Una de las claves para alcanzar las metas que te propusiste es la disciplina. Puedes tener muchas cualidades para alcanzarlas, pero si no tienes disciplina, te faltará una virtud fundamental. Una poderosa manera de disciplinarnos es desafiar todas las excusas, descubrir qué método estamos usando para ocultar nuestras fallas, nuestros errores y abandonar ese hábito. Por ejemplo: las mujeres suelen poner como excusas: “mi marido no me deja”, “tengo que ocuparme de mis hijos”. Una excusa muy común en los hombres es “no puedo descuidar el trabajo”.

Recordemos que nuestro mundo lo construimos de acuerdo con nuestras palabras. Si decimos “no sé”, “no puedo por tal o cual cosa”, “cuando llego ya es tarde”… vamos a postergar la oportunidad de construir nuestro mundo.

Únete a los que te aportan sueños, valor y pasión, júntate con gente creativa que estimule tu creatividad. Trata a los otros con respeto y serás respetado. Busca personas íntegras, sinceras, con quienes puedas establecer relaciones de mutua confianza, construye puentes que te conecten con ellas. Encuentra puntos en común: lo semejante atrae lo semejante, festeja cuando al otro le va bien, celebra los ascensos de tus pares en el trabajo, las materias aprobadas de tus compañeros de estudio y los éxitos económicos de tus amigos.

Cada persona es responsable de liderar su vida, su sueño, su proyecto en el ámbito laboral pero en el mundo emocional, en la vida privada, la mayoría de las veces nos quejamos de que los problemas que encontramos para relacionarnos están afuera, en el mundo, en el otro.  En vez de buscar culpas en los demás, tenemos que mirarnos hacia adentro, investigar qué hay en nuestro interior. Para crear buenas relaciones interpersonales es necesario tener una mentalidad optimista, una satisfacción con lo que somos y hacemos. Cuando has emprendido un cambio, puede ocurrir que hagas nuevas amistades, también es probable que antiguas relaciones se retiren o las retires, pero si sabes conectar con los otros, llevarte bien con la gente, puedes alcanzar y mantener el cambio que has emprendido y lograr tus metas.

Las personas que triunfan comprenden el poder que tienen las relaciones. Por eso desarrollan constantemente nuevos vínculos. Saben que a medida que conocen más gente, mayores son sus posibilidades de establecer relaciones fructíferas que les ayuden a acercarse a sus logros. Esas relaciones son conexiones de oro, las que te favorecen el logro de objetivos y te permiten evolucionar. Cuando expresamos un elogio o pronunciamos una palabra de aliento, establecemos una conexión empática con el otro, que lo hace más receptivo. Esto significa comunicarte positivamente, pero se trata de elogiar con inteligencia: descubrir una actitud, una cualidad buena en el otro y decírselo. Las personas están acostumbradas a que siempre les señalen los defectos. Por eso, destacar las virtudes, las capacidades, genera empatía. Y en el proceso de cambio, es esencial relacionarte con la mente abierta y con el compromiso de continuar creciendo. No obstante, hay que ser cuidadosos al comunicarnos pues a veces cometemos errores que pueden obstaculizar el cambio. Por ejemplo: en algunos momentos, quieres dar consejos u opiniones a alguna persona pero si percibes que no está en su mejor día, es preferible preguntar: ¿quieres contarme lo que te pasa? Para saber qué le pasa, es importante escuchar a la persona y evitar contarle que a nosotros nos pasa algo mucho peor. Estemos atentos a lo que el otro quiere y  necesita decir sin emitir juicios, validando su comunicación.

Cuando hemos manifestado el cambio, las personas a nuestro alrededor lo observan y pueden sentirse tentadas a poner a prueba nuestra convicción de cambiar y transformarnos. Ya sea un cambio ante una adversidad o ante un logro, es oportuno estar atentos a las solicitudes del entorno familiar o laboral.  Ante la adversidad, escucharás frases como: “sé fuerte y acepta esta pérdida” o “no te preocupes, tómate tu tiempo para seguir adelante”, “permíteme hacerme cargo de esto”. Ante eso, puedes decidir dejar todo en manos de alguien más, haciendo a un lado la posibilidad de enfrentar en forma individual, pero con apoyo de los allegados, la adversidad. Date cuenta que no se trata de enfrentar a solas, sino de manera individual y utilizar los otros elementos que ya hemos mencionado en temas anteriores. Pero en el proceso de transformación, una forma de afrontar es tomar las riendas de la situación y con delicadeza agradecer el apoyo de otros.

Es importante que tus metas las tengas claras, más que aclararles a los demás, sobretodo si no tienes su apoyo. Las críticas como “no tienes suficiente fuerza de voluntad para hacer algo”, la preocupación como: “no te vayas a enfermar con esta dieta”, el perfeccionismo: “ojalá y logres al menos la mitad de lo planeado”, la victimización “cómo me haces esto, porqué no me invitaste a ir al gimnasio contigo?”, la queja “¿a qué horas vas a ver a los niños si vas a estudiar?, la pasividad, la desconfianza, la competencia, la duda y la comparación, son eventos negativos que desvían tu energía, atención y entusiasmo del camino que te has establecido. Además hay que reconocer que en el proceso de cambio, a veces, el éxito nos impide ver con claridad la responsabilidad del mismo, por ello es que necesitamos entrar en una dinámica de dar y de pedir para recibir.

Dinámica de dar y de pedir para recibir, (2014). Elaboración propia.

Tenemos que reconocer que tenemos un lado de poder o de omnipotencia pero también tenemos un lado de temor, por ello es importante mantener el equilibrio y reconocer el “yo puedo pedir y yo puedo dar”. Quien siempre da es un omnipotente y quien siempre pide es un eterno niño temeroso, dependiente, que necesita que lo cuiden. Si aprendemos que la vida es dar y es pedir y aprendemos a explicitarlo, nuestra vida va a funcionar mejor.Practica  el pedir y dar de manera sana, reconoce que hay personas que cuando les pides algo, te dan algo que nada tiene que ver con lo que les solicitaste, que son controladoras, manipuladoras y con la entrega te dan este mensaje: “te doy lo que yo quiero y no lo que me pediste”, “te doy lo que quiero porque acá mando yo”.

Hay dos maneras de vivir el proceso de transformación, descuidadamente o inteligentemente. En este momento ya has aplicado algunas estrategias que te han permitido cambiar y aunque has alcanzado algunos logros, es relevante que lo valoremos en su justa dimensión; el cambio no llegó solo, fue nuestra decisión construir distintas formas de pensar y comportarnos. Podemos estar seguros de que el cambio es permanente, tenemos que tomar el control y hacer las acciones concretas necesarias para acercarnos cada vez más a nuestras metas. Seguir en movimiento de acuerdo con lo planeado es el siguiente paso.