Todo vendedor se enfrenta a los “no”, “no me interesa”. Diariamente está expenso a los rechazos. ¿Cómo hacer para que la actitud no decaiga ante estas situaciones? Todo buen vendedor debe contar con un gran manejo y control de sus emociones.
La psicología positiva nos ayuda a ver, de las situaciones negativas, el lado positivo. Por ejemplo, si un cliente nos rechaza la oferta, lo positivo es que ya sabemos dónde trabaja y con ello podemos prospectar a mas compañeros de su empresa.
En primer lugar, debemos preguntarnos: ¿Cómo soy yo? ¿Soy realmente como creo que soy? ¿Soy consciente de mis emociones y de lo que las genera?
¿Cómo soy yo?
¿Soy realmente como creo que soy? ¿Me considero un buen vendedor, con capacidades y aptitudes para vender cualquier producto? ¿Soy una persona ordenada, administrada, con actitud positiva?
¿Por qué me enoja un rechazo de compra del producto? ¿Por qué soy feliz cuando tengo una cita con un cliente? ¿Por qué me estreso cuando las cosas no se dan?
Las emociones son reacciones o sentimientos a los estímulos que recibimos. Dentro de las emociones se distinguen las emociones primarias y secundarias.
Las emociones primarias, como las más generales, son: alegría, miedo, desagrado, tristeza, amor, ira, sorpresa y vergüenza.
Las emociones secundarias son: envidia, preocupación, curiosidad, ansiedad, etc.
Debemos distinguir qué emociones nos rigen como persona y así mismo como vendedores.
Para saberlo, dentro de la psicología existen los “quiebres emocionales”, los cuales son situaciones que rompen con tu rutina, por ejemplo:
Estás por cerrar un contrato con el cliente y de repente el cliente te comenta que no está interesado en adquirir el producto o servicio. ¿Cómo actúas ante esta situación? ¿Qué emoción generas?
¿Tristeza, ira, miedo, desagrado?
Ahora bien, cada emoción tiene su luz y sombra, por ende las emociones no son negativas ni positivas, ejemplo:
Tristeza, cuando te sientes triste, su luz es que si lloras o sacas toda esa emoción, te liberas; su sombra es que si sigues en esa tristeza, llega la depresión.
Ira o enojo, su luz es que si te rechazan, te da ánimos de seguir adelante, como los boxeadores, caen a la lona y por la ira se levantan. Su sombra es que puedes llegar a generar conflictos.
Por esto, el conocernos a nosotros mismos (autoconocimiento), junto con la empatía, (ponerse en el lugar de la otra persona, en este caso el cliente) son la base de la inteligencia emocional, porque ambos determinan nuestra capacidad de autogestión, de autocontrol de nuestras emociones y de mantener relaciones positivas.
