de diseño del Manchester United y el anclaje pasional del futbol italiano (Cao, 2012).
Es en esa línea de satisfacer pasiones en la que las propiedades deportivas parten con ventaja con respecto a otras empresas y productos, puesto que es mucho más fácil identificarlas como una lovemark. Como se habló previamente, es fácil cambiar de marca de ropa o de seguro médico, pero no es sencillo cambiar de equipo. Esto es así porque las propiedades deportivas se consideran como una pasión, como parte del ADN que define a una persona. En ciudades con equipos enfrentados en un mismo deporte en la alta categoría, a menudo el ser de uno u otro indica características personales del que habla, de cómo afrontar la vida, de los valores de esa persona, de sus prioridades. Cuando alguien elige una de las organizaciones en vez de otra, lo hace porque se siente identificada con ella por diversos motivos.
El concepto de lovemark fue acuñado por Kevin Roberts para identificar a las marcas que son amadas y respetadas por los consumidores y aficionados que las compran. Roberts (2004) explica cómo en su origen las marcas se crearon simplemente para diferenciar productos que corrían el riesgo de ser tan difíciles de diferenciar como dos gotas de agua y que, con el paso del tiempo, todo el mundo quería que su producto gozara de “sello de garantía, de una trademark. Primero fueron los nombres y los eslóganes. Ahora la tendencia es crear trademarks a partir de formas, olores y sonidos. Incluso colores, y esa tendencia estaba en plena evolución hasta el concepto de lo que como ya hemos comentado es una lovemark, la cual se guía por lo que mueve a los seres humanos, que no es otra cosa que la emoción y no la razón. La diferencia esencial entre emoción y razón es que la emoción nos lleva a la acción, mientras que la razón nos lleva a elaborar conclusiones, de acuerdo a Roberts (2004).
Por tanto, siguiendo nuestro empeño en que los resultados deportivos afecten lo menos posible a nuestra propiedad deportiva, ahondaremos aún más en el concepto de lovemarks, trabajaremos por reforzar los lazos afectivos entre redes sociales y comunidades, es decir, conocer a las personas para crear un vínculo con ellas. Para lograr esto primero debemos respetar lo que somos y hacemos.
En el siguiente gráfico se observa la diferencia entre una marca convencional y una lovemark: