El cambio es inevitable en las organizaciones debido a los desarrollos de la globalización de la economía, aspectos sociales y tecnología. Todo lo que sucede dentro de la organización también es susceptible a moverse, evolucionar, desarrollarse; es decir, a cambiar. Pero, ¿qué es el cambio organizacional? De acuerdo con Robbins y Coulter (2011) el cambio en las organizaciones es cualquier alteración que ocurre en el personal, la tecnología o la estructura.

Ninguna compañía está en un ambiente estable y si no se reinventan morirán, citando a Darwin, “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”. Para adaptarnos necesitamos saber qué es lo que provoca los cambios, es decir, las fuerzas que generan el cambio.

Las fuerzas que afectan a la organización son de dos tipos, externas e internas. Las fuerzas externas provienen de distintas fuentes: Una de ellas es el mercado, por ejemplo, al intensificarse la competencia de Google, Yahoo! tiene que adaptarse, innovar o morir. Otra fuente externa son la regulaciones gubernamentales; esto principalmente para las empresas globales que tienen que adaptarse a la legislación de cada país. La tecnología crea también la necesidad de cambiar, por ejemplo la tecnología de las líneas de ensamblaje que está cambiando al hombre por robots. Otra fuerza externa es la naturaleza y las fluctuaciones de la fuerza de trabajo, por ejemplo, en los hospitales en este momento hay una gran escasez de enfermeras, lo que hace que mejoren la forma de administrar a este recurso. La economía es una fuerza externa que es fundamental considerar, por ejemplo la recesión a nivel global obliga a mejorar la eficiencia la administración de los costos en las empresas

Según Bohlander y Snell (2008) los tipos de cambio son “el cambio reactivo, que es el cambio que ocurre después de que las fuerzas externas ya han afectado el desempeño y el cambio proactivo, iniciado para sacar ventaja de las oportunidades clave, principalmente en las industrias de cambio rápido”, como la electrónica, en las que las empresas seguidoras no tienen éxito. Un ejemplo del cambio proactivo es el que se llevó a cabo en Home Depot que aun siendo el líder de la industria de mejoras del hogar, llevó a cabo una transformación en todos los niveles de la empresa; a través del involucramiento de los empleados en la innovación y el servicio al cliente.

Además es importante considerar las tres categorías de cambio: el cambio de estructura que incluye cualquier modificación de las relaciones de autoridad, los mecanismos de coordinación, el empowerment, el rediseño de trabajos o variables estructurales similares; el cambio de la tecnología que contempla las modificaciones en la forma de desempeñar el trabajo o los métodos y el equipo que se utilizan; además del cambio personal o en las personas que se refiere a los cambios de actitudes, expectativas, percepciones y comportamiento de los empleados” (Robbins y Judge, 2009).

Para dimensionar la forma en que el liderazgo debe incidir en la innovación de las empresas es importante conocer las tendencias que los expertos visualizan. En estas tendencias intervienen cuestiones de economía, fuerza de trabajo, tecnología, organizaciones y la forma en que la organización deber responder a través de cambios planeados.

En la tendencia económica, Cummings y Worley (2007) sostuvieron que los eventos que han marcado la transición de una economía localizada a una global, son la caída del Muro de Berlín, el final del Apartheid, la fragmentación de la Unión Soviética y la apertura comercial de China; pues de acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (2012), el fenómeno de la globalización está transformando los modelos empresariales e incrementando la fragmentación internacional de la producción.  Las empresas reparten por todo el mundo sus actividades, desde las fases de diseño del producto y la fabricación de sus componentes hasta el ensamblaje y la comercialización, generando cadenas de producción mundiales.  Cada vez es mayor el número de productos que se fabrican en varios países y no en uno solo.

Por otro lado la fuerza de trabajo se ha diversificado; hay mayor educación y movilidad, por lo que las empresas deben estar preparadas para establecer políticas y estilos de operación que contemplen estas diferencias culturales, étnicas, de género y de edad. Recordemos el ejemplo de la empresa Vonage que permite que todas sus operaciones se paralicen para el rezo del Salat de sus empleados musulmanes.

En muchísimos aspectos, la tecnología de la información estará presente y de forma importante en todos los ámbitos de la vida. Por ejemplo “en 1998 había unos 150.9 millones de usuarios de Internet a nivel mundial, que aumentaron a 605.6 millones en 2002” (Cummings y Worley, 2007) y según Pingdom, desarrollador de páginas web a nivel mundial, en el 2012 hubo 2,400 millones de usuarios en todo el mundo; 1000 millones de usuarios en Facebook (registrados en octubre de ese año); 200 millones de usuarios activos mensualmente en Twitter y 1,100 millones fue el número de usuarios de smartphones a nivel mundial y los números siguen. 

Por otro lado, el comercio electrónico ha traspasado todas las fronteras culturales y geográficas; ha superado todas las expectativas de crecimiento, por ejemplo, como menciona Revilla, J. M. (2013): “Las ventas efectuadas a través de comercio electrónico en todo el mundo llegaron al billón de dólares por primera vez en 2012, impulsadas por el crecimiento en América del Norte y la región de Asia-Pacífico, según un informe de eMarketer. En América del Norte las ventas aumentaron un 13.9% en un año, hasta los 365,000 millones de dólares. En Asia-Pacífico las ventas se incrementaron un 33%, hasta los 332,000 millones”. 

Algunas compañías que están recibiendo mucha atención son Amazon.com con una ganancia en el tercer trimestre del 2013, de más de 17,000 millones de dólares; otra empresa es Dell Computer en la que el consumidor participa activamente en el diseño de su computadora y Dell la ensambla de acuerdo a sus necesidades y especificaciones para además enviarla a la puerta de su casa.

Las tendencias a nivel organizacional implican a empresas más flexibles; abiertas al mejoramiento continuo; y enfocadas al conocimiento y a las redes o alianzas, que son estructuras que se basan en estrategias de colaboración y permiten asociarse a varias empresas para diseñar, producir y distribuir bienes y servicios, aprovechando las oportunidades de la globalización. Por ejemplo, las empresas farmacéuticas tienen alianzas estratégicas para distribuir medicamentos que no compiten con otros; ahorrando en el costo de venta.

Otro ejemplo es del de Toyota Motor Corporation que es una de las mejores empresas automotrices del mundo. Es eficiente y flexible, pero… “no es una empresa, es un Keiretsu, un grupo de unas 200 compañías unidas que le suministra todo, desde tableros de instrumentos hasta faros delanteros. La red está integrada por un sistema de producción Toyota, conjunto de administración de la calidad total, sistemas de inventario justo a tiempo… los miembros intercambian frecuentemente personal, comparten propiedad intelectual y se ayudan unos a otros invirtiendo su tiempo y recursos, todo ello sin que medien contratos formales ni se lleve registro minucioso” (Cummings y Worley, 2007, pág. 473); ¿qué más flexible se puede ser?