Lo que eres hoy es el resultado de tus decisiones del ayer. Esto significa que el ayer es determinante de tu presente pero no de tu futuro. Tú decides cómo quieres ser, a dónde quieres llegar y cómo quieres hacerlo. El hoy ya lo estás viviendo pero el futuro es algo que irás construyendo. Pero para eso es importante que confíes en tus propias decisiones.

Para fomentar tu confianza interior es importante que primero definas lo que para ti es confianza y que después diagnostiques tu problema de confianza actual.

Una vez que has diagnosticado tus miedos fomenta tu confianza interior. Para ello, es importante que identifiques lo siguiente:

1. ¿Cuál es mi núcleo de confianza? Recuerda que tus conductas emanan de tus pensamientos. Utiliza la técnica de la frase-llave para orientar tus pensamientos hacia lo positivo. Ahí está tu núcleo de confianza interior.
2. ¿Por qué debo ser perseverante? La perseverancia te impulsa a seguir adelante, a avanzar. No olvides que en la vida ocurren cosas buenas pero también cosas malas, lo importante es cómo las asimiles y la decisión que tomes con respecto a ellas.
3. ¿Qué hago con mi self verdadero? Debes desarrollarlo. Aceptarte a ti mismo, valorarte y saberte capaz, son elementos que te ayudarán a potencializar tu personalidad.
4. ¿En qué baso mi confianza? Tu confianza debe basarse en lo que sabes que puedes conseguir y si sabes que no eres capaz de lograr algo, desarrolla las capacidades necesarias para poder hacerlo.

Es importante que identifiques el tipo específico al que pertenece tu falta de confianza para que puedas trabajarlo de forma adecuada. Recuerda que todo tiene solución pero tú eres el que decide cómo solucionarlo.

Por ejemplo, puedes usar la frase-llave, algún recuerdo positivo o inclusive alguna técnica de relajación. La intención es que te ayude a recordar que tú tienes el control sobre tu persona.

Existen técnicas de relajación corporal que han resultado ser efectivas para disminuir los efectos fisiológicos del miedo, nerviosismo y ansiedad. Te recomiendo revisar estas técnicas, ponerlas en práctica y analizar los efectos que tienen en tu persona. Verás cómo poco a poco te ayudan a controlarte en situaciones de estrés o ansiedad.

La relajación de Corroto

Objetivo: lograr una relajación mental y corporal.

Procedimiento: Acuéstate en algún lugar cómodo. Suelta los músculos de tu cuerpo empezando de abajo hacia arriba. Centra tu atención inicialmente en tus pies. Ténsalos y relájalos. Observa la diferencia y tómate tu tiempo. Haz lo mismo con las piernas. Ténsalas y relájalas. Realiza el mismo proceso con tu abdomen, tu espalda, tus brazos, cuello, rostro y finalmente, con tu cabeza. Localiza las diferencias. Tensa tus músculos y luego relájalos. Deja que una sensación de ligereza invada tu cuerpo. Toma aire despacio desde la parte baja del abdomen hasta los hombros. Siente cómo te inflas, como si fueras un globo. Saca el aire despacio, vacía totalmente tus pulmones de abajo hacia arriba, desde la parte baja del abdomen hasta los hombros. Repite el procedimiento tres veces e incorpórate poco a poco. Toma conciencia de las sensaciones experimentadas. Repite este proceso durante tres veces por la mañana y por la noche. Úsalo cuando atravieses momentos de alto estrés o preocupación.

Al realizar este ejercicio, fisiológicamente eliminas toxinas acumuladas en tu organismo y el aire de los pulmones se renueva. El sueño nocturno será más reparador, iniciarás el día de forma más activa y positiva, y tomarás conciencia de elección y decisión.
Tomado de: Corroto, M. (2013). Cuaderno para trabajar tu timidez. Argentina: Ediciones Obelisco. Sólo para fines educativos.

La relajación de Benson

Objetivo: lograr una relajación mental y corporal.

Procedimiento: Elige un sonido (música clásica), una palabra (“calma”, “tranquilidad”) o una frase (“estoy relajado”). Siéntate cómodamente, cierra los ojos, relaja los músculos, adopta una actitud pasiva y respira lenta y profundamente. Con cada exhalación de aire repite mentalmente el sonido, la palabra o la frase que seleccionaste, durante 10 minutos. Practícalo un par de veces al día. Si acuden a tu mente pensamientos que te distraen o te ponen nervioso, elimínalos y continúa concentrado y respirando profundamente.

Tomado de: Bosqued, M. (2011). ¡Sé feliz!, ejercicios psicológicos para alcanzar la plenitud y el bienestar emocional. España: Editorial Paidós. Sólo para fines educativos.

Cuando lleves un tiempo practicando este ejercicio verás que por asociación el pensamiento de la palabra, sonido o frase relajante inducirá la respuesta de relajación ante cualquier circunstancia de tu vida. Esto te va a permitir utilizarlo en una amplia variedad de situaciones.

Identifica las cosas o actividades que funcionan como motivadores para ti y, ¡úsalas! Por ejemplo, sal a divertirte, vete de compras, dibuja.

Recuerda que de los errores se aprende. Si cometes fallos, lo mejor que puedes hacer es analizar la razón del fallo y cómo evitarlo a futuro. No olvides que quejarte y compadecerte de ti mismo no te llevará a ser mejor persona.

Cambia el sentido de tus pensamientos y en lugar de decir “tengo que hacer esto”, repite “elijo hacer esto”. Esta técnica te ayudará a programarte mentalmente y ser consciente de que tú decides decidir.

Aprende a motivarte ante las dificultades. Los reforzadores sociales como los elogios son valiosos e inclusive necesarios para nuestro bienestar; sin embargo, no podemos depender totalmente de ellos porque significaría también depender por completo de los demás.

Recuerda que tus controles de confianza tienen un rol de protección contra aquellas situaciones amenazantes que incrementan tus temores.
¡Úsalos a conciencia y a tu favor!