Contexto
El audio no es únicamente un elemento de fondo dentro de la producción y posproducción, aunque es cierto que el video ha tenido más crecimiento y ha creado mayor y mejor resolución, desde pantallas, cámaras y lentes, hasta dispositivos táctiles y móviles que permiten captar o representar video de super alta definición. Estos aparatos capturan a una gran velocidad imágenes, dan la ilusión de movimiento en cámara lenta y permiten observar con gran detenimiento todos los detalles y formas de la naturaleza y secuencias de video en 360 grados, donde podemos visualizar un instante desde todos los ángulos al mismo tiempo, inclusive se ha incorporado, el movimiento por drones, que pueden hacer recorridos que el humano no es capaz de hacer.
Definitivamente: el video ha impactado por su capacidad de representación, pero también el audio. ¿Imaginas una secuencia de acción o drama sin audio? No sería posible establecer un estado de emoción anticipada que permita preparar el punto de inflexión de la acción, inclusive la ausencia de algún efecto sonoro provocaría el desconocimiento total de una escena realizada fuera del contexto de conversación, por ejemplo, estruendos que anticipen la lluvia o el lanzamiento de un proyectil.
El audio puede establecer de mejor manera ese estado anímico de la audiencia, al permitir centrar su atención en ciertos instantes, que pueden definirse con efectos. Obviamente, estos medios deben colocarse en la amplitud y duración correcta para lograr y establecer el ambiente deseado que focalice una escena, un personaje o una acción en específico. ¿Cómo lograr esta atención?
En los inicios de la posproducción y los efectos especiales no existía gran capacidad en cuanto al video. Por otro lado, en el tema del audio, se realizaban producciones y posproducciones siguiendo el patrón establecido en el teatro o en el cine mudo, esto es, se colocaba una orquesta que debía musicalizar cada escena para generar el efecto esperado, y potenciar, extender el estado de ánimo en la audiencia; así se generaba un estilo que debía realizarse en cada presentación en vivo.
Este concepto rápidamente fue adaptado con el avance de la tecnología, ahora es una cabina creada especialmente para evitar el ruido externo y con sólo una entrada de captura para las voces, tal como en las emisiones que las estaciones de radio realizaban en vivo.
En los años cincuenta y sesenta las películas se realizaban con materiales reales: láminas de metal, cristales, agua y zapatos sobre madera; el sonido se agregaba directamente al proceso de posproducción. Los responsables de este proceso veían las secuencias de video y ejecutaban las acciones de efectos para enfatizar el instante deseado. Hoy día, muchas agencias de producción tienen espacios dedicados para grabar las voces (doblaje) y la creación de sonidos (efectos) con el apoyo de la tecnología para la captura y para la edición.
Un elemento de estilo muy importante es la música de fondo; esta pieza da total sentido a toda la escena, no sólo en un instante, sino en la trama entre diferentes acciones. Al igual que en los orígenes, siguiendo la propuesta del teatro y de las emisiones de radio, se produce la música a través de la banda sonora, de acuerdo el contexto del guion o storyboard que define el contexto. El ejemplo más contundente de lo esencial que es este elemento son las películas que narran historias del mundo antiguo; en éstas aparecen grandes orquestas con toda una armonía alineada al momento histórico, y han llegado incluso a ser premiadas únicamente por la música y su posproducción.
Un último ejemplo es la posproducción en música para comerciales (jingles), que son claramente posproducidos para ser colocados en radio, televisión e Internet. Deben tener una gran capacidad para alcanzar la compatibilidad en diferentes formatos y medios de reproducción. Controlan diferentes capas de audio y logran, con la separación realizada desde la producción, que sea un solo elemento en la posproducción.
