Contexto


Ana es una mujer próxima a cumplir los cuarenta años y ha estado casada desde hace quince con José, con quien tiene dos hijos de 13 y 10 años. De unos años para acá, la relación se ha deteriorado porque José tiene problemas con su manera de beber y cada fin de semana llega bien alcoholizado, usualmente maltratando a Ana y a los niños. La gota que derramó el vaso fue cuando hace unas semanas, después de una acalorada discusión, terminó golpeándola; Ana tuvo que solicitar el auxilio de la fuerza pública, quienes detuvieron a José y lo sacaron de su domicilio.

Ante tales circunstancias, Ana ha decidido divorciarse, pero sabe que el proceso es largo y no quiere que José regrese a casa por temor a que la vuelva agredir. Su amiga Mariana le recomienda ir a hablar con el Lic. Sánchez, el abogado que llevó su divorcio y de quien tiene una excelente opinión por su responsabilidad en el trabajo y su ética profesional.

Ana se presenta a su cita en el despacho Sánchez y Asociados, y es atendida inmediatamente por el Lic. Gómez y Lic. Sánchez, quienes le dicen que le promoverán un acto prejudicial consistente en la separación provisional de cónyuges, pero que va a requerir de varios días para que se concrete. Conforme pasan los días Ana se siente cada vez más estresada y con miedo, pues teme que José vaya a tomar alguna represalia. Ansiosa, llama a los abogados para saber qué avances hay en su caso.

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Ana: Buenos días, ¿Licenciado Gómez?
Lic. Gómez: Mmmhm… buen día, dígame.
A: Licenciado, habla Ana, aquí molestándolo para saber si ya me tiene alguna noticia de mi caso.
G: No señora, le dije que yo le hablaba, ¿o no?
A: Sí, entiendo licenciado, pero es que ya pasaron varios días y como me dijo que para esta semana tal vez ya se tendría la orden del juez, pues por eso le llame.
G: Le dije que yo le hablaba, si no le hablé es porque no sé nada aún.
A: Bueno sí, es que estoy muy nerviosa y como ya mañana es viernes.
G: ¡Y yo qué quiere que haga si no me han dicho nada!
A: Oiga licenciado, ¿no podría preguntarle al juez que como para cuándo?
G: Mire señora, su caso no es el único, tengo mucho trabajo.
A: Ay, licenciado, ayúdeme, no sabe por lo que estoy pasando.
G: ¿Y cómo quiere que la ayude? No hago milagros.
A: Ay, licenciado, entonces qué hago.
G: Pues, ¿qué quiere hacer? Pues esperar, llámeme la próxima semana.
A: Licenciado, disculpe la molestia, yo le vuelvo a llamar, gra… beep.. beep.. beep.. [ya ha colgado]

Ana: Buenos días, ¿Licenciado Sánchez?
Lic. Sánchez: Buenos días, señora Ana, ¿cómo ha estado?
A: Bien, licenciado, y pues aquí molestándolo para saber si ya me tiene alguna noticia de mi caso.
S: No es ninguna molestia señora, al contrario, una disculpa porque no le he hablado, pero apenas esta mañana localicé al secretario. Me informa que la orden ya está para firma del juez.
A: Ay, licenciado, que bueno. ¿Entonces qué sigue?
S: Mire, yo voy a estar al pendiente con el secretario. Esta misma tarde subo a preguntar si ya se firmó la orden.
A: Bueno sí, es que estoy muy nerviosa, y como ya mañana es viernes.
S: No se preocupe, yo le doy seguimiento a la firma y en cuanto esté lista me pongo en contacto con el actuario para programarnos.
A: Licenciado, le agradezco.
S: No tiene que agradecer, es mi trabajo. En cuanto contacte al actuario yo le aviso para que ya sepa el día en que se va a llevar a cabo el desalojo, y así pueda usted regresar a su casa.
A: Ay, licenciado, qué nervios.
S: No tenga miedo, estamos para apoyarla. De ser necesario, pediré el apoyo de una patrulla en caso de que el señor se ponga violento.
A: Licenciado, usted piensa en todo.
S: Bueno, señora, no es la primera vez que atiendo un caso como el suyo. Ya verá que es un momento difícil, pero al final todo saldrá bien.
A: Muy bien, licenciado. Gracias, entonces espero su llamada, muchas gracias.
S: Claro que sí señora, yo me comunico, mientras tanto esté tranquila.

Explicación


Una de las acciones que el abogado litigante deberá emprender, cuando se realice un primer contacto con el cliente, es formar las percepciones adecuadas para ser contratado. Pero debe también trabajar para que ese cliente lo recomiende con alguien más, o bien que recurra a contratarlo nuevamente en caso de incurrir en algún conflicto legal en un futuro. La gran pregunta es ¿cómo se gana ese lugar el abogado?

Son varios los elementos que el cliente toma en cuenta al momento de tomar la decisión de contratar un abogado en específico, resaltando principalmente aquellos que lo vinculan a su imagen. De acuerdo con Jordi Estatella (2009), estos elementos son seguridad, alta persuasión, credibilidad y responsabilidad; todos ellos eventualmente van a sobresalir a lo largo del litigio (sobre todo en la etapa de pruebas y alegatos, ya sea en el sistema tradicional o en las audiencias de los juicios orales).




Seguridad




Persuasión




Credibilidad




Responsabilidad

5.1 Previo al litigio

La trasmisión hacia el cliente de los elementos señalados se puede dar a través de algunas sencillas prácticas, y en tres etapas específicas de la relación laboral alrededor del juicio:

  1. Preparación para el juicio.
  2. Minutos antes del juicio.
  3. En la audiencia del juicio.

Preparación para el Juicio. Una forma de que el cliente refuerce su seguridad y credibilidad en el abogado es fomentando la confianza del propio cliente en sí mismo, y ello se puede aprovechar en la reunión en la que el abogado debe preparar al cliente para la audiencia de juicio o pruebas y alegatos.

Pueden usarse expresiones sencillas que animen y resalten sus aptitudes, como “no se preocupe, su declaración saldrá bien” o “no es necesario que se inquiete por su declaración”. Esto con el objetivo de generar tranquilidad en el cliente y que éste no acuda al juicio pensando que todo depende de que no se equivoque en nada al rendir su declaración (llegar así incrementará peligrosamente su inseguridad).

Otra de las formas en que el abogado litigante puede trasmitir al cliente credibilidad y seguridad es explicándole bien el protocolo que se lleva a cabo en el juicio, detallando el sitio en el que se desenvolverá físicamente, los sujetos que estarán presentes y quiénes podrán intervenir en las sesiones (y el orden en que lo harán).

Además, mucho ayudará informarle cuánto dura aproximadamente la audiencia, qué documentos tiene que llevar consigo, e incluso cómo llegar al lugar en donde se celebrará el juicio. Esto demostrará que el abogado tiene experiencia y además trasmitirá una imagen profesional.

Minutos antes de iniciar el juicio. El tiempo de espera en la sala del juzgado antes de entrar a la audiencia puede ser un momento clave para reforzar la seguridad y credibilidad del cliente en el abogado. Este último puede capitalizar la oportunidad, aclarando rápidamente las dudas que le hubieran quedado al cliente sobre el funcionamiento de la audiencia, o desviando la atención en otros temas como el clima o la familia, con la finalidad de calmar los nervios y estrechar aún más la confianza entre el cliente y el abogado.

En la audiencia del juicio. Es en esta etapa en donde el abogado, con pequeños detalles, puede ganarse con mayor fuerza la confianza del cliente. Uno de estos detalles puede ser pasar antes que el cliente a la sala de juicio, ya que muy probablemente es la primera ocasión en que pisa un lugar de esa naturaleza y esto genera intranquilidad. Otra de estas acciones simbólicas que inspiran confianza en el cliente es el buen uso de la comunicación no verbal, por ejemplo, al enviar un ligero parpadeo y asentir con la cabeza cuando se haya terminado de interrogar a un testigo o en el alegato final.

El abogado también ganará confianza al actuar cuando vea que su cliente se encuentra muy nervioso en pleno interrogatorio, interrumpiendo de alguna manera, aun y cuando no exista razón alguna para hacerlo. Con ello le ayudará a su cliente a reponerse, evitando que llegue a declarar algo que pudiera perjudicar la estrategia.

Otra de las acciones que puede hacer el abogado para reforzar su seguridad, su credibilidad y su responsabilidad frente al cliente, es tener una comunicación directa y constante con él mientras dura el juicio, contestándole sus llamadas y mensajes con información veraz de las actuaciones que se generen en el proceso (por lo menos un día cada semana).

5.2 Seguimiento de un litigio

En México, todo procedimiento litigioso inicia con la presentación por escrito de la demanda o querella, aun y cuando se lleven a cabo juicios orales. Esta demanda o querella debe ser presentada en las oficialías de partes de los juzgados o agencias del Ministerio Público (federal o del fuero común), y de acuerdo a la materia que se vaya litigar.

En la oficialía de partes se le dará entrada a dichos documentos de manera aleatoria, proporcionando un número de expediente y el juzgado al cual se asignó la demanda (o agencia del Ministerio Público, si se trata de materia penal). Será en dicho juzgado donde se dará seguimiento al caso.

5.3 La jornada del abogado litigante

Tradicionalmente, el abogado litigante realiza una serie de tareas específicas a lo largo de su jornada diaria, y una de ellas es precisamente darle seguimiento en los juzgados a los casos que representa, ya que es él quien tiene la responsabilidad del impulso procesal y de llevar a buen término el litigio presentado. Por ello deberá estar siempre al pendiente de los acuerdos emitidos por la autoridad y, sobre todo, de los tiempos que marca la ley procesal vigente, ya que puede dar lugar a una preclusión (pérdida de un derecho por el transcurso del tiempo) y con ello perder el juicio.

Hoy en día, la tecnología que se ha implementado en diversas partes de la República permite acceder de manera virtual a los expedientes que se tienen en litigio, para revisarlos y darles seguimiento. Sin embargo, es recomendable que —en la medida de lo posible— el abogado se presente físicamente en el juzgado, ya que el encuentro cara a cara con la autoridad permite intercambiar puntos de vista respecto al litigio en curso (algo que difícilmente se puede lograr por medio de la interacción virtual).

Es importante señalar que el abogado litigante debe siempre planificar bien sus diversas actividades diarias, para darle a cada una la importancia debida. Esto también le permitirá dar un seguimiento más puntual a los casos litigiosos que maneje. Para este fin son diversas las técnicas que puede utilizar, pero una de las más sencillas es realizar una lista con las actividades que debe desarrollar durante el día e irlas tachando. Simple pero efectivo.

La escritura es una forma de materializar el trabajo por parte del abogado, por ello es importante saber redactar bien, con amplio vocabulario, impecable ortografía y buena sintaxis, en el entendido de que los escritos que se presenten van destinados a ser leídos por un tercero, en quien se pretende lograr un efecto favorable a los intereses de nuestro cliente. En consecuencia, cualquier escrito de manera confusa o errónea afectará negativamente nuestras pretensiones.

Estas son algunas de las actividades que se pueden presentar en la jornada de un abogado (Fernandez de León, 2012):

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Implica la preparación de los casos en el despacho con atención  a las materias jurídicas, lo que incluye un análisis de los hechos, la aplicación adecuada del Derecho y el empleo correcto de los procedimientos necesarios para la resolución del caso. Además, leer y redactar toda clase de escritos judiciales, como promociones, contratos, informes, dictámenes, etcétera.

Son tareas destinadas a examinar escritos judiciales o administrativos, y tomar decisiones sobre los mismos (archivarlos, anotar una futura tarea, vencimientos, etcétera). También se incluye el examen de la correspondencia diaria por correo ordinario o electrónico, poniendo especial atención a las notificaciones hechas por el juzgado; este aspecto es de alta prioridad dada la importancia de los plazos y términos para dar contestación a los actos judiciales.

Contacto frecuente y directo con los clientes, ya sea mediante visitas de estos al despacho o desplazamientos del abogado a sus establecimientos.

Participación efectiva en reuniones de trabajo establecidas por el despacho para diversos fines.

El abogado deberá realizar visitas a organismos públicos o privados para investigar y obtener información documental que se requiera para los juicios que lleva (actas de nacimiento, de matrimonio, firma de escrituras, documentos para inscripción, entre otros).

El abogado litigante debe estar actualizándose continuamente, dados los constantes cambios que se dan en la legislación, y además estar al tanto de la jurisprudencia que constantemente están generando los tribunales. Contar con la información más actual puede inclinar el éxito del litigio a su favor.

Esta es una de las actividades de mayor trascendencia que realiza el abogado, ya que es ahí donde consulta los expedientes de los casos que representa. Dentro de los juzgados también se da seguimiento a los acuerdos a los que haya llegado, se promueven las diligencias necesarias para llevar a buen término el litigio, además de hacer las consultas requeridas con el juez o secretario que llevan los juicios.

Asimismo, es en el juzgado en donde el abogado litigante lleva su función principal: la representación y defensa del cliente, valorando los hechos y defendiéndolo ante las valoraciones del contrario, donde un tercero (el juez) resolverá la controversia judicial. Actuación que lleva a cabo aprovechando de una forma eficiente las posibilidades y derechos que le otorga el sistema legal al cliente, asegurándose que se cumplen los mecanismos legales y se respetan dichos derechos.

Cierre


Ya repasamos cómo debe el abogado litigante dar seguimiento a un juicio, para asegurarse que van a cumplirse todas sus etapas dentro de los plazos marcados por los procedimientos legales.

Con todo esto en mente, queda bastante claro que en las dos conversaciones incluidas al principio, el Lic. Sánchez no sólo conoce y está al tanto de los casos de sus clientes, sino que  además tiene una actitud asertiva que inspira confianza en su clienta y también sabe manejar su jornada laboral. Por su parte, las respuestas del Lic. Gómez sólo denotan una personalidad altanera y poco cortés, actitudes que muchas veces tienden a esconder un desconocimiento de lo que se les pregunta.

Es más fácil contestar agresivamente con un “¿Y yo qué quiere que haga?” en lugar de aceptar que no se ha tenido la molestia de investigar en qué etapa está el juicio. Ese tipo de respuestas no generan ninguna confianza, y el cliente se queda con la sensación de que en realidad el abogado desatiende su caso o de plano no ha hecho nada, pues evidentemente no hay un seguimiento adecuado del proceso (lo cual también posiblemente tiene que ver con una desorganización personal de su jornada de trabajo).

Checkpoint


Asegúrate de haber comprendido:

  • Qué técnicas te ayudan más a conectar con tu cliente favorablemente.
  • Cómo se le debe dar seguimiento a un litigio.
  • Qué elementos de tu jornada laboral diaria son relevantes para tu éxito y cuáles no tanto.

Referencias


  • Estalella, Jordi. (2009). El Abogado Eficaz: Cómo Convencer, Persuadir e Influir en los Juicios. España: Temas La Ley (Wolters Kluwer Law & Business).
  • Fernández de León, Oscar (2012). Abogados: Gestión y Servicio. España: Aranzadi.