Primer paso, el principio: todo discurso, clase, conferencia o pieza oratoria, tiene que empezar, pero además de la mejor manera posible, y aunque esto es demasiado obvio, pasa desapercibido para muchos expositores.

Algo de lo más importante de todo discurso, lo constituye el inicio, su propósito básico consiste en captar la atención de los receptores.

Las diez primeras palabras que se pronuncien pueden facilitar el éxito o llevar al fracaso la disertación, las formas idóneas de empezar son:

1. Saludando siempre a su auditorio, de manera sencilla y cálida. El saludo dependerá del tipo de público que vaya a escucharlo o de las circunstancias protocolarias pertinentes; sin embargo, un saludo cortés es suficiente para iniciar con la plática.
2. Se recomienda que nunca dé disculpas de ningún tipo, tales como: “Este… no vengo preparado”, pero bueno”. “No estudié, pero a ver qué sale”. “Me avisaron hace un momento y por eso llegue tarde”. “Había un embotellamiento tremendo”. Todas estas excusas, lo único que logran es colocar una barrera psicológica entre usted y su receptor.
3. Con una frase célebre. Este es un principio muy impactante además provoca buena sensación en las personas que lo escuchan. Será conveniente señalar quién es el autor original y que además esté relacionada con el tema a tratar.
   Si por ejemplo piensa hablar acerca de la biblia, deberá empezar con una frase como ésta: “La biblia es el libro más contemporáneo y más eterno de los que existen. Es tan nuevo como el periódico de la mañana, aunque muchísimo más profundo”. Inmediatamente después deberá decir que es de Norman Vicent Peale, pastor de origen norteamericano.
   Si el tema se relaciona con los amigos, entonces el inicio podría ser: “Eras un ser igual a muchos otros en el mundo, pero yo te hice mi amigo y ahora eres único en el universo”. Esta frase fue extraída de EL principito, obra maestra de Antonie de Saint-Exupéry, autor francés  desaparecido durante la segunda Guerra Mundial.
4. Con una idea central. Todo tema siempre tiene una tesis básica o fundamental en tono a la cual el expositor hará  su disertación, ésta es otra manera, también muy efectiva, de iniciar su presentación. Veamos un ejemplo, si intentáramos hablar acerca de definiciones y conceptos relativos a algún tema en particular, el comienzo podría ser así: “Tratar de establecer definiciones, conceptos o tratar de proponerlos, por regla general cuenta con el acuerdo o desacuerdo de las diferentes personas que están involucradas en el fenómeno que se pretende definir. A pesar de ello es necesario arriesgarse un poco y someterse a la crítica que no siempre es sana, para clarificar por medio de definiciones el fenómeno a explicar”.
   Como puede observarse, la idea central son las definiciones o conceptos y el problema central lo constituye la dificultad que se tiene para llegar a acuerdos generalmente aceptados.
5. Con impacto. Otra forma de comenzar es causando impacto. Esto puede lograrse de muchas maneras: haciendo ruido con las manos; golpeando el escritorio, una silla o la mesa del disertador; haciendo un sociodrama con el apoyo visual o auditivo, con una imagen atractiva, etc. Hay muchas maneras de llamar la atención, a través  de este inicio de disertación. Habrá que ser muy cuidadoso para no herir susceptibilidades o molestar participantes. En este recurso que a pesar de ser valioso también puede ser muy peligroso si no se sabe utilizar bien.
6. Lanzando una pregunta. El interrogar al público que no escucha con una pregunta interesante y relacionada con el tema, ayuda muchísimo a captar su atención. Así podría iniciarse diciendo: ¿Saben ustedes cómo funciona el motor de un automóvil? Evidentemente  que el tema deberá relacionarse con automóviles, con la teoría de sistemas, en fin, lo importante en este caso, es que tarde o temprano tendrá que darse la respuesta correcta a la pregunta. No se vale que no se conteste la interrogante que se haya planteado al principio. Así, habrá que decir que el motor es una máquina de combustión interna, que consta de un pistón o émbolo que dentro de un tubo se mueve hacia arriba  y hacia abajo como efecto de la explosión de gasolina en su interior.
7. Mostrando un objeto. Otra manera de comenzar el tema es mostrando un objeto o artículo relacionado con el mismo. Si por ejemplo estamos hablando de tabaquismo, podrá enseñarse una cajetilla de cigarros; si hablamos de nóminas, se exhibirán un sobre de pago o un listado de personal. En cualquier caso, una vez utilizado el objeto, deberá dejarse fuera de la vista de los participantes ya que puede convertirse en un elemento distractor. Algunos consejos prácticos que le serán de utilidad al emplear de esta forma de inicio son: enseñe el objeto hasta que vaya a emplearlo, verifique que todos los participantes lo vean, cuídese de no tapar su cara, háblele a sus participantes y dirija la mirada hacia ellos no hacia el objeto, cuando termine de utilizarlo retírelo y cúbralo.
8. Con  una anécdota real o imaginaria. Deberá destacarse algún aspecto relativo al tema y mencionarse que está comentándose a una anécdota, todo ello para que el público no sea engañado. Como ejemplo podría empezarse diciendo un chiste, pero para utilizar este tipo de inicio, deberá de tenerse gracia, de lo contrario, es contraproducente. Mucha gente no sabe contar anécdotas o chistes, si usted es de esas personas mejor no lo haga.
9. Con un relato histórico o legendario. En ambos casos, deberá indicarse si se trata de una reseña histórica o es una leyenda o mito. Si el tema a abordar se relaciona con el valor de los niños, o con historia de México, podemos expresar lo siguiente: Narciso Mendoza, el niño artillero, encendió el cañón que detuvo a los españoles que estaban a punto de tomar al ejército mexicano, comandado por el general Morelos.
10. Con un pensamiento propio o ajeno. Este recurso es también de suma importancia para iniciar con un tema. El pensamiento que elija deberá  ser corto. No se trata de repetir todo lo que un autor haya dicho, sino solamente aquello que pueda ayudar a reflexionar acerca del tema que se está explicando. A diferencia de la frase célebre que por regla general consta de uno o dos renglones, el pensamiento es un poco más largo. Revisa un ejemplo de Epicteto, filósofo griego del siglo I: “Ni las victorias en los juegos olímpicos, ni la de los campos de batalla dan al hombre la felicidad. Únicamente la logra quien a sí mismo se vence. Las tentaciones y las contrariedades son los verdaderos combates. ¿Quedaste vencido una, dos, tres, veinte, cien veces? Sigue luchando. Cuando por fin venzas, serás tan feliz como el que siempre venció”.
    En todos los casos deberá mencionarse a quien pertenece la frase o pensamiento. No se vale el plagio intelectual. Un consejo: anota siempre las frases o pensamientos en tarjetas, no sea que cuando estés utilizándolas pueda olvidarlas, lo cual sería una desagradable experiencia.
11. Con una paradoja o una tesis antagónica. Esta forma de iniciar aunque muy impactante, es muy peligrosa. Se necesita ser un orador muy hábil para usarla. Se recomienda ser muy cauteloso, pueden herirse  sentimientos profundos de la gente y prestarse a interpretaciones no deseadas. Imagínate que inicia así: “¡Juárez es un traidor!”. Si no se hace la aclaración de que ésa era una idea que gritaban sus enemigos, puedes comprometete demasiado con tus participantes. ¡Si te animas, hazlo, pero ten mucho cuidado!
12. Con una concesión. Cuando hay otros participantes en la tribuna o el evento educativo, puede iniciarse diciendo: “Como dijo el profesor López, quien acaba de antecederme”, o bien, “preferiría que el profesor López, quien es una autoridad en el tema, sea el que inicie”.
13. Apelando a la curiosidad. La gente, por lo regular es indagadora y le gusta que se le despejen dudas o bien se le motive a investigar algunos aspectos curiosos o anecdóticos que estén fuera de su alcance.
14. Con un verso cortísimo. Puedes comenzar diciendo: “Pues bien, yo necesito decirte que te quiero, decirte que te adoro con todo el corazón”. Hasta ahí, no es necesario continuar con el resto, sobre todo porque este poema atribuido a Manuel Acuña es demasiado extenso. Deben seleccionarse dos líneas, las que sean más representativas del tema que estés abordando.

Para efectuar este tercer paso, será imprescindible tener preparado el tema y exponerlo, siendo su objeto la demostración de un conocimiento determinado.

Por regla general, el principal problema al que se enfrenta el instructor se relaciona con el desarrollo del tema, no saber cómo estructurar las ideas, no ordenarlas fácilmente, etc. Con relación a este aspecto, se sugerirán algunas fórmulas, que aunque demasiado obvias, no dejan de tener enorme utilidad, las principales son:

1. En función del tiempo. La manera más sencilla de preparar y exponer un tema es relacionarlo con el tiempo, es decir, ¿cómo se observó en el pasado?, ¿cómo está observándose en el presente?, ¿cómo se observará en el futuro? Los tiempos pasado, presente y futuro de algún fenómeno, situación o tema que pretenda desarrollarse, son de gran utilidad para la estructuración sencilla del discurso a pronunciar.
2. En función de la sociedad. Otra manera también muy sencilla está basada en la identificación que se hace de las personas a través de los pronombres. De ahí que otra forma de estructurar la clase es a través de los comentarios: “Sobre esto… yo pienso que…”, “Tú piensas acerca de…”, Él piensa acerca de…”, etc.
3. En función del espacio. El lugar físico nos permite estructurar las ideas con mayor soltura, el aquí y el allá facilitan grandemente la estructuración del tema. Por ejemplo: “Aquí (en México) estamos viviendo una situación que consiste en…”, “Allá (en Estados Unidos) están viviendo una situación que consiste en”.
4. En función del desglose de un problema. Es responder a las preguntas  ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, y ¿por qué?
5. Con una estructuración mixta. Es decir, combinando dos o más de las fórmulas explicadas en los párrafos anteriores. Por ejemplo: “Aquí, en el pasado, yo opino que…”; “Allá en el presente, nosotros pensamos que…”; “En el pasado, ustedes, allá, dieron respuestas a qué, cómo, cuándo y dónde”. Las posibilidades de combinación son bastantes, de tal manera que en un momento determinado podría tenerse gran cantidad de indicadores para estructurar el tema que sea necesario.
6. Empleando el método de los tres pasos. Este modelo consta de tres etapas, se estructura de la siguiente manera:
   Primera etapa. Tratar el asunto o tema, es decir, hacer un planteamiento claro y preciso en términos:
   • ¿Qué es?: definir, estudiar, enunciar.
   • ¿Quién es?: investigar, determinar, especificar, nombrar, clasificar.
   • ¿Cómo es?: analizar, comprar, detallar.
   • ¿Dónde es?: situar, ubicar, localizar.
   • ¿Cuándo es?: determinar.

   Segunda etapa. Poner a consideración el tema, hacer una propuesta o exponer una tesis o punto de vista a defender. Esta puede ser:

   • Indeseable. Eliminar, combatir, erradicar, extinguir, atacar, desintegrar,   cancelar, expulsar, rechazar, aniquilar.
   • Perfectible. Corregir, cambiar, enmendar, modificar, adecuar, transformar, renovar, reconstruir, actualizar.
   • Deseable. Adquirir, proteger, utilizar, conservar, aprovechar, proclamar.

   Tercera etapa. Establecer las fórmulas de llevarlo a cabo. Determinar la acción ejecutar.

   Para desarrollar el tema y organizarlo, pueden llevarse a cabo los siguientes 12 pasos:

1. Seleccione el tema y defina sus objetivos.
2. Establezca límites en función del tiempo, del espacio, la profundidad, las principales características y sus formas de clasificarlo.
3. Formule un apunte inicial con lo que  recuerde inmediatamente, esto se hace con base en la preparación remota que con un bagaje de conocimientos relacionados con distintos temas, en mayor o menor proporción o profundidad. Escriba lo que recuerde, con ello estará en posibilidad de profundizar posteriormente.
4. Formule un segundo apunte en el que revise con detalle el material remoto, haga un recordatorio exhaustivo. No se preocupe por el orden en el que aparezcan las ideas. Vacíe su mente, haga un análisis  a fondo.
5. Elabore un tercer apunte basándose en lo que se denomina preparación inmediata. Para esta parte deberá consultar distintas fuentes de información tales como: libros, revistas, archivos, investigaciones, grabaciones, consultas con expertos, videograbaciones. Anote  en tarjetas distintas, cada una de las ideas relevantes que encuentre y señale la fuente de su obtención, para consultas posteriores si llegara a requerirse.
6. Analice con profundidad cada una de las ideas e información que haya generado durante los pasos 3, 4 y 5.
7. Elija aquellas ideas e información que estén íntimamente relacionadas con las dimensiones del tema que usted pretende desarrollar. Elimine la paja y todo aquello que no sea trascendente.
8. Elabore un dispersograma. Anote cada idea en distintas tarjetas. Una idea por tarjeta.
9. Haga un primer intento de ordenamiento de acuerdo con el modelo de estructuración que estamos exponiendo, no olvide participar correctamente, establezca su propósito y haga una síntesis de su introducción, desarrolle el cuerpo del trabajo, incluya las pruebas necesarias, destaque lo más relevante, haga un final que invite a la reflexión.
10. Revise con severidad que ordenamiento cumpla con los propósitos del tema.
11. Haga un ordenamiento definitivo.
12. Prepara su apunte final.

Este modelo es válido también para escribir monografías o descripciones específicas de temas concretos.