Contexto
Imagina que te acaban de regalar una caja con mil bloques de LEGO, con sus formas, tamaños y colores tradicionales, y que alguien, con tal de “enseñarte a jugar”, no te deja tocar las piezas hasta que aprendas cómo se utilizan.
En el constructivismo, la persona debe construir su propio conocimiento, los docentes o terapeutas, sólo deben de facilitar los materiales y proponer algunos retos según las necesidades de los alumnos. En el caso de alumnos con necesidades educativas especiales o personas con discapacidad, quizá el maestro deba poner más atención en proponer retos que no sean tan fáciles, que no motiven al alumno o tan difíciles que lo frustren.
Preguntas detonadoras o de reflexión:
Explicación
La terapia constructivista puede ser una intervención eficaz, tanto si es individual como familiar, favorece el cambio y la mejoría, aprovechando las capacidades de las personas para afrontar sus dificultades o malestares. Obtiene sus ideas principales de la terapia Gestalt y la terapia sistémica, entre otros.
La terapia constructivista está fundamentada en las siguientes ideas:
Se basa en detectar aprovechar las competencias de las personas. Las personas tienen la capacidad de enfrentar las dificultades a su manera, y el éxito es una clara muestra de que es competente. Está centrada en los recursos que tiene la persona.
Hace énfasis en construir un futuro más atractivo y saludable desde el presente. Considera que los problemas de las personas nacen de errores cometidos varias veces, no de “traumas del pasado” Por lo que no es indispensable que la terapia se base en el pasado Está centrada en el presente y futuro.
El terapeuta constructivista plantea objetivos claros y períodos definidos para alcanzarlos y en evaluar los avances que se tienen. Los procesos terapéuticos (dependiendo de cada persona) pueden durar desde 10 a 16 sesiones.
Las personas marcan su propio ritmo: el terapeuta sugiere el intervalo de las sesiones en función de los objetivos, la magnitud del malestar y los deseos y posibilidades de las personas. Asimismo, a medida que se van logrando las metas, se puede ir ampliando el intervalo para fortalecer el cambio y facilitar la adaptación a la nueva forma de vida.
La conversación es la herramienta principal del terapeuta con su paciente, pero se ha demostrado que el uso de una gran variedad de técnicas derivadas de otras teorías puede acelerar el proceso. Estas técnicas suponen de la participación y el compromiso de las personas. Ellas son las protagonistas de su historia, el terapeuta es sólo un guía.
La analogía de la relación paciente-terapeuta sería la siguiente: Si la vida de la persona fuera un barco, el paciente sería el capitán y el terapeuta el timonel. El capitán es quien decide adonde hay que conducir el barco, el timonel se encarga de encontrar el camino más directo y rápido para llegar esos objetivos.
En conclusión, en la terapia constructivista la persona es quien decide cuáles son los cambios que quiere conseguir en su vida, qué aspectos de su vida actual quiere corregir o mejorar; el terapeuta se encarga de encontrar (en acuerdo con la persona) la forma más eficaz, agradable y practicable de alcanzarlos.
9.2 Estrategias educativas constructivistas y el aprendizaje significativo.
El aprendizaje significativo considera al alumno como constructor de su propio conocimiento, relaciona los conceptos que ya tiene aprendidos y les da un sentido a partir de la estructura conceptual que ya tiene. Es decir: construye nuevos conocimientos a partir de los conocimientos que ha adquirido anteriormente.
Estos pueden ser por descubrimiento, por percepción, pero también, porque el alumno quiere y está interesado en ello.
El aprendizaje significativo lo puede provocar el docente cuando las tareas están relacionadas de manera congruente y con materiales interesantes (que el alumno pueda ver, tocar u oler) y el sujeto decide aprenderlas.
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La idea constructivista del aprendizaje y de la enseñanza se organiza en torno a tres ideas fundamentales:
Para que el alumno pueda llevar a cabo aprendizajes significativos, se requieren varias condiciones:
Debe ser potencialmente significativo y relevante y debe plantearse para que el alumno en su edad y conocimientos previos pueda asimilarlo. Un niño de jardín de niños podrá comprender el proceso de multiplicación, pero tendrá dificultades en realizar la operación.
Debe estar motivado para relacionar el nuevo material de aprendizaje con lo que ya sabe. Materiales demasiado sencillos o muy difíciles hacen que el alumno pierda la motivación, se sienta aburrido o frustrado.
Para que los alumnos alcancen el objetivo de aprender a aprender es necesario que desarrollen y utilicen estrategias de exploración y descubrimiento, así como de planificación y control de la propia actividad. La tarea del alumno en proceso de aprendizaje no se limita a un conjunto de conocimientos precisos, incluye también actitudes, motivaciones y expectativas cuyo origen hay que buscar, al igual que en el caso de los conocimientos previos, en las experiencias que constituyen su propia historia.
Los significados que el alumno construye a partir de la enseñanza no dependen sólo de sus conocimientos previos pertinentes y de su puesta en relación con el nuevo material de aprendizaje, sino también del sentido que atribuye a este material y a la propia actividad de aprender. Encontrarle sentido a lo que se aprende es fundamental.
El maestro y el alumno pueden organizar conjuntamente la enseñanza y el aprendizaje, pero este acuerdo conjunto, no implica la simetría de las aportaciones, desempeñan papeles distintos, los dos imprescindibles e interconectados. El profesor gradúa la dificultad de las tareas y proporciona al alumno los apoyos necesarios para afrontarlas, pero esto sólo es posible porque el alumno, con sus reacciones, indica continuamente al profesor sus necesidades y su comprensión de la situación.
Para que la ayuda de los docentes (guías facilitadores) sea eficaz es necesario que exista:
Del docente de comunicar y enseñar con claridad lo que se quiere transmitir, produciendo un estado de alerta en el alumno.
El aprendizaje es mejor cuando hay un lazo de comunicación fuerte entre facilitador y alumno.
La experiencia del alumno debe ir más allá de una situación de clase. Puede anticipar situaciones, relacionar experiencias, tomar decisiones, aplicar los conocimientos a otras problemáticas, sin requerir la actuación directa del adulto.
9.3 Apoyos constructivistas
Este tipo de psicoterapia constructivista puede aplicarse en casos de fracaso escolar, trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad (T.D.A.H.) y en general a todos aquellos niños con baja capacidad de simbolización. También en algunos casos de problemas emocionales, sólo cuando el niño es capaz de retomar sus experiencias y tener la voluntad de quererlas transformar; hay que recordar que esta terapia es un trabajo conjunto entre terapeuta y paciente y entre maestro y alumno.
El constructivismo enseña cómo funciona la inteligencia de una persona, pero no dice cómo o qué debe enseñarse para desarrollarla, no prescribe qué debe hacerse.
Eso es algo que cada maestro, formador o psicoterapeuta debe diseñar y adaptar según los objetivos de trabajo. Por lo tanto, ofrece la descripción pero no la intervención (Coca, 2005). Sin embargo, a partir de sus postulados se puede deducir cómo debiera de ser en los casos de la atención a las personas con necesidades educativas especiales:
Cierre
Si bien es cierto que para el constructivismo las personas construyen su conocimiento en base a sus propios intereses apoyados con guías o facilitadores del aprendizaje, la tendencia natural de todos los alumnos será elegir lo que más les llame la atención en ese momento, sin importar si éste le proporcionará una experiencia de aprendizaje más significativa.
Si se pone frente a un niño pequeño un vaso con agua, otro con leche, otro más con jugo y un último de refresco, ¿cómo hará el docente para que el niño elija lo que más le conviene en ese momento? De igual forma sucede con los conocimientos, la persona elegirá lo que más le gusta sin importar lo que más le conviene y es tarea del maestro o psicólogo facilitador guiar de manera correcta a estas personas para lograr el objetivo que se planteó desde un inicio.
Checkpoint
Asegúrate de comprender:
Referencias
Woolfolk, A. (2014). Psicología Educativa. México: Pearson.
Tuckman, B. y Monetti, D. (2011). Psicología educativa. México: Cengage Learning.
Laso, E. (s.f.). Terapia constructiva individual y familiar. Recuperado de http://psicologiaenpositivo.com/?page_id=352
Coca, A. (2005). Bases constructivistas en la psicoterapia reeducativa con niños. Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, 53, 21-26. Recuperado de http://www.arantxa-coca.com/?lang=es&menu=produccion_cientifica&prod=002