5.3 El quiebre y el problema

De acuerdo con Rosales (s.f.), el quiebre se puede definir como aquel “hecho o interpretación que se interpone, que dificulta la acción dirigida a lograr un compromiso dado”. Es importante mencionar que el quiebre no es algo que se tenga, sino que está relacionado a una declaración del observador. En este punto es importante resaltar la diferencia que existe entre un problema y un quiebre, ya que son paradigmas diferentes. Carl Jung hacía referencia a estos dos paradigmas al sostener que “lo que resiste, persiste y lo que se acepta, se transforma”.

Una persona se encuentra ante un problema cuando está buscando una solución frente a la situación adversa que se está presentando. En este caso, la persona está enfocada en que el problema se desvanezca, percibiéndolo como algo que se encuentra afuera de nosotros y juzgamos el suceso como algo que no debería estar sucediendo, y esto hace que reaccionemos con resistencia, experimentando diferentes emociones: angustia, necedad, lamento, etc. Dado a que el problema se encuentra afuera, hace que la persona se evada de su responsabilidad y busque de forma persistente encontrar a un culpable.

En cambio, cuando una persona hace una declaración de “quiebre” hace que surja la conciencia, con el consecuente compromiso de hacer lo necesario para que las cosas sucedan. En este paradigma, la acción inicia desde el momento en que la persona acepta lo que está ocurriendo y se compromete con lo necesario para construir el futuro que desea convertir en una realidad. En este caso no hay resistencia al cambio, sino que el individuo se convierte en agente de cambio, abriendo la posibilidad a experimentar las emociones necesarias para lograrlo: entusiasmo, interés, tenacidad, etc. La acción emerge de la visualización del futuro deseado y a la cual se ha comprometido. No significa que tenga que hacerlo solo, puede apoyarse en diferentes redes de apoyo con las personas, a través de pedidos y ofertas que coadyuven a garantizar el compromiso.

En este paradigma del quiebre la persona toma conciencia, sin juzgarse, de que las acciones que está realizando actualmente no están siendo conducentes hacia los objetivos deseados. En este caso, el foco de atención se centra dentro de la persona (a diferencia de un problema cuya solución está afuera), quien posee un cúmulo de recursos para poder accionar. Por ende, si cambia la perspectiva del observador, podrá ejecutar estrategias distintas y, por lo tanto, obtener resultados diferentes.


Haz clic en el nombre de cada paradigma para conocer las diferencias.



Cierre

Todo líder debe desarrollar una serie de competencias considerando el rol de agente social que tiene al interior de la organización; se destacan por su importancia las habilidades de comunicación, las cuales utilizará en diferentes contextos, apegándose a situaciones particulares y con sus respectivas limitantes, en donde el lenguaje hablado y escrito le permitirá desenvolverse y en donde será indispensable mostrar una genuina disposición para escuchar a los demás utilizando todos sus sentidos. Tendrá que implementar las estrategias que considere más acordes para el afrontamiento de los problemas y monitoreará el desempeño de sus acciones de forma constante, para poder implementar medidas preventivas, anticipándose a cualquier situación adversa y otras correctivas, en caso de ser necesario.

Analiza la siguiente imagen desde el paradigma del problema y del quiebre:

Fuente: (Rosales, s.f.).


En las primeras tres tiras de la imagen se puede observar que los dos burros no pueden comer debido a que están atados y cada uno está empecinado en acercarse a su propia fuente de alimento, y como se encuentran en sentidos opuestos, cada vez que tratan de acercarse impiden que el otro llegue a su objetivo, tirando cada vez con más fuerza. Están en el paradigma del problema y cada uno cree que el otro burro es el culpable. En la cuarta tira ambos desisten del esfuerzo y se ubican como observadores, de tal forma que pueden distinguir precisamente el quiebre que les está impidiendo alimentarse. Al cambiar su posición de observador encuentran la acción que les permitirá a ambos consolidar su objetivo, como se puede observar en la quinta tira en donde se ha consolidado una red de apoyo en la que se obtuvo el compromiso del otro a través de una petición del orador: “¿Te parece si vienes de este lado para comer juntos?”, la cual ha sido aceptada por el oyente. Finalmente, en la última tira, se plantea una oferta asumiendo el compromiso de compartir: ¿Quieres comer ahora de mi paca?, la cual es aceptada y ambos se disponen a comerla. A través de estos compromisos que se generaron a partir de la petición y de la oferta ambos consolidaron su objetivo. Cuando alguien se sitúa en el paradigma del problema, se centrará propiamente en la situación adversa, en cambio, en el paradigma del quiebre, la atención se ubica en el tipo de observador que percibe la situación.

Referencias bibliográficas