Contexto


Trastornos del espectro autista: una condición en ascenso

En 2013, el Dr. Carlos Marcín Salazar, Director de la Clínica Mexicana de Autismo, señalaba que había cuando menos 115 mil niños con autismo (un caso en cada 300) en México y con riesgo de que cada año nazcan 6,200 nuevos casos, a razón un incremento del 17 % anual.

Esto sugiere que miles de familias en el país requieren de servicios especializados para la atención del niño con autismo y que dependiendo del nivel de afectación, pueden presentar una forma inusual de relacionarse, un tanto retraídos, con escaso lenguaje o poca comunicación, sólo se integran en conversaciones de su interés, comportamientos repetitivos extraños, apegados a rutinas, con una forma de juego inusual y falta de reciprocidad emocional hacia las personas, ya que ellos tienden a malinterpretar los mensajes no verbales.

Si bien actualmente la escuela recibe a los niños con trastornos dentro del espectro autista como parte del Programa Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad 2014-2018 y además hay diferentes instituciones públicas y privadas dedicadas a su atención, una gran cantidad de niños con esta condición quedan fuera por falta de espacios o bien reciben insuficiente atención para avanzar en su adaptación al medio.

  • ¿De qué manera la educación en general y la social en particular está llamada a afrontar esta demanda social?
  • ¿Cómo pasar del asistencialismo a una atención especializada de sus necesidades educativas?

Explicación


Intervención en Educación Social

La educación social está en constante construcción, abierta y en evolución. Considerando que su finalidad es dar respuesta a todos los aspectos fundamentales de la naturaleza humana, en particular la socialización (Núñez y Úcar, 2010; Rodríguez-Sedano y Sotés-Elizalde, 2008) promoviendo el cambio y la mejora de la calidad de vida, busca hacer frente a los desafíos y problemáticas concretas adaptándose a las características y las peculiaridades del contexto, de las personas y del momento (Añaños-Bedriñana, 2012). Las acciones educativas no se dan ni en la familia ni en la escuela, sino en el espacio social vivo, dinámico y permeable difícilmente delimitable (Núñez y Úcar, 2010). En conclusión, la educación social es una ciencia pedagógica que se concreta en ámbitos, áreas o procesos en los que se proyectan su saber y competencias teórico-prácticas (Caride, 2005) y que ha evolucionado a partir de la animación sociocultural, la educación especial y la educación de adultos (Núñez y Úcar, 2010).

Por todo lo anterior, es importante considerar su didáctica específica de manera de poder diseñar intervenciones con estrategias efectivas. En referencia a este punto, se entiende por didáctica:

El estudio de todos los principios y técnicas válidas para la enseñanza de cualquier materia sin las especificaciones propias de cada disciplina ya que se ve a la enseñanza como un todo.

Asimismo, se constituye por un conjunto de procedimientos, técnicas y recursos para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje (Torres y Argentina, 2009). Como se puede ver, esto refiere a educación escolarizada formal. De manera que, de acuerdo con Parcerisa (2007), hay que estudiar y evaluar las técnicas que se puedan aplicar en la educación social que es eminentemente, no formal.

Técnicas para la intervención en educación social

Las principales técnicas específicas para la intervención en educación social (Pérez, 2003):

Haz clic en cada técnica para revisar su información.

La prevención se entiende como la serie de medidas destinadas a evitar la aparición de un estado crítico (primaria), reducir factores de riesgo (secundaria) y contener y atenuar sus consecuencias una vez que se manifiesta el problema (terciaria). En educación social se privilegian las técnicas preventivas de índole medio ambiental dirigidas a conservar, proteger y mejorar el espacio medioambiental y las técnicas orientadas a la educación para la salud con las que se busca impulsar un estilo de vida saludable individual y social.

Como profesión asistencial, la educación social tiene un componente de ayuda que habitualmente se dirige a incidir en la sociabilidad y la socialización.

Por lo general, se privilegian las intervenciones grupales; no obstantes, algunas problemáticas personales, idiosincráticas, por sus particularidades culturales, familiares, socioeconómicas, biográficas, entre otros, requieren abordajes pertinentes al caso.

El educador social debe desarrollar competencias a lo largo de su formación profesional que le permitan aplicar sus conocimientos (saber saber), destrezas (saber hacer) y actitudes (saber ser), en relación a las bases del desarrollo humano y los procesos de cambio sociocultural, los modelos, principios y enfoques de la orientación educativa, escolar y profesional en contextos educativos diversos, y los principios y fundamentos de atención a la diversidad.

El educador social se desempeña como mediador en los diversos conflictos sociales que pueda encontrar en su trabajo; por ejemplo, en casos de delincuencia juvenil, tutelaje, centros de rehabilitación social, entre otros.

Todas estas técnicas se eligen teniendo en consideración que, como ciencia, la educación social adopta las características propias de toda investigación social.

6.1 Características de la intervención en educación social

Una intervención educativa refiere a una acción intencional ejercida en espacios sociales (escolares y extraescolares), con el fin de promover el desarrollo personal y social de los individuos, grupos y comunidades con vistas a mejorar su calidad de vida y animar su participación, tanto en dar respuesta a sus necesidades y demandas como en la sociedad en general (Pallisera, 1996; Parcerisa, 2007). Pretende utilizar procesos de enseñanza que faciliten los procesos de aprendizaje de la máxima calidad del mismo y se puede llevar a cabo por medio de un acompañamiento, lo cual significa que (Parcerisa, Giné y Forés, 2010):

  • Se establece una relación educativa con intención de facilitar los acuerdos o planes entre el educador y el sujeto.
  • El sujeto reconoce al educador social como un orientador temporal de su itinerario.
  • El educador hace un seguimiento de la evolución del sujeto y le proporciona orientación y ayuda socioeducativa.

Es necesario tener presentes las características de la educación social al plantearse la intervención en este marco. Desde la perspectiva didáctica, se debe tomar en cuenta (Parcerisa, 2007; Parcerisa et al., 2010):

De lo anterior se desprende la necesidad de formación del educador social para hacer frente a estas necesidades sociales. Precisa mantener disposiciones y valores para garantizar su cometido (Soto, 1999) al realizar intervenciones primarias, secundarias y terciarias; al trabajar con población general, en riesgo, marginada o excluida; en distintos espacios (abiertos, semiabiertos y cerrados) y programas (públicos y privados; Oña, 2005), además de articular de manera adecuada la relación teoría-práctica, con dominio básico de estrategias y técnicas de intervención educativa (Múgica, 2001).

En la intervención en el campo social se deben de mencionar los siete principios que deben servir como base para cualquier forma de intervención (Parcerisa, Giné y Forés, 2010):

  • Respeto al valor y a la dignidad de la persona
  • Autodeterminación
  • Individualización (adaptación de los programas a los casos concretos y específicos)
  • Aceptación (toda persona tiene valor y dignidad por el simple hecho de ser humano)
  • Interrelación (las personas están condicionadas por sus relaciones mutuas)
  • Desarrollo y progreso (siempre se puede hacer un cambio)
  • Justicia social (todas las personas deben de participar del bien común)
6.2 Didáctica diferencial: educación escolar y educación no formal

La educación escolar formal refiere a un sistema educativo institucionalizado, graduado cronológicamente y jerárquicamente estructurado, que empieza desde la primaria hasta el grado de universidad. La educación no formal puede incluir desde los niños hasta los adultos y constituye toda actividad organizada sistemáticamente que sea educativa pero se realiza fuera del sistema institucional aunque con actividades o programas orientados a cumplir objetivos educacionales definidos (Mallart, 2002; Trilla, Gros, López y Martín, 2003) y que surgió en los 70´s como estrategia de formación dirigida a grupos sociales que no recibían una enseñanza básica completa (Vázquez, 1998). Coinciden en sus atributos de organización y sistematización y difieren en lo metodológico (escolar vs no escolar) y estructural (Belén, 2012).

De acuerdo con Mallart (2002), las principales características de la educación no formal son la obtención de efectos educativos comprobables y controlables producidos por agentes que trabajan con el propósito intencional de alcanzarlos; objetivos explicitados previamente con base en una metodología y medios específicos; existencia de reconocimiento social institucionalizado del papel educativo del educador; espacio y tiempo concretos para el desarrollo de la actividad; función educativa realizada de forma autónoma, y cierto grado de institucionalización.

En tanto que la educación formal representa la acción institucionalizada más evidente, con contenidos determinados de manera explícita por autoridades académicas, asimilados por los alumnos, enseñados sistemáticamente por personas especialistas siguiendo reglas didácticas y horarios escolares determinados y evaluados sistemática y periódicamente con el fin de ir avanzando y transitar de un ciclo a otro.

En conclusión, es necesario tener presentes las características de la educación social al plantearse la intervención en este marco, ya que la modalidad educativa no formal es diferente a la escolar. Desde la perspectiva didáctica se debe tomar en cuenta: la diversidad de ámbitos y subámbitos de intervención, la dificultad para delimitar el área que puede ocupar la intervención, la diversidad de las necesidades educativas de los beneficiarios relacionadas con situaciones problemáticas (drogo-dependencia, discapacidad, inadaptación social, entre otras), la relevancia de la enseñanza-aprendizaje de habilidades, actitudes y valores vs el de la instrucción, el manejo del tiempo libre; la peculiaridad del trabajo interdisciplinario y con el voluntariado; y la mínima formalización de planteamientos didácticos (Parcerisa, 2007; Parcerisa et al., 2010).

De lo anterior se desprende que la didáctica en la educación social debe orientarse a un acercamiento a la práctica educativa desde una perspectiva de secuencia que facilite el análisis global de la interrelación e influencia recíproca de los distintos componentes de la acción educativa. Esta interacción se da en los tres momentos de construcción del aprendizaje:

  • Inicial. Cuando se da la introducción y la creación del vínculo maestro-alumno.
  • Desarrollo. Se regula el proceso por parte del educador y se autorregula el participante o alumno.
  • Síntesis. Se realiza el cierre del proceso de enseñanza y aprendizaje. 

La didáctica a su vez, demanda una serie de decisiones por parte del educador en relación a:

(Giné y Parcerisa, 2003; Parcerisa y Forés, 2003)

6.3 Procesos de enseñanza-aprendizaje

El concepto de enseñanza se relaciona con el de instrucción que significa construir dentro, construcción de estructuras mentales, tiene relación con la enseñanza-aprendizaje para alcanzar la integración de valores culturales en la formación de hábitos intelectuales (Mallart, 2001).

Se puede hablar de dos diferentes orientaciones de enseñanza (Gargallo-López, 2008):

  • La orientación centradaen el aprendizaje que busca como producto del aprendizaje el cambio mental, ya que se espera que lo que se ha aprendido sea permanente y sirva para interpretar la realidad.
  • La orientación centrada en la enseñanza cuyo producto de aprendizaje es la reproducción y aprobar, siendo responsabilidad del profesor transmitir el conocimiento (Gargallo-López, 2008).

Ahora bien, el educador debe recurrir a estrategias de enseñanza para promover el logro de aprendizajes significativos en los alumnos. Las estrategias sirven como recursos para prestar ayuda pedagógica ajustada a las necesidades de proceso de la actividad constructivista de los alumnos (Díaz y Hernández, 2010).

Por su parte y siguiendo a Piaget, García, Trejo, Flores y Rabadán (2010) plantean que la adquisición de conocimientos, experiencias y condiciones socioculturales en las que se desarrolla el individuo se realiza en función de sus estructuras cognitivas con lo que da sentido a su realidad, haciéndose responsable de su propio conocimiento.

Por otro lado, Moreira y Freire hablan acerca del aprendizaje significativo crítico. Moreira (2005) propone trabajar con la relatividad, la incertidumbre, la probabilidad, con la idea de que el conocimiento lo construye la propia persona, representándose la realidad. Por su parte, Freire (2004) enfatiza la importancia de la enseñanza no solo del contenido sino de que el alumno piense de manera correcta y eficaz.

No se trata de transferir conocimiento, sino dar las herramientas necesarias para su propia construcción o producción. La capacidad de aprender y de enseñar será mejor cuanto más docente y discente sean sujetos y no solo objetos en el proceso educativo. La preparación de los humanos para aprender, enseñar, conocer, intervenir, etc. hace en general a la práctica educativa un ejercicio firme que ayuda al crecimiento y desarrollo de la autonomía del educador y el educando en cualquier ámbito educativo.

Vinculación Social
Industria, Organismos Gubernamentales y No Gubernamentales, Asociaciones

Colaboración se refiere a trabajar en conjunto con una o varias personas para realizar un trabajo y obra, por lo que se puede considerar como una ayuda prestada para que alguien logre su objetivo  (Cathalifaud, 2009). Cuando se habla de colaboración social se entiende que es cuando la sociedad trabaja junta para realizar un trabajo y llegar a un objetivo específico.

Es importante diferenciar colaboración de cooperación, ya que se pueden llegar a confundir debido a su estrecha relación entre ellos. Cooperación es un término relacionado con una estructura de trabajo dirigida al logro de un objetivo concreto, mientras que colaboración se relaciona más con la interacción social y el desarrollo personal por medio de las interacciones de las personas (Suárez, 2010). De lo anterior se desprende que la escuela se puede vincular con otras organizaciones para llevar a cabo la acción socioeducativa. A continuación se describen algunas de ellas.

Haz clic en cada pestaña para conocer más información.

Son hechas por los ciudadanos para los ciudadanos, por lo que su objetivo particular es buscar el bienestar social sin la ayuda de externos, como el gobierno. Es una característica particular de las asociaciones ya que debido a que son constituidas por los mismos ciudadanos, son autónomas, con proyectos e ideas propios (Pluig, 2003). Sin embargo, el hecho de que sean autónomos no significa que no requieran de socios estratégicos (empresas, universidades) para subsistir. De hecho, se busca que las asociaciones colaboren con otro tipo de asociaciones y organizaciones para así poder llegar a obtener un bienestar social óptimo (Herrera, 2006). 

Buscan atender a la sociedad de manera desinteresada, sin embargo tienen que mantener relaciones de colaboración con el Estado para poder llevar a cabo todos sus objetivos en una relación ganar-ganar. Por una parte el Estado provee servicios a la población necesitada a un menor costo, utilizando la intervención de las organizaciones sin fines de lucro, mientras éstas obtienen su financiamiento y ponen en marcha sus modelos de intervención social (Flores, 2014).

Se consideran como organizaciones que utilizan un conjunto de recursos, —ya sea material, humano, financiero y tecnológico— para alcanzar objetivos previamente establecidos. Si bien, el principal objetivo de este tipo de organización es de obtener ganancias económicas, en la actualidad se ven obligados a asumir una responsabilidad social para contribuir al bienestar de la población financiando actividades culturales, deportivas, educativas o de salud (Cardoso, 2010).

En conclusión, a través de la colaboración activa entre los contextos académicos, industrias, organizaciones y empresas se pueden llegar a generar ideas innovadoras, estrategias productivas y objetivos claros sobre las necesidades sociales y cómo modificarlas.


Cierre


La atención a la diversidad en el ámbito educativo es un aspecto fundamental para brindar igualdad de oportunidades a todos los grupos sociales que además de aludir a cuestiones culturales o étnicas también se relaciona con el funcionamiento autónomo del ser humano que, pone el foco en la atención de las personas con discapacidad y sus necesidades educativas específicas. En este amplio abanico de necesidades a cubrir, el educador social ha de prepararse profesionalmente, de manera que sus intervenciones socioeducativas tengan un alto impacto.

Es importante que reflexiones sobre las competencias didácticas que requieres continuar desarrollando para aplicar lo que aprendiste en este curso en una población vulnerable en función de su discapacidad y sus necesidades educativas especiales.

Revisa a continuación el Checkpoint:

Consolida las ideas básicas del tema.

  1. Características de la intervención en educación social
  2. Didáctica diferencial: educación escolar y educación no formal
  3. Didáctica en la educación social

Asegúrate de comprender:

Antes de concluir el tema, asegúrate de responder las siguientes preguntas.


Revisa el glosario del curso aquí.


Referencias


  • Añaños-Bedriñana, F. (2012). Pensamiento y acción socioeducativa en Europa y España. Evolución de la pedagogía y educación social. Revista Historia de la Educación Latinoamericana, 18, 119-138.
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  • Caride, J. A. (2005). Las fronteras de la pedagogía social. Perspectivas científica e histórica. Barcelona: Gedisa.
  • Cathalifaud, A. (2009). La solidaridad en una sociedad individualista. Chile: Red Theoria.
  • Díaz, F. y Henández, G. (2010). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México: McGrawHill.
  • Flores, R. (2014). Un estudio cualitativo de las relaciones de colaboración entre los servicios sociales del Estado y las organizaciones no lucrativas chilenas. Sociológica, 82, 151-182.
  • Freire, P. (2004). Pedagogía de la autonomía. España: Siglo XXI Editores.
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