El liderazgo positivo se basa sobre la premisa de que las personas buscan siempre aquello que da vida y que les permita florecer.
Desde el enfoque positivo, entendemos que, para lograr un desempeño excepcional, desviado hacia lo positivo, un líder debe centrarse en las fortalezas de su equipo y fomentar escenarios virtuosos a través de: generar un clima positivo, utilizar una comunicación positiva, cultivar relaciones positivas y encontrar un significado positivo al trabajo de sus colaboradores.
En la última década, se ha demostrado a través de evidencia empírica que las prácticas de liderazgo positivo y la positividad con los individuos producen buenos resultados en las organizaciones. Por ejemplo, los estudios en varias industrias y sectores han demostrado que las organizaciones que implementaron prácticas positivas aumentaron su rentabilidad, productividad, efectividad, satisfacción del cliente y retención de empleados y clima organizacional (Cameron, Mora, Leutscher y Calarco, 2011).
El liderazgo positivo presenta tres puntos que lo diferencian de otros tipos de liderazgo:
En este tema revisaremos las características y las estrategias que utilizan los líderes positivos para lograr un desempeño extraordinario en las organizaciones.
El Liderazgo positivo se refiere a la aplicación de principios, prácticas y herramientas que generan bienestar en los colaboradores, las cuales ayudan a redirigir su comportamiento hacia fines que mejoran su propio desempeño que, por ende, incide de manera constructiva en la productividad de la organización.
El liderazgo positivo se distingue por las siguientes características (Cameron, 2012):
01. Desviación positiva
El concepto de desviación positiva se refiere a la intención de alejarse de la norma; pretende ayudar a los individuos y organizaciones a lograr niveles espectaculares de logro. El líder positivo no solo logra niveles extraordinarios en su desempeño, también hace posible tal nivel en los equipos que lo rodean. Así, se convierte en un conductor que facilita e impulsa la mejor versión de cada individuo y de su organización.
Facilita una desviación positiva a nivel individual y organizacional, lo cual se observa en los comportamientos y resultados que exceden las expectativas comunes, como se muestra en la siguiente tabla:
Desviaciones individuales: Fisiológica: Enfermedad, Salud, Vitalidad Psicológica: Enfermedad, Salud, Flow Desviaciones organizacionales: Económico: No rentable, Rentable, Generoso Efectividad: Inefectivo, Efectivo, Excelente Eficiencia: Ineficiente, Eficiente, Extraordinario Calidad: Propenso al error, Confiable, Perfecto Ética: Poco ético, Ético, Benevolente Relaciones: Perjudicial, Servicial, Honorable Adaptación: Inflexibilidad, Afrontamiento, Florecimiento
Figura 1. Continuo de la desviación positiva a nivel individual y organizacional.
Fuente: Cameron, K. (2012). Positive Leadership: Strategies for Extraordinary Performance (2ª edición). Estados Unidos: Berrett-Koehler Publishers.
02. Inclinación afirmativa
Tiene una inclinación afirmativa hacia las características positivas, tales como las fortalezas y capacidades que favorecen el desarrollo humano. Asimismo, hace énfasis en los procesos de comunicación e interacción entre las personas y el optimismo. No obstante, esto no quiere decir que ignore o niegue la existencia de problemas o áreas de oportunidad, sino que utiliza estrategias positivas para transformar estas situaciones en oportunidades para el crecimiento.
03. Eudaimonía
Sostiene que las personas y las organizaciones se orientan hacia la virtuosidad o buscan el máximo bienestar posible de manera natural y por motivación propia. Este principio está relacionado con la eudaimonía definida por Aristóteles en su ética a Nicómaco, como un modo de vida a través del uso a consciencia de las virtudes para alcanzar la felicidad o el bienestar.
Para lograr la desviación positiva en la organización el líder debe ser capaz de conectar la visión organizacional con el esfuerzo diario de los colaboradores, de modo que hay claridad en que cada acción contribuye al bien mayor de todos los que conforman la organización.
En su libro Positive Leadership: Strategies for Extraordinary Performance, Cameron (2012) propone cuatro estrategias que pueden ser útiles para producir una desviación positiva en el comportamiento organizacional de los colaboradores y ayudan a dirigir los esfuerzos individuales y colectivos hacia la virtud.
Liderazago positivo: Clima positivo Relaciones positivas La comunicación positiva Significado positivo
Figura 2. Fuente: Cameron, K. (2012). Positive Leadership: Strategies for Extraordinary Performance (2ª edición). Estados Unidos: Berrett-Koehler Publishers.
01. El clima positivo
Promueve un balance donde las emociones positivas de las organizaciones sean más que las emociones negativas; además, se reconocen los momentos y las cosas buenas que suceden, lo que ayuda a hacer un contrapeso ante las adversidades o momentos difíciles que sin duda también están presentes en el día a día.
Un clima positivo no es equivalente a una felicidad perpetua. Los desafíos y problemas están siempre presentes. Lo que realmente lleva a crear climas positivos es la práctica de los siguientes aspectos:
Se ha encontrado que los líderes que fortalecen estos comportamientos virtuosos son más exitosos para producir los resultados finales que los líderes tradicionales (Cameron, 2008, 2012, 2013).
Las personas son más precisas en el procesamiento de la información positiva, ya sea que la tarea implique comprensión verbal, comportamiento organizacional o juicio de emociones, que de la información negativa.
02. Las relaciones positivas
De acuerdo con Dutton y Ragins (Cameron, 2012), las relaciones positivas son aquellas que generan un ambiente enriquecedor, de vitalidad y aprendizaje, tanto para el trabajador como para la organización. Por lo tanto, estas pueden promoverse de la siguiente manera:
Las relaciones positivas tienen repercusiones en todos los niveles del ser humano, desde la fisiológica hasta la más abstracta. Las relaciones generan aprendizaje, crecimiento y vitalidad cuando son positivas, además de elevar significativamente la satisfacción en el trabajo. En este ámbito, el rol del líder es ser un energizador que construya a partir de las fortalezas de las personas.
Cross, Baker y Parker (2003) comentan que, dentro de las organizaciones, hay personas que aportan energía positiva (energizadores) y otros que la drenan (desenergizadores).
Observaron las siguientes diferencias significativas entre ellos:
Energizadores: Ayudan a los demás a florecer Ven oportunidades Resuelven problemas Son optimistas Son confiables Están altamente involucrados Son auténticos Desenergizadores: No permiten que se valore a otros Únicamente ven obstáculos Son excesivamente críticos Tienen pensamiento inflexible No muestran preocupación por otros Crean problemas Son poco confiables
Algo muy importante es que el ser portador de energía positiva es un comportamiento aprendido. No es un atributo de la personalidad, carisma inherente o atracción física. Por ejemplo, la correlación que existe entre la energía positiva y la personalidad extrovertida-introvertida es baja y estadísticamente insignificante; la gente puede aprender a convertirse en portador de energía positiva (Cameron, 2012).
Cameron (2013) menciona tres estrategias para desarrollar energía positiva:
03. La comunicación positiva
Se distingue por el uso de un lenguaje afirmativo y de apoyo, el cual reemplaza un lenguaje negativo y crítico. Esto se puede lograr a través de lo siguiente:
04. El significado positivo
Se refiere a que los colaboradores encuentran un profundo propósito en su trabajo, lo cual les ayuda a involucrarse más en sus actividades, ayudando a incrementar su compromiso, esfuerzo, empoderamiento, felicidad, satisfacción y sensación de realización.
El líder puede ayudar a los colaboradores a dar significado a su labor mediante lo siguiente:
La premisa del liderazgo positivo plantea la necesidad de lograr un enfoque apreciativo que movilice el esfuerzo de los líderes hacia un comportamiento orientado a la virtud, es decir, que no es suficiente obtener como resultado económico la rentabilidad, acorde al continuo de la desviación positiva, sino que, en su más noble expresión, se convierte en una organización orientada a la generosidad (resultado de la desviación positiva), que no solo se preocupa por lograr sus objetivos de productividad, sino que es capaz de conectar con el entorno y facilitar oportunidades para que los empleados y los procesos organizacionales puedan contribuir en el mismo.
Las herramientas de liderazgo positivo son efectivas para generar un ecosistema organizacional que favorece el desarrollo de los colaboradores, así como la formación de equipos de trabajo altamente productivos y un ambiente laboral que se distingue por reconocer las cosas buenas que suceden en conexión con el entorno que le rodea, siendo estos los pilares que ayudan a edificar una organización positiva.
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