Cuando haces lo que amas hay una motivación adicional de seguir adelante. Además genera un flujo de ideas constante pues se esperaría que fuera un tema del cual ya sabes mucho. Y si por otro lado, este no es el caso, tampoco te molestaría aprender, investigar y empaparte del tema.
La pasión además es un fuerte motivador para mantenerse entusiasmado y positivo a través del largo y duro camino del emprendimiento. ¿Qué pensarías si te dijera que tu negocio debe tener un horario de 10 a.m. a 2 a.m.?, ¿te animarías a emprenderlo?, posiblemente tu respuesta sería un “depende”. Y es cierto, depende de la pasión que tengas por ese negocio, porque hay emprendedores que en este mismo momento llevan más de 8 horas trabajando y lo siguen haciendo por la pasión que le tienen.
Tú eres el representante vivo de tu idea. Si tú no confías en tu idea de negocio y lo que es más, en tu persona, ¿cómo quieres que alguien más le apueste?
La confianza también viene acompañada de mostrar iniciativa ante oportunidades que se te presenten (innovación) y a ser capaz de aprender de los demás sin sentirte amenazado por éstos. Por último, la confianza permite con mayor facilidad el networking que es indispensable para desarrollar tu idea de negocio.
Estas 2 características son cruciales en un emprendedor y generalmente vienen de la mano. En cuanto a innovación no solamente se refiere a desarrollar algo totalmente nuevo, como la construcción de una mano robótica que opere por sí sola, sino a desarrollar ideas fuera de los conceptos tradicionales y ver más allá de lo que las otras personas ven.
¿Has escuchado de repente que innovar es salirse de la caja dónde se encuentran tus pensamientos diarios y que implica usar el lóbulo derecho de tu cerebro (el que te ayuda a ser creativo y no analítico)? Bien, pues esto te permitirá desarrollar ideas de negocio o incluso desarrollar mercados o industrias.
La creatividad tampoco se refiere a ser un gran diseñador o pintar bonito, la creatividad acompañará al proceso de innovación en lo mencionado anteriormente pero además te dará herramientas para hacer mucho con los pocos recursos con los que pudieras contar.
Los obstáculos son algo que siempre aparecerá en el camino del emprendedor. Caídas, negativas, decepciones, son cuestiones que no faltarán y si eres de los que se salen a la primera no vas a durar. Un emprendedor es persistente y se levanta una y otra vez, pues esas caídas y levantadas son parte del proceso para llegar al éxito. Como dijo Edison:
"No me equivoque mil veces para hacer una bombilla, descubrí mil maneras de cómo no hacer una bombilla"
(Thomas Alva Edison)
Toda la responsabilidad del negocio está en ti. Al decidir ser un emprendedor tienes muchas libertades y por lo mismo muchas responsabilidades. Al ya no haber jefe, la organización de tu tiempo, del dinero que se maneja, de los empleados, en fin, de toda tu empresa depende ti.
Herramientas como las listas y los cronogramas serán tus grandes aliados así como fomentar hábitos que estimulen tu disciplina es un buen primer paso. La organización involucra algo tan simple como responderte: ¿A qué hora me sentaré a responder correos? No hay una respuesta genérica a esta pregunta, pero el horario en que lo hagas afectará la productividad en tu trabajo.
Emprender es algo que está de moda, el gobierno, las universidades y las empresas están promoviendo que surjan más emprendedores. Un conocido emprendedor tomó la decisión y renunció a la empresa donde trabajaba; cuando relata el momento en que tuvo que decirle a su jefe que iba a renunciar, recuerda lo nervioso que se puso, pero también recuerda que pensó que en realidad estaba convencido de que su camino era emprender. Ahora, después de varios meses de haber tomado esa decisión, comenta que si el negocio que está emprendiendo no funciona, volverá a intentarlo con otro.
