En una nación tan particular como lo es México, una tarea fundamental es la de trazar un camino para fortalecer la conciencia e identidad nacional. Para lograrlo, es muy importante conocer y comprender su historia analizando los movimientos sociales por los que atravesó en defensa de sus ideales y saber por qué hoy en día los seguimos conmemorando.
Posterior a la Independencia de México, una serie de extensas luchas entre grupos ideológicos que disputaban el poder político del territorio mexicano para establecer la forma de gobierno que para ellos era la más adecuada, mantuvieron al país en un descontrol generalizado. Sumado a esto, se tuvieron que enfrentar intervenciones extranjeras como la norteamericana en el año de 1846 y la francesa en 1862, colaborando a la inestabilidad política y social.
Después de la muerte de Benito Juárez, quien era el presidente de México, el general Porfirio Díaz tomó la presidencia a través de un movimiento armado, como ya era costumbre, teniendo a su cargo el gobierno de México de 1876 a 1911. Este personaje desde su ascenso a la silla presidencial consideró necesario controlar los distintos grupos armados activos en el territorio nacional, así como al propio Ejército Nacional con el único fin de lograr la paz. (Ver figura 1).
Figura 1. Principales reformas que efectuó Díaz.
Fuente: Serrano, P. (2020). Porfirio Díaz y el Porfiriato. Cronología. México: Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
Pese a ciertos logros alcanzados en el Porfiriato, este se caracterizó por ser un régimen de retroceso en los ámbitos político y social, carente de elecciones libres para poderes federales y estatales, con gobernantes impuestos por el presidente, es decir, el pueblo mexicano no tenía derecho a opinar. Fue un régimen caracterizado por la explotación de los obreros con bajos salarios, largas jornadas laborales, no contaban con prestación alguna y en condiciones insalubres.
Estos precedentes de desigualdad marcaron el antecedente de la Revolución ya que se consideraba que Porfirio Díaz tenía sometido al pueblo mexicano bajo su dictadura conocida como el Porfiriato.
El descontento de los pobladores derivó en una guerra civil, conocida como Revolución mexicana, en la que participaron diferentes grupos que tenían como bandera la defensa de los derechos políticos y sociales uniéndose por ese objetivo, dejando a su paso más de un millón de muertos.
Fue precisamente un domingo 20 de noviembre de 1910, a partir de las seis de la tarde, que se iniciaba un levantamiento armado convocado y encabezado por Francisco I. Madero, teniendo como objetivo finalizar con el gobierno de Porfirio Díaz y establecer elecciones libres y democráticas, dejándolo plasmado en el Plan de San Luis. En este documento proclamado por Madero, se denunciaban los abusos del régimen porfirista y se ofrecía a los campesinos devolverles los terrenos que les habían despojado injustamente.
Otro de los personajes significativos del movimiento revolucionario fue Emiliano Zapata, quien al frente del Ejército Libertador del Sur, reclamaba a Madero el incumplimiento de la restitución de tierras a las comunidades indígenas y agrarias, desconociendo a Madero quien ya era presidente, y proclamando el Plan de Ayala promulgado el 28 de noviembre de 1911 en el que se reclamaba la inobservancia del Plan de San Luis (Ávila, 2016).
La Revolución continuaba y el 26 de marzo de 1913, Venustiano Carranza proclama el Plan de Guadalupe con la finalidad de restaurar el orden constitucional, convocando al pueblo a tomar las armas ya que Madero había muerto y el general Victoriano Huerta había tomado la presidencia lo que generó descontento.
En 1912, tras la renuncia de Huerta al poder y con la fuerza militar a su lado, Venustiano Carranza convoca a un Congreso Constituyente en la ciudad de Querétaro el cual trabajó dos meses dedicándose exclusivamente a elaborar una nueva Constitución Federal. En ella se pretendía introducir reformas y principios innovadores en materia agraria, soberanía nacional, derechos propietarios de grupos respecto a las tierras de su comunidad, el derecho de los trabajadores a organizarse e ir a la huelga y entre otros propósitos, naciendo de esta manera la Constitución de 1917, misma que nos rige hasta la actualidad.
Movimientos como la Revolución mexicana en contra de un gobierno dictatorial y opresor son un gran ejemplo de la lucha social en defensa de nuestros derechos y convicciones formando parte de la historia de un país rico en creencias y tradiciones con derecho a crecer y proteger sus intereses sociales.
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