El ser humano para poder desarrollarse plenamente requiere tener una idea clara de su propósito en la vida; es decir, una misión, visión de largo plazo, conocer sus habilidades, fortalezas y valores. Si se integran estos aspectos y otros más dentro de un documento se convertiría en el plan de vida que le permitiría tener una idea clara del rumbo que debe tomar.

En su libro, Salvador Alva (2009) reflexiona sobre la importancia lograr diferenciadores que nos permitan distinguirnos de otras personas, esos diferenciadores según lo que comenta, deben integrarse en todos los niveles de la pirámide de Maslow para que permitan el desarrollo pleno del individuo. Tener una vida plena debe ser el resultado de la planeación, programación, seguimiento, evaluación e innovación, no el resultado de las circunstancias aisladas.

En la pirámide podemos apreciar que los primeros cuatros niveles se integran por lo que se denomina necesidades de déficit, donde la suficiencia o carencia de los mismos generan una necesidad. En tanto que el quinto nivel, es decir la autorrealización, es el único que genera satisfacción personal y por ello es el fundamento de una vida plena del individuo.

Senge (1995) sostiene que “las personas que están convencidas de que una visión o resultado es importante, que ven claramente que deben cambiar su vida para alcanzar ese resultado, y que se comprometen con ese resultado a pesar de todo, sienten una compulsión. Han asimilado la visión, no sólo consciente sino inconscientemente, en un nivel donde modificarán aún más su conducta. Son pacientes -consigo mismas y con el mundo- y están alerta a lo que sucede en derredor.”

¿Por qué es importante desarrollar un plan de vida? Para responder este cuestionamiento retomamos las ideas de Alva (2009) quien afirma que un plan de vida “sirve para tomar decisiones, dar sentido y propósito a nuestra vida, establecer los valores que nos gobiernan, soñar y crear metas que nos permitan vivir con intensidad los momentos del día, corregir y enderezar el camino cuando nos estemos desviando de nuestro objetivo y, lo más importante lograr la autorrealización”.

Alva (2009) propone una herramienta para el desarrollo del plan de vida que consiste en una matriz de tiempo y que se ilustra en la siguiente figura, en ella se representan los cuadrantes relacionados con actividades importantes, no importantes, urgentes y no urgentes:

El diseño de un plan de vida es de vital importancia; Ketelhöhn (2009) menciona en su artículo: “si un número más elevado de empresarios tuvieran esta triple visión de liderazgo durante el diseño de su plan de vida, estaríamos más cerca de cristalizar una sociedad mucho más balanceada en el aspecto empresarial, familiar y en la comunidad. Elementos necesarios para alcanzar el anhelado desarrollo”.