Analizar la neuroeconomía y el modelo clásico de toma de decisiones, emociones, neurociencia y economía conductual.
En este tema se busca comprender el concepto de neuroeconomía y el modelo clásico de toma de decisiones, aunado a las emociones, neurociencia y la economía del comportamiento dentro de toda toma de decisiones.
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La neuroeconomía como nuevo paradigma de la ciencia económica
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Para conocer más sobre La neuroeconomía como nuevo paradigma de la ciencia económica, revisa el siguiente video:
COTEC. (2019, 8 de abril). ¿Qué es la Economía del Comportamiento? [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=8YbQ0Z5F7Is
Para conocer más sobre La neuroeconomía como nuevo paradigma de la ciencia económica, te recomendamos leer:
Conthe, M. (2019). El juego del ultimátum. Recuperado de https://www.expansion.com/blogs/conthe/2019/07/10/la-cultura-de-la-coercion.html
Comprender la economía conductual a través de casos reales.
Uno de los elementos presentes en el análisis de las decisiones económicas es el “sentimiento del consumidor”. Indicadores como el Índice de Confianza del Consumidor, utilizan cualitativo para inferir la percepción sobre el desempeño percibido de la economía y su efecto sobre las decisiones de consumo.
Se analiza también cómo elementos de desinformación o de percepción errónea de la información generan cambios en la conducta de las personas, que a su vez pueden o provocar efectos negativos en su bienestar económico o incidir en el surgimiento de elementos negativos que no estaban presentes. Por ejemplo, las “corridas financieras”, son situaciones en las que, ante condiciones reales o percibidas, los ahorradores perciben que existe un riesgo potencial de quiebra de una entidad financiera y, al acudir masivamente a retirar sus recursos, provocan ellos mismos que se materialice la quiebra.
Han existido también momentos en los que, por rumores, desinformación o errores de percepción en relación con el comportamiento futuro del tipo de cambio, los agentes económicos compran masivamente posiciones en dólares y es esa conducta la que termina por hacer realidad la una depreciación cambiaria. Se han analizado en este contexto casos en los que los errores de percepción o información son resultado de campañas conspirativas, que afectan las decisiones de las personas.
La pandemia permitió, a nivel analítico, estudiar el efecto de las decisiones de las personas ante un entorno incierto y ante una muy grave y permanente desinformación; en algunos casos derivada del desconocimiento mientras que en otros fue producto de campañas de desinformación.
En el estudio “The effect of disinformation about COVID-19” de Balcaen et al, se analizaron los efectos de las campañas de desinformación generadas alrededor del virus y de la efectividad de las vacunas, midiendo el efecto de ello sobre la confianza de los consumidores.El estudio encontró que el efecto de campañas de desinformación en la percepción de confianza de los consumidores es mucho mayor de la que otros estudios habían encontrado; atravesando incluso hasta niveles de afectación de la confianza sobre el desempeño futuro de la economía.
Se encontró que existe una interdependencia importante durante la pandemia entre la percepción de la salud pública y el efecto general sobre el estado de la economía y, que las campañas de desinformación que generaron reacciones de desconfianza sobre los riesgos de salud tuvieron un efecto posterior profundo sobre el proceso económico.
De acuerdo con el estudio, cuando a las campañas de desinformación se les concede algún matiz que les da cierto nivel (ficticio) de respaldo científico o de aparente aceptación por parte de alguna autoridad reconocida, el efecto de desinformación es mayor.El artículo señala puntualmente los riesgos de convertir la información en un arma particularmente en regímenes autoritarios o populistas que posibilitan que la discusión pública se centre en la narrativa gubernamental, con un efecto profundo sobre el sentimiento de los consumidores.
En ese sentido, existe una implicación importante sobre la responsabilidad que hoy tienen medios, instituciones y personas, al difundir información (notoriamente incorrecta) porque implícitamente trasladan parte de su credibilidad a la información y ello provoca que, bajo ciertas condiciones, información claramente errónea o falta de lógica, tenga un mayor nivel de aceptación, generando un efecto sobre la confianza de corto plazo y sobre las decisiones económicas futuras.
"La censura ya no funciona al ocultarte información; la censura funciona al inundarte con inmensas cantidades de información errónea, de información irrelevante… hasta que simplemente no puedes concentrarte”.Yuval Noah Harari, historiador y escritor.
Fuente: Martínez, R. (2023). Efectos de desinformación intencionada en las decisiones y confianza económica. Recuperado de https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Efectos-de-desinformacion-intencionada-en-las-decisiones-y-confianza-economica-20230215-0110.html