¿Qué hay detrás de cada acción? La forma en la que actúa una persona está estrechamente vinculada con el tipo de observador que es. Esto significa que, ante una misma circunstancia, cada tipo de observador actúa de forma distinta. Por ejemplo, si una persona percibe un ambiente hostil mostrará una postura defensiva. Por el contrario, si cree que es agradable tratará de involucrarse en el medio de una manera más confiada.
¿Y qué se debe entender por observador? Es la suposición o creencia de que la percepción que tenemos de las cosas corresponde a la realidad (Echeverría, 2002).
Cada persona va filtrando sus experiencias a través de los sentidos, de tal forma que el conocimiento que va adquiriendo se ve truncado por la frontera del sistema nervioso y la estructura del lenguaje (juicios, experiencias, estados de ánimo, etc.). Todo esto va formando en su interior diferentes mapas mentales que permiten comprender la realidad, de tal forma que se construye un mapa mental propio. De ahí que sea inútil el esfuerzo de discutir sobre quién tiene la razón respecto a un tema determinado, puesto que cada uno posee una configuración de un mapa y para él o ella es verdadero. Por eso en las negociaciones se debe buscar siempre un objetivo común, es decir, en donde ambos mapas se intercepten, para que se pueda llegar a un entendimiento. El observador se conduce a partir de tres dominios diferentes: el cuerpo, la emoción y el lenguaje. Y a partir de estos dominios es que se va haciendo la interpretación de la realidad (Echeverría, 2002):
El modelo del observador está compuesto por tres elementos: resultados, acción y el tipo de observador. Primeramente, es necesario evaluar los resultados que estás teniendo, ¿son positivos o negativos? Después hay que analizar las acciones que generaron esos resultados y estos comportamientos. Si se cambian las acciones, se modificarán los resultados, pero esto solo es posible si se cambia el tipo de observador, pues de lo contrario se seguiría haciendo lo mismo. La única forma que tienes para lograr los resultados que deseas es cambiando el tipo de observador que eres. La forma en la que se puede cambiar el tipo de observador es a través de la actitud, es decir, estar abierto a modificar la perspectiva, ampliando el mapa personal, lo cual exige flexibilidad y estar dispuesto a aprender nuevos conocimientos y desaprender lo que no es útil. Solo a través del aprendizaje continuo es que se logra cambiar las conductas y con ello se manifiestan resultados diferentes (Echeverría, 2002).
Modelo del observador
Cierre
La comunicación eficiente existe en la medida en la que el lenguaje verbal sea congruente con el no verbal, pues como ha quedado expuesto en este tema, las palabras tienen un mínimo impacto en lo que se dice. Es importante estar atento al diálogo interno que constantemente sostenemos, puesto que ejerce un impacto en las emociones y en el lenguaje que se manifiesta. Aunque el grado de satisfacción que tengas en tu vida sea elevado, siempre se puede mejorar.
¿Qué ves en la siguiente imagen?
¿Es un hombre que mira de frente? ¿O quizás está volteado de perfil?
Son ambos. Un mismo objeto puede tener interpretaciones diferentes dependiendo de la postura del observador. Si alguien te hubiera señalado el aspecto de la imagen que tú no percibiste de primera instancia, podrías haber creído que el equivocado era él. Sin embargo, esto te ayuda a tomar conciencia de que la realidad no es como tú la percibes, pues hay otros aspectos que quizás hasta el momento no has visualizado. Es importante ser flexible, estar abierto a escuchar otras percepciones distintas, esto te ayudará a enriquecer y expandir tu visión personal.
Referencias bibliográficas