Contexto


La psicología educativa, aborda también los múltiples pensamientos, sentimientos, emociones, expectativas que se tienen sobre todas las personas, cómo se perciben, sus metas, logros y fracasos.

En el caso de las personas en situación especial, o por discapacidad, se debe abordar con más delicadeza. Se deben considerar además de las condiciones lógicas de una situación educativa de enseñanza-aprendizaje, todo lo que rodea a esta situación, es decir a todas aquellas personas involucradas: la persona con discapacidad, su familia directa e indirecta, los amigos, los docentes, la sociedad, entre otras.


¿Te parece que estarían en igualdad de circunstancias alguien que nace siendo persona especial (con necesidades educativas especiales), que alguien que por algún accidente o enfermedad, esté en una situación de discapacidad después de haber nacido sin ninguna afección?

 

En este tema abordaremos las emociones y situaciones psicológicas que viven estas personas.

Explicación


Discapacidad de nacimiento y discapacidad adquirida

Cuando se habla de personas con necesidades educativas especiales, o de personas con alguna discapacidad, en muchas ocasiones se olvida de lo principal: tienen sentimientos y emociones, y al parecer todos los tratamientos y terapias se enfocan en cómo hacer que se recuperen y que sean independientes.
Las repercusiones psicológicas evidentemente varían dependiendo de las siguientes situaciones:

1. Personas que nacen con alguna discapacidad

De una u otra forma, es de suponer que las personas que nacen con alguna discapacidad, personas ciegas, sordas, con falta de alguno de sus miembros, personas síndrome de Down, personas con autismo o con algún retraso en su desarrollo, estarían más adaptados a vivir así, pues así nacieron, y en parte, es verdad; los principalmente afectados son los padres, y si los padres no atienden las emociones que les invaden a tiempo, lo más probable es que ese sentimiento lo enclaven en sus hijos.
El cómo vivan los padres esta situación es de fundamental importancia, para que los niños crezcan con emociones sanas, tengan la discapacidad que tengan.

La discapacidad de mi hijo me ha llevado a sentir todos los sentimientos que puede experimentar un ser humano. A veces creo que me voy a estancar en la tristeza o en la desesperación cuando se complican las cosas, pero sus avances y su voluntad para luchar me regalan emociones maravillosas como la alegría, la sorpresa y la ternura (Anónimo).

El planteamiento inicial de la situación vivida por la familia, y el impacto emocional, se derivan principalmente por estos hechos.

  1. Conocimiento de que viene un niño especial en camino, o la sorpresa de la llegada de un niño especial a la familia.
  2. Gastos que no se contemplaban (adecuaciones del hogar, tratamientos médicos de inmediato).
  3. Información que no se tenía (tratamientos especiales para cada caso).
  4. Crisis familiares (el desgaste emocional, físico y económico provoca tensiones).
  5. Crisis religiosas (cuestionamientos y culpas).
  6. Afrontamiento de personas sin escrúpulos (amigos curiosos o vendedores de soluciones mágicas).

2. Personas que adquieren una discapacidad

Cuando la persona, por algún accidente o enfermedad, adquiere una condición que limita su desarrollo adecuado, la situación varía. Al parecer, entre más pequeños, más posibilidades tienen que se adapten a la nueva situación de vida con recursos emocionales más firmes.

Es de suponerse que nuevamente el apoyo de los padres y la familia fortalece los sentimientos de los niños, y que una situación en la adolescencia o juventud; cuando las personas estaban logrando independizarse emocionalmente de los padres, el volver a depender de ellos, afecta mucho la autoestima.

Antes que nada, se tendrán que ajustar a la nueva dinámica familiar, buscar los ajustes económicos, las adecuaciones en el hogar y en horarios.
El atender a la persona especial sin sobreprotegerla, es de los temas más solicitados a tratar en terapia psicológica. El atender a la persona especial sin descuidar las relaciones con los demás miembros de la familia es otro de los objetivos.

“Hoy por la mañana nos despedimos normal… como todos los días y resulta que ya no podrá volver a caminar en su vida, su recámara está en el segundo piso… abajo sólo tenemos medio baño” (Anónimo).

¿Qué le recomendarías a esta persona?

4.2 Los factores emocionales

La salud mental de los niños con necesidades educativas especiales, se determina en gran parte por la calidad y la cantidad de relaciones afectivas que establece con su padre y madre durante los primeros 6 años de vida. Si el lazo afectivo es fuerte, se minimizarán los problemas emocionales y de conducta.

Tristeza

Cuando los niños se dan cuenta que ellos son diferentes a los demás con los que comparten su vida, puede generar en ellos:

  1. Baja autoestima: “Siento que no valgo tanto”.
  2. Desánimo: “Nunca podré ser o hacer”.
  3. Aislamiento: “Nadie me comprende”.
  4. Menos tolerancia: “Todos y todo me molesta”.

Ansiedad

Este estado de permanente comparación con los demás; el hecho de aceptar la condición que tienen y pensamientos hacia el futuro, provoca en ellos:

  1. Angustia (con síntomas como: Sudoración, palpitaciones).
  2. Obsesiones: “Repetiré esto una y otra vez hasta que pueda”.

Miedo

A diferencia de la ansiedad que representa un estado permanente en muchas ocasiones, el miedo es más focalizado.

  1. Miedo a enfermarse más: “Siento que puede darme algo peor”.
  2. Miedo a depender de los demás: “Siempre me tendrán que ayudar”.
  3. Miedo al rechazo: “No me quieren, sólo me toleran”.
  4. Miedo al abandono: “Quién me ayudará si realmente no puedo”.

Agresividad y negativismo

La molestia es parte de la vida de las personas con alguna discapacidad, es frecuente que rechacen hablar sobre ello y/o ver o tener información sobre los posibles tratamientos.

  1. Agresión: “No me ayudes, no soy inútil”.
  2. Negatividad: “Nunca podré”.

4.3 Afrontamiento de las emociones

Todo aquello que pueden hacer los padres y la familia cercana para apoyar a sus hijos en situación especial es ideal, sin embargo,  también dependerá por supuesto, de varios factores en los que poco tienen que ver los padres.

Se ha encontrado en diversos estudios que muchas de  las personas con discapacidad intelectual presentan problemas de salud mental. Y desde el marco actual es fácil entender esta situación, ya que el individuo más vulnerable se encuentra en un entorno no diseñado para él.
Se sabe que la biología de las personas con discapacidad intelectual las hace más vulnerables a desarrollar enfermedades mentales que las personas regulares, esto debido a las alteraciones de bajo CI o síndromes concretos que propician trastornos en la conducta (Martorell, 2013).

Algunas de las enfermedades mentales que se presentan en personas con discapacidad intelectual son trastornos psicóticos, trastornos afectivos, TOC, pica, TDAH, problemas de conducta, trastornos de ansiedad, trastornos de personalidad, entre otros.

A pesar de las estadísticas, cada persona es diferente. Sabemos que si nace un par de gemelos idénticos, aunque hayan vivido las mismas circunstancias intrauterinas, cada uno de ellos tiene de forma innata, unos rasgos de personalidad definidos, y entonces encontramos a uno de los gemelos muy hábil y al otro más torpe, a uno de ellos más seguro y más sociable y al otro más dependiente y huraño.

Lo mismo pasa con las personas especiales. En ocasiones vemos diferencias obvias en la forma en que afrontan dificultades: dos niños con síndrome de Down; o el humor tan diferente que tienen dos jóvenes ciegos.  

En general se puede hacer una diferencia significativa en el afrontamiento de la discapacidad.

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Personas pasivas
  1. Las personas pasivas

Ellos no se esfuerzan por adaptarse, esperan que todo les sea dado, tratan de provocar compasión entre las personas que los conocen, sienten que merecen todo y todos están obligados a ayudarles.

Ejemplo de frases:

  1. Puedo ser una persona amarga.
  2. Quiero buscar por qué me tocó vivir esto.
  3. No puedo hacer nada, no tengo futuro.
  4. No me interesa compartir nada con los demás.

 

Personas activas
  1. Las personas activas
  2. Ellos ponen su empeño en adaptarse, tratan de ver más lo que si pueden hacer, que aquello que no pueden lograr. No se comparan con los demás. Tienen sentimientos positivos respecto a si mismos.

    En ocasiones un estado activo de afrontar las situaciones no es una  constante, las personas especiales, al igual que todas las demás personas, tienen sus “altas” y “bajas”.

Ejemplo de frases:

  1. Puedo aceptar que soy diferente.
  2. No me interesa por qué me tocó vivir esta situación.
  3. Nací para ser feliz igual que todos los demás.
  4. Quiero disfrutar todo.

“Si no puedes elegir entre tener o no una discapacidad, sí puedes elegir cómo vas a vivirla” (Anónimo).

 

Cierre


Cómo pudiste observar, las repercusiones psicológicas de las personas con necesidades educativas especiales y las personas con discapacidad, dependen en primera instancia si la discapacidad fue de nacimiento o fue adquirida y por supuesto no hay que olvidar que el papel de los padres y de la familia es relevante en cualquiera de los dos casos.

La aceptación de las circunstancias, por parte de todos, es una condición básica para que se generen recursos psicológicos y emocionales saludables, tanto en la persona con la discapacidad, como en las personas que lo rodean.

Un ambiente estable y relajado, de amor sin sobreprotección, será el pilar sustancial para que las emociones de todos se mantengan sanas.

¿Cómo crees que cambiaría la vida de tu familia si recibieran a una persona con discapacidad, sólo como visitante de fin de semana?

Checkpoint


Asegúrate de comprender:

  1. La diferencia entre nacer con una discapacidad o adquirirla.
  2. Las emociones que se ven afectadas en una persona con discapacidad.
  3. Las opciones que tienen las personas con discapacidad para afrontar su situación.

Referencias


  •  Woolfolk, A. (2014). Psicología Educativa. México: Pearson.
  • Tuckman, B. y Monetti, D. (2011). Psicología educativa. México: Cengage Learning.