Evaluar la forma y el contenido de un
texto implica contar con un nivel adecuado de comprensión lectora.
Si se trata de documentos que pertenecen al ámbito escolar podrás
reconocer su utilidad para el tema que te interesa en ese momento,
reflexionar si coincides con la postura del autor o valorar si
carece de información relevante. Puedes usar diferentes
organizadores para llegar a esta meta, de acuerdo con el contenido
del documento, o bien redactar un resumen en el que jerarquices las
ideas más destacadas.
Los textos clasificados en el ámbito escolar son los que utilizas en el trabajo académico cotidiano, es decir, los científicos y técnicos. A esta categoría pertenecen los reportes de investigación, artículos, monografías, biografías, diccionarios y libros de texto en general.
Para evaluar un texto en su forma y contenido, debes identificar previamente a qué clase pertenece, así como comprender e interpretar el tema principal. La evaluación sucede cuando reflexionas sobre la importancia de la lectura, su utilidad en tu quehacer profesional y al valorar si se cumplieron o no tus expectativas.
Construcción global del texto
Para identificar el tema central de un texto y sus ideas principales necesitas acceder a una visión global de la lectura; para esto, puedes valerte de organizadores gráficos y/o redactar resúmenes. Los primeros facilitan los procesos memorísticos; por tanto, te será más sencillo recordar los asuntos clave de un texto si los mencionas puntualmente en un cuadro sinóptico. Por su parte, los resúmenes concentran las ideas principales, así que te permitirán una evaluación global del contenido.
Organizadores gráficos
Existen diferentes tipos de organizadores gráficos: mapa conceptual, cuadro sinóptico, mapa mental, cuadro comparativo, línea de tiempo. Puedes recurrir al que te sea más útil de acuerdo con la información que estás procesando.
Si tu lectura se enfoca en hechos históricos, la línea de tiempo te permitirá identificar los momentos más relevantes, subrayar las relaciones de causa y efecto, así como tener un orden cronológico que te ayude a organizar mentalmente los sucesos. Observa el siguiente ejemplo con las Constituciones de México:
Figura 1. Ejemplo de línea de tiempo.
Los cuadros comparativos son muy recomendables para las lecturas que ofrecen datos comparables; en ellos, registras los elementos que contrastan entre sí y, de esta manera, reconocerás sus diferencias o similitudes. A continuación, te proporcionamos un ejemplo:
Figura 2. Ejemplo de tabla comparativa.
Fuente: UNAM. (s.f.). Federalismo y centralismo. Recuperado de
https://e1.portalacademico.cch.unam.mx/alumno/historiademexico1/unidad4/estadoNacionMexicano/federalismoCentralismo
Si lo que buscas es resaltar el tema principal y jerarquizar las ideas del texto, puedes diseñar un mapa conceptual o un cuadro sinóptico.
Figura 3. Ejemplo de cuadro sinóptico.
Resumen
Elaborar un resumen implica localizar las ideas principales de un documento, lo cual sucede en una etapa previa a la interpretación de la lectura. Comprender las ideas expuestas en un texto te proporciona una idea global de su contenido y, así, puedes valorar si cumplió o no con tus expectativas.
Lectura crítica
En esta etapa, el lector se convierte en un sujeto capaz de emitir un juicio de valor sobre los temas, opiniones e ideas expuestos en el documento. También puedes comparar los planteamientos sustentados en el texto con los puntos de vista de otras fuentes sobre el tema. Este nivel de lectura se considera el más deseable, ya que “la emisión de juicios personales sobre lo leído es el innegable indicador de que el lector ha llegado a un alto dominio de la comprensión,” (Berdeja, Pacheco y Espinoza, 2018). Según Vidal (2018), comprender un texto no implica estar de acuerdo con la postura del autor; de hecho, tal vez discrepes de su opinión, ya sea porque omite información o existen contradicciones en sus argumentos.
Asimismo, cuando realizas una lectura crítica, puedes reconocer si cumple con ciertos requisitos formales. Por ejemplo, si es una monografía debe presentar una portada, índice, introducción, desarrollo, conclusión, etc.; pero si se trata de una investigación científica debe contener una hipótesis, además de los elementos ya aludidos.
Si puedes evaluar el contenido y la forma de un texto cuentas con un nivel satisfactorio de comprensión lectora, ya que eres capaz de valorar sus alcances, emitir opiniones sobre lo leído y comparar la información con otras fuentes. La lectura es un proceso continuo que te permitirá llegar a la meta, es decir, a la etapa de evaluación.
Asegúrate de: