El liderazgo es una parte integral del desempeño innovador de las organizaciones, como lo menciona Denti (2012), debido a dos razones: La primera es que los líderes animan a la motivación intrínseca, facilitan la resolución de problemas, fomentan un clima positivo de equipo y establecen y mantienen relaciones de trabajo de alta calidad con los miembros del equipo… y la segunda es que la innovación es un proceso que va de arriba hacia abajo en la organización “el líder orquesta el proceso dual  de la prestación de apoyo a los equipos y las personas que dirigen sus esfuerzos creativos en innovaciones y de la gestión de los objetivos y actividades de la organización destinados a la innovación.

En el estudio llevado a cabo por Barsh (2008), más del 70 por ciento de los ejecutivos declararon que la innovación era uno de sus tres más grandes objetivos para el crecimiento de sus compañías en los siguientes 5 años. Otros ejecutivos ven la innovación como la forma más rápida de adaptarse a los acelerados cambios de la realidad globalizada.  Los líderes estratégicos están buscando nuevas formas de hacer negocios, mejorar procesos de distribución, cadenas de valor, modelos de negocio y de administración. Sin embargo, como se menciona en su estudio, el 65% de los CEOs entrevistados están decepcionados de su habilidad para estimular la innovación, señalando que no es un asunto fácil.

Un punto que se ha tocado en este tema es la definición del tipo de innovación que da lugar al crecimiento y está de acuerdo con los objetivos estratégicos de la organización e implica el enfoque en lo que se desea lograr como organización; no se trata de innovar por innovar, sino que hay  un visión que guía los esfuerzos y que es el fundamento y base de todos los desarrollos que se llevan a cabo por las personas que constituyen la empresa. Liderar la innovación es una oportunidad para crear y debe hacerse desde un enfoque, una de las claves de Steve Jobs que estudiaremos en el próximo tema.