Diario As organizó un concurso en el que los usuarios podían saber a qué jugador del All Star se parecían, en función de sus habilidades y complexión física. Los participantes debían responder a un sencillo cuestionario tipo test y, dependiendo de sus respuestas, la aplicación te presentaba un resultado personalizado con la imagen de un jugador u otro (Esteve, 2017).
Con esto, el aficionado no sólo veía el juego, sino que se le invitaba a sentirse parte de él. Muchos aficionados a los deportes soñaron en algún momento con ser profesionales en los deportes que aman. Promociones como la mencionada les permite, de alguna forma, vivir su sueño, por lo que esta promoción aumenta la posibilidad de tener mayor cantidad de espectadores. Ahora bien, hay que tomar en cuenta que el deporte es un fenómeno social muy poderoso y amplio. En él se mueven una gran cantidad de emociones positivas y negativas, que identifican no sólo una comunidad deportiva, sino a una entidad mucho más grande que un equipo (por ejemplo, una universidad), incluso a una ciudad.
[…] el análisis de la relación entre comunicación y deporte debe hacerse desde una óptica mucho más amplia, que nos permita interpretar el papel que tiene el deporte en nuestro imaginario colectivo. Es cierto que los medios son el lugar donde se expresan (y pueden promoverse) los valores de deporte, pero también es cierto que es precisamente en el deporte donde se producen y se expresan algunos de los grandes valores y también contravalores de la sociedad contemporánea. Valores tan negativos como la violencia, fanatismo, egoísmo, etc., pugnan contra valores como fraternidad, colaboración, fair play, celebración, tolerancia, fiesta, etc. (Aguado, 2003).
Los sports marketers tienen una gran tarea al enfocar sus nuevas estrategias en explotar y promover los valores positivos; por tanto, la marca debe reflejar esas mismas emociones, invitando a la competencia, a la sana rivalidad, así como a la alegría y a la convivencia. Desgraciadamente, así como existen casos de personas promocionando valores positivos, también los hay de gente promoviendo valores negativos.
Por ejemplo, la Final del Fútbol Mexicano entre Tigres y Rayados se anticipaba en la prensa deportiva desde semanas antes, principalmente en la de Nuevo León. La manera de hablar del partido en diferentes publicaciones tuvo sus matices. Christian Martinoli, en una columna periodística, dijo:
“Y es que cuando se trata de un balón rodando por tierras norteñas, los corazones arden como en ningún otro lado del país. No estamos hablando de trascendencia ni de alcance nacional ni de grandeza o pequeñez, sino de mero arrebato, de delirio sin fin, de frenesí puro…xEl sentido de pertenencia del regiomontano es extremo, sus tradiciones y costumbres regias las encumbran por donde pasan y una de tantas es su afición recalcitrante por el fútbol y las dos veredas que transitan” (Martinoli, 2017).
Aquí se aprecia un ejemplo de promoción de valores positivos, puesto que se aclara, a lo largo de la columna, que el arrebato y frenesí son términos usados en el mejor sentido. Sin embargo, como un caso de promoción de valores negativos está la columna periodística de Guillermo “Willie” González, la cual hablaba del mismo partido:
En la Ciudad de México no les conviene hablar de Tigres y del Monterrey. El celo que le tienen a los dos equipos regios es demasiado…Es una vergüenza (para el América) no meterle un gol al Cruz Azul. La Máquina es un equipo que se muere de una gripa. Ya no hay polémica en esto…Yo entiendo que se les nubla la capacidad a mis colegas…hay muchos que los corroe la envidia porque el fútbol regiomontano es el número uno de este país (González, 2017).
Como se puede apreciar, el tono del texto es agresivo; hay una comparación que, más allá de los números, podría parecer soberbia. Frases como “es un equipo que se muere de una gripa”, sugiere que se está calificando a dicho equipo de mediocre. Para hacer una promoción adecuada de valores positivos hay que recalcar lo que suele hacerse normalmente en los medios de comunicación.
En su intento por captar mayor atención, muchos medios de comunicación diseñan programas y redactan textos deportivos en los que priorizan la producción de personajes sensacionalista. Los medios amplifican determinados roles morbosos de los deportistas, mientras que la heroicidad, tal y como se ha entendido tiempo atrás, queda supeditada a otros factores como el marketing, la vida social salvaje, modas, rasgos de personalidad, escándalos de sexo, abuso de droga o violencia de género (Fernández-Río, González y Jiménez, 2014).
El público normalmente está expuesto a más información sobre escándalos de los deportistas, que sobre sus cualidades competitivas. Pare evitar esto, es recomendable que los clubes y las instituciones deportivas sigan varios puntos, algunos de ellos son:
8.2 Planea tu marca
Las marcas surgen de la necesidad de identificar objetos o ideas para comunicar un mensaje de manera rápida y sencilla. Desde el punto de vista de los negocios, una marca consta de muchos factores, entre ellos, están las cualidades de ser nombrada y de ser observada, que se manifiestan a través de un nombre y un logo (Vargas, 2016). No se puede conocer lo que no tiene nombre y no se puede recordar lo que no tiene un símbolo. El símbolo no es lo mismo que un logo; más bien un logo es la imagen gráfica de lo que simboliza una marca (Vargas, 2016).
Como ya se mencionó, se requiere de muchos pasos para que una marca surja. Lo primero es conocer el contexto en que se desenvolverá, en dónde competirá, esto se refiere tanto al contexto interno, como lo es la realidad, identidad y objetivos de la empresa; así como al externo, conformado por la competencia, segmentación y comunidad, entre otros (Branzai, 2013).
Pasa el mouse sobre cada imagen.
Contexto interno
Contexto interno
- Realidad
- Identidad
- Objetivos de la empresa
Contexto externo
Contexto externo
- Competencia
- Segmentación
- Comunidad
Este proceso ayudará a identificar claramente oportunidades, competencias, necesidades y gustos. En esta fase, un análisis FODA es de gran ayuda; aunque ya se debe tener una idea de lo que se busca lanzar al mercado, todavía no se ha definido la marca. Esto empieza a la hora de segmentar el mercado, es decir, de buscar territorios de actuación. Esto no se refiere a espacios geográficos sino a “con qué queremos que se nos asocie” (Branzai, 2013). Esto puede ser: calidad, bajo costo, innovación, salud, protección del medio ambiente, para familias, para niños y mujeres, entre otros.