Contexto
Armando, un niño especial
Armando, un niño de 8 años, asiste a la escuela regular. Está cursando tercer año de primaria y aunque se esfuerza, tiene dificultad para comprender lo que su maestra le pide hacer. Elena, su maestra sabe que las personas en algún momento de su desarrollo pueden presentar dificultades para aprender. Sin embargo, ella se preguntaba si la dificultad para aprender era reciente porque después de dos meses, le parecía que se estaba prolongando por más tiempo un posible problema de adaptación. En junta de maestros, Elena comentó el caso de Armando y sus maestros de primero y segundo año mencionaron que al niño se le dificultaba mantener la atención por lo que casi nunca terminaba sus actividades. El caso fue turnado a la psicóloga escolar, quien después de realizar una evaluación inicial diagnóstica, solicitó a los padres de Armando que lo llevaran a un centro especializado. Ahí fue diagnosticado con trastorno del aprendizaje generalizado (TAG), un padecimiento que suele presentarse junto con alguna disfunción del sistema nervioso central sin que se considere un retraso mental ya que surge de alteraciones en el proceso cognitivo. Quienes lo padecen tienen una dificultad nuclear en la automatización de ciertas habilidades perceptivo-motoras y de rutinas cognitivas esenciales para el progreso académico y el desenvolvimiento social.
Cuando Elena se entera del diagnóstico se pregunta si ella podrá sacar adelante a Armando, si el apoyo en la escuela para esta necesidad educativa especial bastaría para el niño siguiera adelante con sus estudios de educación básica.
Con relación a las dudas de Elena sobre las alternativas de solución para cubrir la necesidad educativa de Armando:
¿Consideras que son parte de la función social de la escuela? Si tu respuesta es afirmativa, ¿piensas que sus intenciones educativas serán suficientes para lograr que Armando aprenda y avance? Si tu respuesta es negativa, ¿de quién es la responsabilidad social?
Explicación
Función social de la escuela
Cuando se habla de la escuela, lo primero en lo que suele pensarse es un lugar de formación a donde se acude para adquirir conocimientos y desarrollar habilidades. Pero, ¿son solo estas las funciones de la escuela?
Una mirada a la evolución de la función social de la escuela
El individuo nace con la predisposición para socializar, lo que luego le permite llegar a ser miembro de una sociedad. Diferentes experiencias y de agentes sociales significativos lo llevan a adaptarse al entorno social a través del aprendizaje e interiorización de los elementos socioculturales que con el paso del tiempo se integran a la estructura de su personalidad (Rocher, 1980), al recrear y reconstruir activamente los contextos cultural y social en los que tienen lugar sus actividades (Giddens, 1991).
La socialización primaria es la primera en surgir. En la niñez, el individuo se convierte en miembro de la sociedad, proceso en el cual el lenguaje ocupa un lugar destacado ya que provee los esquemas para interpretar la realidad social y configurar la conducta, aceptando “las cosas son como son”, por ejemplo, que las niñas son “lindas” y los niños son “fuertes”. La socialización secundaria, por otro lado, refiere a cualquier proceso posterior que introduce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo como sería el caso de la escuela en la que se realiza la interacción con otros niños y con los maestros (Berger y Luckmann, 1995). Pero, ¿cómo se lleva a cabo esta función social en la escuela?
En las sociedades primitivas y todavía en grupos humanos reducidos, tanto la educación de los nuevos miembros de la comunidad como el aprendizaje de los productos sociales, se realiza mediante el involucramiento de las generaciones jóvenes en las actividades de la vida diaria de los adultos en sus grupos primarios: familia, pares y trabajo. Esta forma de socialización primaria directa que se mantiene, se ha ampliado a procesos de educación y socialización secundaria como serían los diferentes tipos de escuelas y las tutorías, entre otros, de manera de poder dar respuesta a las demandas que conllevan estructuras sociales más complejas y funciones y tareas mucho más diversificadas (Pérez, 2008).
Al institucionalizarla en las culturas orientales, la escuela se reservó para unos pocos ya que su función se centraba en proporcionar la formación técnica en habilidades instrumentales básicas: lectoescritura, conocimiento de números y cálculo. En Mesopotamia y Egipto el aprendizaje de la escritura era complejo y requería años de estudio. En Grecia la primera educación se realizaba en la casa a cargo de ayos, denominados "pedagogos." En convivencia diaria, su misión consistía en formar al niño en los valores de la comunidad y ocuparse de la adquisición de las habilidades básicas, sobre todo de tipo social. Más adelante el niño comenzaba a asistir a la escuela donde, bajo la tutela del maestro, aprendía la lectura, la escritura y las matemáticas, sin embargo, continuaba bajo la dirección del pedagogo cuya formación era considerada más básica y fundamental que la adquirida a través del maestro (Marrou, 1976). Más adelante, durante la Revolución Industrial en el siglo XIX, la escuela surge para responder a un conflicto: los burgueses pensaban que formarían buenos ciudadanos al escolarizar a los obreros, con lo que dejarían de lado sus ideas revolucionarias (Sánchez, 2010).
Tradicionalmente, la escuela ha sido considerada la institución donde se desarrolla el proceso socializador de enseñanza-aprendizaje de manera obligatoria que, en primera instancia, garantice la reproducción social y cultural condición para la conservación de la sociedad (Durkheim, 1975; Pérez, 2008), en particular, sus valores (Deval, 1999; Fernández, 1997; Sánchez, 2010) y los principios de control (Bernstein, 1990; Cardús, 2000; Platón, 1999).
Adicional a lo anterior, Sánchez (2010) destaca las siguientes funciones sociales de la escuela:
Por otro lado, la educación institucional cumple con dos funciones básicas (Marenales, 1996):
Desde la psicología, el efecto de la socialización desde la escuela más importante es la formación de la personalidad individual, en tanto que desde la sociología es requisito para la integración efectiva del individuo en su entorno social, posibilitando la adaptación y previniendo la marginación o exclusión social, al tiempo que asegura la continuidad de sus principales rasgos: pautas, funcionamiento, normas, creencias, ritos, entre otros.
Las funciones sociales inciden en el contenido del currículum y en las prácticas pedagógicas. Los maestros enseñan a los alumnos recurriendo a distintas estrategias didácticas que se ajusten tanto a su estilo de enseñanza como al modelo pedagógico, es decir, la forma en que en la institución se concibe la práctica de los procesos formativos. El proceso finaliza evaluando el desempeño con distintos instrumentos. El énfasis está en la adquisición de conocimiento y el desarrollo de destrezas básicas que con el paso del tiempo y a lo largo de la vida escolar consoliden la base para el entrenamiento en ocupaciones tecnológicas y estudios universitarios.
A este respecto, para el desarrollo del currículum escolar, Pérez (2008) propone los siguientes mecanismos de socialización en la escuela:
Si bien es cierto que la función por excelencia de la escuela es mantener la tendencia conservadora para garantizar la supervivencia social promoviendo la reproducción del statu quo y de lo ya consolidado históricamente (socialización), la renovación y el enriquecimiento de la condición humana (humanización) impulsan el cambio, el progreso y la transformación jugando la escuela ahora un papel crítico mediador de la utilización del conocimiento.
De acuerdo con Pérez (2008), los ejes complementarios de intervención de la escuela, es decir las funciones educativas serían:
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![]() La función compensatoria |
![]() La reconstrucción del conocimiento y la experiencia |
El objetivo de la educación compensatoria se centraba en acciones pedagógicas que tenían como objetivo nivelar las desigualdades y desequilibrios presentes en los alumnos en desventaja, para cumplir las demandas del estudio por razones socioeconómicas, culturales, físicas o psicológicas. Lo anterior ha dado paso a lo que hoy en día se denomina acción compensatoria y que desde una perspectiva ecológica, se orienta a compensar las fallas educativo-culturales del individuo desfavorecido para la mejora de su vida social y personal. Para lograrlo, intervienen no solo la escuela, sino todas aquellas instancias –familia, comunidad, gobierno--, que le permitan una mejor adaptación a sí mismo y a los demás (González, 1994).
En la sociedad existe la discriminación, desigualdad e injusticia, la escuela no puede eliminar la discriminación pero si puede reducir significativamente estos aspectos.
La intervención compensatoria debe estar guiada en un modelo didáctico flexible que atienda las desigualdades a través de la atención y el respeto a la diversidad (Pérez, 2008).Otra de las funciones debe ser provocar y facilitar la reconstrucción de los conocimientos, actitudes y valores que los alumnos aprenden dentro de la casa y la escuela. Se debe enfocar en la organización de la información externa que reciben los alumnos a través de medios de comunicación y enseñarlos a poner en práctica su pensamiento crítico y la actuación social democrática.
Se propone asumir una postura más proactiva para emprender acciones que cuestionen lo establecido con la consecuente incertidumbre e inestabilidad inicial (Morán, 2004). Con ello, docente y alumnos pasan a ser agentes de cambio que co-construyen la realidad y, por ende, el conocimiento.
Cierre
Hasta aquí se ha revisado la evolución del proceso de socialización, inicialmente solo a cargo de los grupos primarios (familia y pares, entre otros) y ahora compartidos con la escuela para poder responder a las nuevas demandas de la sociedad. Es insuficiente, la crianza paterna: el modelo de familia, el modelo de hombre y mujer, los valores tanto familiares como sociales siguen estando en manos de la familia.
La escuela, desde sus inicios, ha complementado el proceso de socialización respondiendo a las demandas de cada época y cultura. Las certificaciones de grado básico que en México recientemente se ampliaron a recibir educación media superior garantizan la socialización y cada vez más las instituciones educativas de todos los niveles promueven en el aprendiz pensar críticamente de manera de impulsar el cambio personal y social.
Ahora bien, al respetar la diversidad social y cultural, así como las diferencias individuales, ¿de qué manera crees que la escuela esté llamada a responder más allá de su inclusión en las aulas? En el caso de Armando, la primera pregunta ha quedado respondida. Efectivamente la escuela es copartícipe en la acción compensatoria de los niños con capacidades diferentes, es parte de su función social. Queda pendiente responder el segundo cuestionamiento, ¿piensas que sus intenciones educativas serán suficientes para lograr que Armando aprenda y avance? y con la nueva información que señala que no solo la escuela está llamada a resolver las inequidades y desequilibrios, ¿qué otras instancias tendrían esta responsabilidad social para responder a la problemática de Armando?Revisa a continuación el Checkpoint:
Consolida las ideas básicas del tema:
Asegúrate de comprender:
Antes de concluir el tema, asegúrate de responder las siguientes preguntas.
Revisa el glosario del curso aquí.
Referencias