Después de haber finalizado la Revolución industrial los países europeos, principalmente las grandes potencias, aprovecharon su estatus financiero y sus técnicas militares, para lanzarse hacia la conquista del mundo.

El imperialismo colonial es considerado un proceso histórico en el que estados europeos conquistaron nuevos territorios en el siglo XIX, entre los años de 1870 y 1914, convirtiéndose en un lapso de la historia en donde los países del centro de Europa avanzaban rápidamente teniendo un esquema diplomático basado en la competencia de mercados, marcando el inicio de un periodo de diferencias en el desarrollo del ámbito comercial que afectarían la estabilidad del sistema político y económico internacional.

La historia del mundo se ha caracterizado por consolidaciones y decadencias de imperios desde la época antigua y en los lugares más recónditos. La carrera de los países por tener el poder económico se convirtió en la piedra angular de la rivalidad territorial, resultando importante determinar si ese avance imperialista y la reactivación del colonialismo se funda en el nacionalismo económico o de la globalización y la falta de un imperio hegemónico.

Un factor fundamental fue el desarrollo en las comunicaciones y en los medios de transporte con los que cada estado, de acuerdo con sus características y habilidades para consolidar y acrecentar sus recursos financieros, adquirían un alto nivel para conquistar y colonizar nuevas tierras.

La vanidad política y la sed de gloria también constituyeron un agente importante en este periodo, ya que los gobernantes de los imperios deseaban obtener el reconocimiento de los otros al conocerse que habían colonizado nuevas tierras, pero surge una duda al respecto, si todos deseaban, buscaban y realizaban las acciones necesarias para lograrlo ¿qué fue entonces el límite imperial? ¿qué fue aquello que evitó la obtención de dichos logros? Para muchos historiadores estos logros no se alcanzaron debido a la falta de capacidad económica y militar, debilitando ciertos imperios que fueron conquistados por otros superiores.

La colonización se basó en la explotación económica y dominio político sobre los países colonizados, con el fin de evitar someterse ante potencias más poderosas y salvaguardar su posición dentro del sistema internacional, estableciéndose alianzas entre los países (Howard, 2018). La política colonial y la sobrepoblación reflejada en la escasez de empleo provocaron que las personas emigraran a otras tierras buscando mejores condiciones de vida, surge un sentimiento nacionalista defendiendo la superioridad de algunas naciones que tenían una visión eurocentrismo que creía al hombre blanco superior, considerando que poseía derechos supremos.

Antes de 1870 el territorio africano era muy poco conocido, pero a partir de ese año varios fueron los países que externaron su interés por poseer todo o parte de su extensión territorial; como lo fueron los ingleses, franceses, belgas, alemanes, portugueses, españoles e italianos. Para evitar los enfrentamientos, las potencias europeas se reunieron en la Conferencia de Berlín entre los años 1884 y 1885 organizada por el canciller alemán Otto von Bismarck y en ellas se decidió qué zona geopolítica ocuparía cada potencia en el reparto de África.

Los principales imperios del siglo XIX fueron: el británico, el francés, el holandés, el ruso, el estadounidense, el portugués, el español, el italiano, el belga y el japonés, ocupando territorios en continentes como África, Asia y Oceanía.

Varios autores se han dedicado al análisis de este periodo comprendido entre 1870 y 1914, llegando a la conclusión de que fue una etapa relevante de la historia en la que se originó un avance general del sistema internacional.

Algunos de estos autores son:

En esta línea histórica de 1870 y 1914, se desarrolló entre los grandes países colonizadores un sentido de guerra basado en un sistema político militarizado buscando como único fin la expansión de sus territorios y la grandeza de sus imperios, generando un desequilibro en sus gobiernos, ya que la interacción en el comercio internacional y la competencia económica los hizo avanzar y pisar más fuerte resultando en una declaración de guerra, traducido en una desconfianza entre los países reviviendo rivalidades.